Inicios del 2009, el mercado de valores mexicano ha caído un 50%, desde septiembre de 2008 el mundo se ha sumergido en un vendaval y las malas noticias no paran. En un periodo menor a un año se vivieron varios de los peores escenarios posibles para cualquier inversionista. La crisis hipotecaría subprime dejó muchas enseñanzas, una de ellas es cuándo no invertir en acciones.
La economía es cíclica y esto inherente a la naturaleza de esta ciencia, nada nunca se comporta con la misma tendencia y en economía la historia de forma recurrente nos dicta consejos al oído.
Por lo anterior nadie que tenga un horizonte de inversión menor a un año debería comprar acciones para su portafolio, es indispensable entender que comprar acciones es una estrategia de diversificación en el largo plazo.
¿Qué es el largo plazo?
Existen diferentes apreciaciones al respecto, hay especialistas que afirman que el largo plazo empieza desde el tercer año y otros que desde los 5 años, lo que es una realidad es que la inversión en acciones deberá de ser dinero que no vamos a ocupar para solventar alguna eventualidad. Es una pésima idea destinar dinero que podemos ocupar en cualquier momento a una inversión con volatilidad intrínseca.
Sin lugar a dudas es prioritario que un inversionista que destine dinero para su retiro, lo haga diversificando un porcentaje en el mercado de renta variable, además, es imprescindible entender el funcionamiento de una inversión en acciones y que cosas buenas y malas pueden suceder con ella. Puesto que los mercados siempre se recuperan la tranquilidad de un inversionista de largo plazo no necesariamente es la tranquilidad de alguien que invierte para generar un rendimiento en un periodo pequeño.