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Blog El camino del aprendizaje financiero
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La irracionalidad del hombre y sus efectos en los mercados

La irracionalidad del hombre y sus efectos en los mercados

La economía, las finanzas, los mercados, etc. Son una concepción humana, una creación del hombre y, por tanto, así como él, son imperfectas, tienen errores y las cosas no siempre salen cómo se espera o planean. Muchas veces estos fallos se dan por el hombre mismo y su capacidad de actuar de forma ilógica ante situaciones qué, muchas veces presentan condiciones para actuar de otra manera o una manera más lógica o acertada, pero, la complejidad del pensamiento humano muchas veces lo desvía de la opción más lógica.

“Estamos ciegos a nuestra ceguera, tenemos muy poca idea de qué tan poco sabemos. No estamos diseñados para saber qué tan poco sabemos”  - Daniel Kahneman, psicólogo, premio de ciencias económicas.

Behavioral Economics / Economía del comportamiento:

Economía del comportamiento es una rama de la economía que estudia la psicología, factores sociales y emocionales que influyen en la toma de decisiones. Esto no es tan nuevo cómo se creé, Adam Smith (padre de la economía) empezó a hablar de esto en 1759 en su obra “Teoría de los sentimientos morales”. Interés propio y simpatía. Como individuos, tenemos una tendencia natural a cuidar de nosotros mismos. Eso es meramente prudencia. Sin embargo, como criaturas sociales, explica Smith, también estamos dotados de una empatía natural hacia los demás. Esto es solo uno de los temas que trata la teoría, pero también habla sobre la justicia, la moralidad, las virtudes, la conciencia, etc. Como vemos habla de procesos de pensamiento complejos que al final influyen en las decisiones y acciones qué tomamos.

 

Economía del comportamiento vs Teorías Clásicas:

Las teorías económicas, y los teoremas creados, generalmente asumen que las personas actúan de una forma racional y predecible. Pero si analizamos nuestros propios actos o los de la sociedad a lo largo de la historia, nos daremos cuenta qué esto está bastante alejado de la realidad. A la hora de la toma de decisiones muchos factores influyen, pero más que nada, los procesos psicológicos del ser humano juegan en gran medida, trayendo consigo consecuencias muchas veces graves en los mercados y los negocios.  Sin embargo, muchos economistas a lo largo de los años decidieron descartar la irracionalidad de sus teorías, ya qué hace más difícil el predecir el comportamiento humano.

Pero en recientes años la economía del comportamiento ha salido a la luz, con varios economistas ganando premios Nobel, por fusionar la psicología con la economía. Siendo aplicada cada vez más en campos como: ciencias políticas, finanzas, política monetaria, marketing, gestión pública, etc. Es importante mencionar qué todo lo que sabemos por las teorías clásicas no queda descartado, solo se agrega una capa más de complejidad, al agregar la irracionalidad humana como factor.

 

Ejemplos de irracionalidad:

La gente si actúa de forma racional, cuando los precios de un producto caen, las personas compran más de ese producto, esto ocurre por ejemplo con los precios de frutas y verduras, si suben ocurre lo inverso; oferta y demanda pura, pero, también hay excepciones, existe algo llamado: “racionalidad limitada”, esto quiere decir qué limitantes en información, tiempo, habilidades, etc. Previenen qué las personas encuentren el mejor resultado posible, lo explico con el ejemplo anterior. Supongamos que el precio del aguacate baja demasiado, esto quizá cause qué los consumidores no lo compren, porque basados en el precio, asumen que los aguacates actualmente son de muy mala calidad. Si esto pasa, entonces la ley de oferta y demanda se descarta. Esto trae grandes problemas para las teorías clásicas, ya que se quiebra una de las leyes fundamentales de los sistemas económicos. Es como decir qué la ley de la gravedad, la cual es una ley inquebrantable de la física, tiene excepciones (qué de hecho si puede pasar a niveles cuánticos atómicos, pero no vamos a entrar en detalles). Es lo mismo con las teorías clásicas pueden explicar muy bien a niveles macroeconómicos, pero resulta más difícil ver a detalle el comportamiento en los mercados.

Otro ejemplo qué se da mucho en los mercados de valores, es el de “la falta de información”, la economía clásica asume que los consumidores (o inversionistas en este caso) tienen toda la información necesaria a la hora de tomar decisiones de compra o venta. Esto la mayoría de las veces no ocurre, lo qué generalmente pasa, es qué existe falta de información o se tiene información errónea de las acciones qué se desean comprar, el inversionista se deja llevar muchas veces por el precio, rumores, anuncios o conocimientos previos que tiene; lo cual puede resultar en perdidas o bajos rendimientos. Esto se comprueba fácilmente al hacer análisis fundamental comparando los estados financieros de las empresas en relación con el precio de mercado, al ver cuando una empresa se encuentra subvaluada o sobrevalorada. Esto también nos ayuda a explicar las burbujas económicas de las cuales hablé en un post anterior: "Sobre como unas flores reventaron la economía de los Países Bajos". Cuando se sobrevaluan activos por las emociones, pasiones y tendencias del mercado, es cuando ocurren desastres financieros. Crisis de Tulipanes, empresas de internet, mercados asiáticos emergentes, hipotecas subprime; son ejemplos de esta irracionalidad.

 

El juego del Ultimátum

Supongamos que en un juego, dos participantes deciden como compartir una cantidad de dinero ($1,000 pesos), al primer jugador se le da el dinero y se le pide que proponga una forma de dividir el dinero con el segundo jugador, si el segundo jugador acepta el trato, ambos se quedan con el dinero cómo lo dividieron, pero si se rehúsa, ambos se quedan sin el dinero. La mayoría de las veces se propone dividirlo 50/50, normalmente el segundo jugador acepta. Pero ¿qué pasa cuando el primer jugador propone dividirlo de forma desigual (supongamos 80/20)? ¿Usted aceptaría la oferta? En este punto viene lo interesante, mientras más desigual sea la oferta, es más probable que el segundo participante la rechace (dejando a ambos sin dinero), es de esperarse, pero desafía lo más lógico, aceptar la oferta. Siempre es mejor quedarse con algo en vez de nada; aquí nos damos cuenta de qué el comportamiento no está incentivado solo por la ganancia, ya que involucramos sentimientos: cómo la venganza, el sentido de justicia y el disgusto a perder. El juego del Ultimatum demuestra qué las personas no son tan predecibles cómo se piensa. También podemos explicar la aversión al riesgo, preferimos quedarnos sin nada en vez de arriesgarnos a perder.

Lo cierto es qué los seres humanos somos complejos y es la labor del sector financiero/económico del futuro, establecer modelos qué nos ayuden a entender y actuar de mejor forma, en base al comportamiento. 

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