Esta estrategia bursátil está indicada para los inversores más conservadores y cuyos objetivos van destinados al largo plazo, disponiendo de una remuneración todos los años e independientemente de la evolución de las acciones en los mercados bursátiles.
✎Si quieres seguir aprendiendo, descarga este manual
¿Inversión en renta fija dentro de la variable? Aunque sea un contrasentido es una de las variantes que nos ofrece la bolsa a través de los valores que reparten dividendos todos los años. Normalmente, generan una rentabilidad que oscila entre el 2% y 10%, en función de las compañías encargadas de repartirlo. Las previsiones apuntan a que el selectivo español sea uno de los índices que más se revaloricen durante el presente ejercicio, contando también con otro interesante aliciente, que no es otro que la generosidad con los accionistas a través de sus dividendos. En este sentido, las estimaciones apuntan a que las cotizadas repartirán casi 30.000 millones de euros por este concepto con cargo a 2014.
¿Pero cuáles serán las acciones más rentables? Banco Santander, Enagás, Telefónica, BME, Iberdrola, Red Eléctrica, Repsol y ACS serán las empresas que repartan un mayor dividendo a sus accionistas este año, con una rentabilidad media del 6%. Y que incluso aportan una variante que están adoptando algunas de estas compañías a través de la fórmula denominada “scrip dividend” (o dividendo flexible), que permite el cobro del dividendo en efectivo o en acciones, según las preferencias de los accionistas.
Pero, ¿cuándo es más aconsejable acudir a una u otra opción? El cobro en efectivo, por un lado, permite al ahorrador disfrutar de esta remuneración más rápidamente en su cuenta corriente, ya que la recibirá antes, vendiendo sus derechos; aunque por el contrario no podrá rentabilizarla a través de las nuevas acciones si la tendencia de la bolsa es alcista. Su reinversión, en cambio, provocará que se pueda ampliar su posición con más títulos, pero con el peligro latente que un movimiento bajista en las cotizadas disminuya el valor real del dividendo. Si no optas por las acciones, estarás diluyendo tu partipación en la empresa.
¿Merece la pena?
Las acciones con dividendos están especialmente indicadas para los inversores de corte más defensivo, que miran más al largo plazo, y que de esta manera pueden disponer todos los años de unas aportaciones económicas de forma regular e independientemente de la evolución de las acciones en los mercados bursátiles. Es más, en los casos en que éstos se encuentren en minusvalías y no deseen vender sus acciones siempre les reportará unos beneficios económicos que puedan minimizar las posibles pérdidas de su cartera de valores.
Por el contrario, acudir a este pago puede que no sea la mejor de la opciones en los casos en que sus titulares quieran hacer operaciones rápidas, ya que buscarán realizar plusvalías en pocos días y esta estrategia bursátil no es la mejor manera para conseguirlo ya que puede pasar muchos días, incluso semanas, hasta que recuperen su precio de cotización. Por otro lado hay una práctica bastante usual entre los bolsistas que consiste en tomar posiciones (comprar) semanas antes del reparto del dividendo, y aprovechar las posibles subidas que puedan generar las acciones para venderlas los días previos a su pago.
Por otra parte, un grave error al que se enfrentan los pequeños inversores al acudir a esta clase de valores por el mero hecho que repartan dividendos, sin analizarlos debidamente, es que puedan desarrollar una tendencia bajista que perjudique a sus intereses. Y, como consecuencia de ello, no se fijen en otras compañías – que sin repartir dividendos – muestren un impecable aspecto técnico que invite a sus compras.
El tratamiento fiscal es otra de los puntos fuertes para decantarse por este modelo remunerativo, ya que si el rendimiento es inferior a 1.500 euros se reflejará en que quedarán exentos en la próxima declaración de la renta, constituyéndose como un aliciente más para que los minoristas se decanten por su contratación.
Ventajas e inconvenientes
Los aportaciones de comprar acciones que repartan dividendos en los mercados bursátiles es un plato muy apetecible para muchos de los inversores que confían sus ahorros a la renta variable y, si bien sus ventajas ya han sido expuestas, no conviene tampoco desestimar los perjuicios que originan entre quienes seleccionan esta estrategia de inversión.
Primero habrá que apuntar que ventajas se adquieren en su contratación, y que básicamente serían las siguientes
- Pueden compensarse sus pérdidas a través de un pago regular todos los años, y que incluso les lleva a los ahorradores a ganar dinero empleando el pago por dividendo, aun perdiendo valor en la cotización.
- Con la seguridad que las compañías que reparten dividendos son empresas de cierta solvencia, casi todas ellas cotizadas en el “Ibex-35”, y que raramente generan desplomes importantes en sus precios.
- Es una forma de constituir una renta fija dentro de la variable, que aporte algo más de seguridad a los ahorros invertidos, y de paso aprovecharse de las posibles subidas de los mercados bursátiles.
Por el contrario, será necesario tener presente que la contratación de estos valores conlleva una serie de riesgos que no conviene minimizar bajo ninguna circunstancia, y que partirían de estos supuestos:
- Limitan notablemente el campo de operaciones en la renta variable, alejándonos probablemente de otras acciones que pueden presentar un importante potencial de revalorización en los próximos meses, pero sin repartir dividendos.
- Se descuenta de la cotización, y aunque lo normal es que recuperen sus precios a las pocas semanas, tampoco es descartable que este movimiento cueste más tiempo de lo normal y se importen pérdidas en la operación bursátil.
- En los casos en que su remuneración sea poca elevada, por debajo del 3%, y que no merezca la pena decantarse en su contratación, ya que probablemente habrá más que perder que ganar, al contar con una remuneración irrelevante.