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Venezuela está viviendo una crisis que, a juzgar por las actuaciones del gobierno del presidente Nicolás Maduro, está más cerca de empeorar sin remedio que de tocar fondo.
 
Para desgracia del país y de sus ciudadanos (en especial de los más desfavorecidos) su gobierno los está llevando por un camino muy viejo y conocido, que va a dar al precipicio del desastre económico, del que por lo general, se tarda décadas en recuperarse: el camino de la hiperinflación.
Los venezolanos que no lo sepan aún (y en particular los seguidores del oficialismo) deberían darse cuenta de que la historia está repleta de experiencias que demuestran que de nada sirven los decretos, órdenes o leyes que traten de mantener el alza de precios en una economía en que la impresión monetaria, el déficit y endeudamiento públicos están descontrolados. Las leyes económicas son más poderosas.
Veamos el aspecto monetario. Según cifras del propio Banco Central de Venezuela (BCV), de enero de 2008 (mes en que entró en operación la “reconversión monetaria” que eliminó de un plumazo tres ceros a la moneda) al 1 de noviembre pasado, el agregado “Dinero” o M1 (compuesto por   billetes y monedas, depósitos a la vista y depósitos de ahorro transferibles) se ha disparado en más de 920 %.
No por nada la inflación anual no ha podido ni podrá detenerse. Al mes pasado el crecimiento interanual de ésta fue de 51.7%, la más alta de los últimos 16 años.
El gráfico siguiente (cortesía de Perpe) muestra el crecimiento interanual de la inflación desde 1990, en el que se aprecia con claridad los períodos hiperinflacionarios más críticos de ese país, y una clara aceleración de la misma a partir de 2012. El punto más alto fue alcanzado en septiembre de 1996 con 115.2 por ciento, y el más “bajo” en mayo de 2006 con 10.4 por ciento.
inflación Venezuela
Ahora, para mejor comprensión, veamos cómo luce el gráfico del Índice Nacional de Precios al Consumidor, con base 100 en diciembre de 2007. La imagen dice más que mil palabras.
inflación venezuela
Se confirma así el hecho de que la hiperinflación es un fenómeno político, o mejor dicho, que ocurre cuando se dan errores políticos de tal magnitud, que pretenden influir en la economía, de la misma manera que el poder Ejecutivo ejerce sus potestades en la administración pública. El resultado, es el colapso de la moneda.
Ojalá así de sencillo fuera el mundo económico, pues de este modo ni siquiera tendría por qué existir la pobreza o la escasez; bastaría una simple firma del poder público para erradicarlos de la faz de la Tierra. Una falacia en la que suelen incurrir personas y hasta grupos con buenas intenciones pero ingenuos, que en su soberbia se autoengañan y se creen capaces de mover la economía a su antojo. Es el caso del gobierno socialista de Nicolás Maduro.
Ya se sabe por todos que una de sus más recientes ocurrencias fue la ocupar militarmente una cadena minorista de electrónicos, Daka, para forzarla a reducir sus precios a niveles sin sentido. También, ordenó “regularizar” precios de autopartes, repuestos, etc. para luchar contra la “especulación”.
En su guerra económica contra los parásitos y usureros, ha anunciado que una vez aprobada la Ley Habilitante se pondrán topes porcentuales a las ganancias en todos los rubros, y que los castigos por acaparamiento y especulación irán desde el cierre del establecimiento hasta la cárcel. 
Pues bien. Si gusta el señor Maduro pudiera instaurar la pena de muerte, pero debe saber que ni siquiera eso detendrá la escasez o el aumento de precios en el mercado negro (el formal colapsará por los controles de precios). Por el contrario, agravará la situación en una economía que compra el 70 % de sus bienes en el exterior.
Así que si las mercancías, las divisas, el oro y la plata, etc. están saliendo de la circulación es justo por sus pésimas políticas. En otras palabras, este es el síntoma y no la causa, de la enfermedad que sufre la economía venezolana. No es casualidad que el propio BCV reporte que el Índice de Escasez alcanzó el 22.4 %, el mayor desde enero de 2008.
 
Es lo que acontece en casos de hiperinflación como el de la Francia revolucionaria en su experimento con dinero inconvertible, los assignats y los mandat, mismos que también se inyectaron a la circulación directa de manera masiva. 
Andrew Dickson White en su obra “La Inflación del Dinero Fíat en Francia” (descargable gratis en internet) lo sintetizó de la siguiente manera:
A pesar del hecho de que el papel moneda emitido era obligación directa del Estado, que buena parte de éste devengaba intereses, que todo estaba garantizado con los mejores bienes raíces de Francia, y que las penalidades consistentes en multas, encarcelamientos y muerte, eran aplicadas de vez en cuando para mantener su circulación a valores fijos, hubo una firme depreciación de su valor hasta que alcanzó el punto cero y hasta culminar finalmente en el repudio.
Penoso desenlace de la divisa que lleva el nombre de Bolívar, pues al final, la implacable fuerza de las leyes económicas se harán sentir y corregirán los descuadres a la fuerza. Más valdría que Maduro lo entendiera y aplicara los ajustes ya, liberalizando los mercados.
La ausencia de mercado libre que tiene atado igual al tipo de cambio oficial en 6.3 bolívares por dólar (cuando en el mercado negro se intercambia hasta en 60) solo propiciará que lo que queda de las reservas internacionales (20.912 millones de dólares), compuestas en casi 70% por oro (367.6 toneladas) según el World Gold Council, se esfume.
Desde la oposición ya hay acusaciones de que Maduro está vendiendo activos petroleros, pactando pagos con la banca internacional y negociando la venta de 45 toneladas de sus reservas de oro para hacerse de divisas. Más allá de que se comprueben estas acusaciones, lo cierto es que de algún lado tendrán que salir esas divisas. Ahí está el antecedente de 2012, cuando vendieron oro por alrededor de 550 millones de dólares “en lo oscurito”, y a ese paso, no habrá oro que les alcance para “defender” al bolívar.
Maduro debería ahorrarse la verborrea populista y recomponer la maltrecha economía de Venezuela, que desafortunadamente, no podrá escaparse de la debacle. Sin embargo, mucho ayudaría que el presidente dejara de hundir más a su país, que declarara la libre flotación del bolívar, equilibrara sus finanzas y dejara de endeudarse. Al menos así la solución estaría de verdad más cerca y cuando llegue, la recuperación sería real, no en el mundo de fantasía del presidente Maduro. Lo malo, es que no parece que vaya a ser así. 
 
2
  1. en respuesta a reciénlicenciado
    -
    Top 10
    #2
    14/05/15 12:17

    Tengo una amiga periodista en Venezuela que dice que es porque han regalado dinero por medio de "ayudas", seguro de desempleo, en programas sociales, etc.

  2. Top 100
    #1
    22/11/13 03:18

    Si Venezuela está en esa situación, en parte es culpa de las políticas del Presidente Maduro.

    ¿Por qué los venezolanos siguen apoyando a su "querido" comandante?