Como suele pasar, la efervescencia de las campañas presidenciales exacerba los ánimos de quienes están a favor o en contra de tal o cual candidato. Sin embargo, más allá de a quién apoye usted, es importante que tenga muy, muy en claro, que el resultado de la elección le afectará de manera directa en el bolsillo.
Para decirlo sin rodeos, según los resultados de las encuestas más serias, la disputa por la presidencia de la República será entre dos candidatos nada más: Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y Ricardo Anaya.
Guste o no, la realidad es que una victoria de Anaya daría certeza y tranquilidad a los inversionistas –grandes y pequeños, nacionales y extranjeros-, y sería bien recibido por los mercados. No habría euforia pero tampoco sobresaltos, ni temor por posibles cancelaciones de obras como el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México o por revertir reformas positivas como la energética.
La razón es que en lo económico, Anaya no implicaría riesgo alguno de retrocesos hacia un México cerrado, proteccionista y estatista que nunca debimos tener, pero que definitivamente debemos dejar enterrado en la historia.
Claro, si Anaya ganara, el siguiente paso sería demandarle que hiciera lo correcto. Si lo que queremos es avanzar por el camino que ha hecho prósperos al 100 de los países que se han desarrollado, entonces tendríamos que exigirle una economía abierta, competitiva, donde lo más fácil fuera abrir negocios, con un Estado de derecho en plena vigencia que garantice la libertad, la propiedad privada de las personas y el cumplimiento de los contratos. Nada de monopolios estatales ni privilegios para la clase gobernante y sus compinches.
Nunca escuchará de AMLO algo como lo mencionado en el párrafo anterior, por cierto.
Y es que López Obrador es una reliquia viva que simboliza lo peor de los males que han condenado a nuestro país al atraso y la pobreza: el muy priista intervencionismo estatal en la economía al estilo de los años 70 –como si la economía obedeciera la voluntad de los gobernantes en vez de tener sus propias leyes-, el paternalismo, el proteccionismo, el caudillismo, y una larga lista de ‘ismos’ que giran en torno a un ‘gran líder’ y su grupo.
Por eso es que un triunfo de AMLO tendría efectos inmediatos de pánico entre los inversores, sólo comparables quizá con lo que se vivió tras la victoria de Trump en la carrera por la Casa Blanca, pero con un impacto más profundo y de larga duración. Un tipo de cambio por encima de su máximo histórico de 22 pesos, sólo sería el comienzo.
No se enoje si apoya Morena. Muy respetable. Lo que quiero subrayarle es que incluso si AMLO es su ‘gallo’, tiene que saber que si gana, el valor de sus ahorros –pocos o muchos- e inversiones, podría esfumarse en muy poco tiempo. El sabor del triunfo, así, será amargo y el tabasqueño no le va a agradecer el sacrificio, ni lo vale ningún político, por muy de su simpatía que sea.
La buena noticia es que, con la preparación adecuada, lejos de perder, podría salir ganando mucho dinero.
En Top Money Report –boletín de inversiones del que soy editor-, no somos fans de AMLO, pero estamos más que preparados porque sabemos que puede ganar, y le sacaremos provecho si así ocurre.
Lo invito pues a tomar las precauciones del caso y a que se suscriba en nuestro portal GuillermoBarba.com. Les estamos regalando además nuestro próximo curso presencial ‘Bitcoin, dinero e inversión’ que tendremos en abril en CDMX.
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