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Polo norte

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Siempre es y será mucho mejor perderse de algo que llegar mal preparado y tarde a ese algo. Lo anterior es aplicable a la inversión en Bolsa, es preferible mantenerse fuera de una tendencia que abrir posiciones largas en la fase de distribución de esa tendencia. Para mal, muchos inversionistas hoy están pagando las consecuencias por haber llegado mal preparados y tarde al mercado; sin embargo, lo verdaderamente importante no es cuál será el siguiente paso que dará la Bolsa, sino cuál será nuestra respuesta. Entendamos pues, cómo sobrellevar este mercado bajista.


Se dice que un activo ha caído en bear market cuando registra una corrección que supera el 20% desde su último máximo.  

Al revisar el comportamiento reciente de los índices S&P 500, DJIA y Nasdaq Composite, podemos confirmar, en términos generales, que el mercado americano se encuentra ya en bear market, siendo el sector de tecnología de la información su principal catalizador, con una caída cercana al 30% (Gráfica 1).


Lo anterior hace mucho sentido, pues precisamente las acciones tecnológicas fueron las que registraron el mejor desempeño en el periodo pandémico (63.53%). No obstante, las acciones de la economía real, representadas por el DJIA, que destacaron por tener el desempeño más bajo (24.53%), al 12 de mayo han perdido en conjunto poco más de la mitad de su avance registrado en casi dos años y, de continuar desenvolviéndose el actual mercado bajista, se apunta para ser el primero en retornar a sus niveles prepandemia (Tabla 1).

Analicemos el trasfondo. Primero, le propongo hablar de la época pandémica. Ante la imposición de confinamientos para evitar la propagación del COVID-19, gran parte de las actividades económicas se migraron desde un esquema presencial o semipresencial a un esquema 100% online, lo que dio el resurgimiento del home office y el homeschooling, conllevando a que los servicios ofrecidos por los sectores de tecnología de la información y de telecomunicaciones vieran un crecimiento boyante, el cual es preciso mencionar que, de no haberse desencadenado la pandemia, no hubiese sucedido tan prontamente. En ese mismo lapso, la banca central internacional se vio forzada a poner en marcha una política monetaria laxa, medida que en diversas naciones se complementó con fuertes inyecciones de liquidez hacia los agentes económicos, con el propósito de amortiguar los efectos de la desaceleración económica. Por tanto, un escenario de tasas bajas y dinero «gratis» significó un muy buen momento para invertir en instrumentos de renta variable.

Ahora, prosigamos con la época post pandémica. Desde la última mitad de 2021, el mundo emprendió (casi de forma homologada) el proceso de reapertura económica, fenómeno al que la mayoría de la gente acuña como «regreso a la normalidad», el cual ha traído consigo un reordenamiento de las actividades económicas, principalmente, a través de un modelo híbrido. En cuanto al entorno macroeconómico se refiere, pasamos de un relajamiento monetario sin precedente a una de las políticas monetarias más agresivas que se hayan registrado, cuya misión principal es lograr un aterrizaje suave. Teniendo un escenario con tasas altas, inflación y un alto riesgo de recesión, la Bolsa deja de ser atractiva para los inversionistas.


De acuerdo con la última encuesta mensual de Bloomberg a economistas, la probabilidad del surgimiento de una recesión en el territorio americano es del 30%, la más alta desde 2020 (Gráfica 2).

¿A qué se debe tanto pesimismo?


Anteriormente mencioné que en este momento los bancos centrales buscan controlar la inflación sin causar una recesión (aterrizaje suave). Lo cierto es que la historia inflacionaria de la Unión Americana nos muestra que, si bien sus picos inflacionarios no han ocasionado recesiones, cada pico inflacionario se ha contenido por una recesión, a la vez que cuando la inflación superaba el 5% anual, la economía entraba en un periodo recesivo inmediatamente (Gráfica 3).


Dicho esto, una de las principales causales de un bear market, en efecto, son las recesiones, pero no es una constante (hoy sigue siendo un claro ejemplo).

En ese sentido, cuando comparamos los desarrollos de los mercados bajistas recesivos contra los mercados bajistas no recesivos, estos últimos tienden a ser de menor magnitud y más cortos (Tabla 2).

Remontándome a las primeras líneas de este artículo, con toda esta información podríamos indagar y emitir un juicio acerca de qué tipo de bear market nos encontramos; no obstante, podría ser mejor sobrellevarlo con cautela y comenzar a planear nuestra siguiente ejecución. No olvidemos que, si algo caracteriza a cualquier tipo de mercado bajista, es que parece que no tienen soporte, pero, en la mayoría de las ocasiones, representan una oportunidad inigualable.

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