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Ante la victoria el martes del enemigo número uno de México en la carrera presidencial estadounidense, el Banco de México (Banxico) anunció en su cuenta de Twitter que sostendría una conferencia de prensa conjunta con la Secretaría de Hacienda en Palacio Nacional a las 7:00 hrs. del miércoles.

 

El error de Hacienda y Banxico

 

 

Se trató de una reacción a un acontecimiento de extrema relevancia, al estilo de lo que habían hecho también de manera conjunta tras el sorpresivo resultado en el referéndum por el Brexit de junio pasado.


En aquella ocasión, el entonces secretario Luis Videgaray, dio a conocer un segundo recorte al gasto público de 2016 por un monto total de 31 mil 715 millones de pesos, descartando cualquier posible impacto en las cuentas de México con el exterior dado el bajo nivel de intercambio comercial que tenemos con el Reino Unido. 


Esta vez, el nuevo secretario José Antonio Meade, no reveló ninguna medida específica a pesar de la importancia comercial y hasta dependencia económica de México con respecto a Estados Unidos. No dijo gran cosa más allá de que se mantendrían vigilantes del entorno del mercado para analizar ajustes a la política fiscal, monetaria y comercial, y de resaltar las supuestas fortalezas económicas del país.


Por su parte Agustín Carstens, gobernador de Banxico, insinuó que la esperada subida de la tasa de interés objetivo del banco central llegaría hasta la próxima semana conforme al calendario preestablecido.


Días antes, Hacienda y Banxico exhibieron diferencias respecto a si preparaban o no un plan de contingencia ante una posible victoria de Donald Trump. Carstens sostuvo que sí lo había, pero luego Meade lo desmintió.


Visto lo que expusieron en la conferencia de prensa, la postura de Meade fue la que se impuso y eso es muy decepcionante. El resultado fue que el peso se debilitó de inmediato ante la falta de acciones, y así perdió parte de lo ganado durante el rebote que tuvo en la madrugada.


La respuesta de nuestras autoridades financieras y monetarias decepciona, porque Estados Unidos no es el Reino Unido, y si un país como el europeo que representa sólo el 0.7% del comercio que hace México con el mundo valió un recorte al gasto público, el resultado electoral del 8 de noviembre sí ameritaba cuando menos también una revisión a la baja del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2017 que discuten los diputados.


Quedó claro que el gobierno no está dispuesto a recortar más. Mala señal.


Asimismo, los analistas proyectaban un alza de la tasa objetivo de Banxico de al menos 100 puntos base en caso de que ganara Trump. La Junta de Gobierno de ese instituto central  bien pudo dar un primer paso en ese sentido, y no enviar el mensaje equivocado de espera hasta la próxima semana


Es equivocado porque da un sentido de no urgencia ante un acontecimiento potencialmente desastroso para la economía nacional. Entiendo que habrán querido transmitir serenidad y seguridad en vez de miedo, pero se les pasó la mano.


La política del “no pasa nada”, para los inversores más avezados e informados, significa todo lo contrario y actuarán en consecuencia. No por nada el tipo de cambio interbancario se aproxima al cierre de este artículo a nuevos máximos históricos por encima de los 20.50 pesos por dólar. Esa tendencia continuará.


Eso sí, tenemos que reconocer que en la Comisión de Cambios –que encabezan Carstens y Meade-, parecen haber aprendido la lección de no meter “mano negra” al mercado de divisas para abaratar al dólar. Ya es algo.


En fin. La mayoría se ha equivocado desestimando cada paso que ha dado Donald Trump rumbo al poder, que ya consiguió. Esta vez debe ser diferente. Hay que tomar sus promesas de campaña en sentido literal, y las autoridades, actuar de manera decidida en anticipación a la tormenta que vendrá sobre México.


Este nuevo error de noviembre debe ser corregido de inmediato. Banxico y Hacienda no pueden decepcionar otra vez.

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