En un evento, el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas de Guadalajara (IMEF) dijo que actualmente en México no existe un verdadero fomento a la inversión ya que (a su consideración) hacer una empresa y mantenerla cuesta mucho por los impuestos federales que hay que pagar como el Impuesto Sobre la Renta (ISR), el IVA y en algunos giros el IEPS, además de pagar Infonavit e IMSS, debido a ello pidió a los candidatos a la Presidencia que tengan soluciones para bajar las cargas fiscales que sufren a las empresas y que inhiben las inversiones.
Y el IMEF fue más allá en sus afirmaciones: considera que el actual gobierno federal sólo se ha dedicado exprimir a las empresas y aclaró que no es que los empresarios no quieran pagar sus impuestos, pero lo que deben hacer las autoridades es tomar decisiones que fomenten la creación de empleo, ese es el mejor camino para todos porque de ese modo el gobierno aumentaría la base para recaudar más y los empresarios también ganarían.
Lo que le preocupa a los ejecutivos en finanzas y a los empresarios en general es que todos los candidatos dicen que van a reestructurar las dependencias del gobierno y los beneficios fiscales, pero no hay garantía de que quien gane la elección en verdad cumpla lo que promete para mejorar las condiciones de las empresas, ya que si revisamos cómo se ha comportado la administración pública veremos que la iniciativa privado tiene gran parte de razón.
A juzgar por los resultados, algunos miembros del actual gobierno reconocen que su partido no cumplió las promesas y beneficios económicos que según iban a traer las reformas estructurales, pues actualmente padecemos alza de precios en los energéticos como luz, gas, gasolina y esto ha afectado el bolsillo de la sociedad, pues ahora pagan más por lo que consumen y ello se debe a que también los empresarios tienen que incrementar los precios de lo que producen, es decir que al final de la cadena, los consumidores finales son quienes pagan el precio.
Y el asunto se pondrá peor: los financieros creen que los movimientos en el actual tipo de cambio pueden generar que suba el precio de los insumos que utilizan todas las empresas de México, ello a su vez haría que la inflación suba, lo cual es algo que nos ha golpeado durante este sexenio, de modo que podríamos predecir que la inflación será alta al terminar la administración de Enrique Peña Nieto a final de año.
Con esta carencia de resultados gubernamentales es natural la molestia de los electores y los empresarios, es por ello que hay quejas hacia el actual gobierno, y ello sin mencionar la impunidad en el sistema de justicia y la corrupción evidente de los que gobiernan que, gracias a la ilegalidad, ningún funcionario de primer nivel ha pagado alguna consecuencia, no están en un proceso judicial importante, pues basándonos en nuestras actuales leyes deberían de estar padeciendo consecuencias por sus actos.
El asunto de fondo es que todo esto no abona al clima de negocios de México, genera miedos e incertidumbres hacia el futuro y basándonos en los últimos años, los políticos que vengan luego de las elecciones tampoco mejorarán los problemas de los empresarios y en consecuencia los de la sociedad entera, así que parece ser que seguiremos en una especie de parálisis productiva, con un crecimiento mediocre, aumentando las desigualdades y haciéndolas más profundas.