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La desigualdad en México, ¿proyecto en eterno combate?

La desigualdad en México, ¿proyecto en eterno combate?

La desigualdad de oportunidades (tecnológicas, políticas y por supuesto económicas) es un "modo de vida" que a la fecha predomina en nuestro país. Ante este problema hay organizaciones como Oxfam México que este próximo miércoles dará a conocer un importante estudio sobre este flagelo durante el lanzamiento de su campaña "Iguales".

Si revisamos los textos históricos dedicados a Fray Bartolomé de las Casas notaríamos que el religioso fue uno de varios o el máximo exponente de la protección de las poblaciones indígenas de México, su nombre está relacionado a los temas “defensa de los indios”, “defensor de indios”, “derechos indígenas” o “justicia”. En este sentido, la tendencia en la protección de los pueblos originarios de México (entendidos como un sector afectado por la desigualdad de clases) comenzó a partir de la década de 1530 cuando la Corona española otorgó a varios prelados americanos el título de “protector de indios”. Siguieron movimientos similares en Yucatán a partir de 1540.

De esta manera, el “protector de indios” era un cargo que intentaba consolidar la defensoría civil de los indígenas entre América y España. Han transcurrido 485 años desde el reconocimiento de este problema y seguimos viendo que continúa la desigualdad (educativa, alimentaria, laboral, patrimonial, tecnológica y por supuesto económica) hacia las clases más bajas y/o las más alejadas de los centros más urbanizados, pero incluso cada vez notamos que en grandes urbes (como la Ciudad de México, Monterrey o Guadalajara por citarlos como clásicos ejemplos) la brecha entre los que tienen mucho y los que quieren conseguir un poco más es real y creciente.

 

¿Por qué no hemos cambiado?

En México al igual que otras naciones americanas, hemos padecido desde hace muchísimos años de una falta de control en las instituciones públicas, lo cual las ha hecho débiles  y ello a su vez conlleva a que los servidores públicos gobiernen para las élites a costillas de la ciudadanía, es decir como hace casi 500 años: los gobiernos en turno sirven a las élites económicas en turno. Hablando sólo de la desigualdad económica, esta es factor multiplicador de problemas sociales, las otras formas de desigualdad también son moralmente cuestionables y todas en conjunto reducen nuestra posibilidad de tener un crecimiento económico, social y cultural.

                                                                Desigualdad en México, ¿proyecto en eterna construcción?

En el sexenio de Echeverría se llevó a cabo el primer programa oficial de combate a la pobreza en 1973 y fue llamado PIDER (Programa de Inversiones Públicas para el Desarrollo Rural), llevamos 42 años destinando dinero público y dinero prestado por organizaciones mundiales a programas de ayuda social, ¿han funcionado? prácticamente no, la desigualdad persiste y aumenta. En 40 años los gobiernos federales han aumentado el presupuesto de sus administraciones, en teoría la política social es para disminuir la pobreza, en la práctica nuestro sistema político ha conservado y manipulado la pobreza “como un jugoso botín económico y político-electoral”.

 

Algunas desigualdades en nuestro país:

DESIGUALDAD POLÍTICA: A mediados de la década de 1940, los partidos políticos nos negaron a los ciudadanos ejercer nuestro derecho constitucional a ser votados, monopolizaron ese derecho al exigir que quien aspire a un cargo público deba ser miembro de una organización política, ello obliga a acatar reglas e intereses. Actualmente tenemos candidatos independientes ganadores, esto apenas despierta, pero es un buen comienzo. Para crear un nuevo partido político se necesitan entre 200 y 250 mil firmas, para ser presidente sin partido se requieren más de 700 mil. Sin duda aquí hay una disparidad, una clara traba para impedirle este cargo a un candidato independiente.

 

DESIGUALDAD ECONÓMICA: Sin importar el partido en el poder, las administraciones federales generan miles de pobres cada año. En 2014 unos 10 millones de mexicanos (o sea una quinta parte de la población económicamente activa) tenían trabajo con sueldos que no alcanzaban para cubrir sus necesidades básicas ni las de sus familias, es decir “aunque trabajan son pobres”. Es vergonzoso que con más de la mitad de gente pobre tengamos  a Carlos Slim como uno de los más ricos de la historia mundial, pero ocurre porque nuestro sistema político-económico anti-competencia así lo permite y hay sectores económicos donde no se puede competir en igualdad.

La desigualdad en sueldos provoca que la gente no tenga dinero para ahorrar en su Afore para prever un mejor enfrentamiento de su vejez (así lo afirma la Consar). El pago de impuestos es otro factor de desigualdad: cálculos actuales dicen que una hora de cada tres trabajadas, uno de cada tres días o bien cuatro meses de cada año se lo damos al gobierno en impuestos, son una obligación, pero los servidores públicos están igualmente obligados a gastarlos de la mejor manera; por si fuera poco el fisco “perdona” o devuelve impuestos a grandes corporaciones, por tanto ellas no contribuyen en la misma proporción como sí lo hace el resto de la población.

 

DESIGUALDAD EDUCATIVA: A pesar que en México supuestamente la educación es obligatoria, hay millones de niños sin tomar clases. El último Censo Educativo arrojó que 24% de personas entre 3 y 19 años (37.4 millones) no van a la escuela, ello los pone en mayor riesgo para perpetuar la pobreza; en tanto expertos en infancia aseguran que esto los hace más vulnerables a la violencia o la narcoexplotación. Sólo 28. 4 millones (76%) tienen lugar en un salón de clases. La Secretaría de Gobernación reconoce que ante la incapacidad del Estado para ofrecerles alternativas de futuro, adolescentes desde los 12 años se involucran en las filas del crimen organizado.

 

DESIGUALDAD TECNOLÓGICA: En junio de 2011, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el acceso a Internet como un derecho humano porque favorece el crecimiento y el progreso social, cultural y económico de las sociedades. Datos del Inegi de 2014 revelan que de cada 10 hogares en México, sólo 3 cuentan con conexión a internet, pero hay que considerar que la mayoría de conexiones están en centros urbanos o estados o regiones más pobladas, entonces hay una desigualdad con las zonas más alejadas. Esta misma situación sucede con la telefonía celular, pues existen lugares donde ninguna operadora ha instalado una célula para usar esta tecnología.

 

Podríamos enumerar decenas de ejemplos y dar muchas cifras reveladoras, pero ello nos llevaría a reflexionar lo siguiente: mundialmente se ha demostrado que la escuela es una de las herramientas más eficaces que mejoran las perspectivas de la vida, pero México tiene una media escolar de 2do año de secundaria en hombres y 1ro de secundaria en mujeres (otra vez vemos desigualdad en derechos de genero), si continuamos así seguiremos condenando a nuestro país a ser destino de mano de obra barata, de fuerza de trabajo y de atractiva maquila para las marcas extranjeras de autos, aviones, software, etc.

Los programas sociales sólo son un financiamiento para la simulación política en la reducción de la pobreza. En 40 años el salario mínimo ha perdido 78.66% de su poder adquisitivo, así que estamos pasando “de la pobreza a la miseria”. Una cosa sí es clara: es imposible continuar ocultando la ineficiencia de los programas sociales y esa falta de transparencia en el gasto público contribuye a no bajar los índices de pobreza. Mientras tengamos un sistema político que siga avalando un crecimiento económico desigual, la pobreza y sus consecuencias continuarán. Por último: los políticos no tienen interés en reducir las desigualdades y ello afecta el desarrollo democrático.

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