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Ayer el Banco de México (Banxico) sorprendió al anunciar un alza en su tasa de interés objetivo en 50 puntos base (pb) a 5.75. Un día antes, la Reserva Federal (Fed) estadounidense elevó sus tipos en sólo 25 pb, y dada la conocida cautela con la que suelen decidir Carstens y el resto de miembros de la Junta de Gobierno, se esperaba una respuesta en la misma proporción.

 

Banxico noquea (temporalmente) al dólar

 

 

En este espacio criticamos la tibieza con la que en Banxico reaccionaron ante la mayor amenaza externa de las últimas décadas para la economía nacional –el triunfo de Donald Trump-, al elevar también en sólo 50 pb la tasa objetivo en noviembre. Aquí recomendamos 100 pb que ya se han alcanzado con la subida de este jueves.

Se trata pues de una medida correcta en un momento de gran incertidumbre global que –contrario a lo que algunos de manera errónea piensan-, no tiene el propósito de abaratar al dólar.

Sí, es cierto que ese es el efecto inmediato que se consigue, pues el precio del billete verde en el mercado interbancario cayó tras el anuncio de política monetaria hasta 20.32 pesos, desde el los 20.69 pesos que alcanzó en la madrugada.

Sin embargo, conforme a su objetivo prioritario, Banxico no tiene por qué perseguir ningún nivel específico del tipo de cambio, como sí combatir las crecientes presiones inflacionarias.

Quienes critican la subida de tipos a partir de que la inflación sigue siendo baja (3.3 por ciento anual en noviembre), cometen el error de ver hacia atrás y no hacia lo que viene: mayores riesgos por un dólar que seguirá fuerte, la liberalización que disparará los precios de la gasolina, débiles finanzas públicas por un persistente déficit fiscal y las medidas que Trump tomará –no lo dude- contra empresas estadounidenses que produzcan en México en el marco del TLCAN.

Carstens ya ha presentado su renuncia que será vigente a partir de julio de 2017, así que ya no tiene que ser tan templado en su discurso ni políticamente correcto.

Por eso qué bueno que en su comunicado, Banxico insista en la necesidad de perseverar en los esfuerzos de consolidación fiscal, o sea, en que el gobierno le baje al gasto.

A diferencia de la optimista postura oficial del gobierno federal ante el ‘factor Trump’, Banxico insiste en que sí es clave para considerar que “el balance de riesgos para el crecimiento siguió deteriorándose” en la economía mexicana. Estamos de acuerdo.

La decisión de Banxico llega además en un momento en que la Fed se encuentra en ‘modo pánico’ ante la inminente llegada del republicano a la Casa Blanca. El lunes le cuento más aquí al respecto, pero le adelanto que Janet Yellen tiene los días contados al frente de la Fed (su periodo termina en enero 2018), pues es un hecho que Trump no la volverá a postular. Le aplicará su muy conocido “you are fired!” (estás despedida).

Lo relevante para Banxico es que la muy política Fed ya no volverá a ser la misma, y si cumple las nuevas expectativas de que subirá en tres ocasiones los tipos de interés en 2017, aquí le tendrán que seguir el paso.

Así las cosas, el peso le ha ganado un ‘round’ al dólar con la ayuda de Banxico, pero no se confíe.

En vez de eso, aproveche las bajas para salir del peso, pues mientras no se acompañe la acción del banco central con equilibrio fiscal real, seguridad y un Estado de derecho en plena vigencia, la fortaleza del peso seguirá siendo efímera, pura ilusión.

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