Dice: "Pienso en el factor riesgo-beneficio y me comienza a compensar arriesgarme [...] Considero que tengo más a ganar que a perder".
Perdone, pero no puede concluir que le compensa si en la ecuación riesgo-beneficio le falta precisamente la evidencia acerca del riesgo, que ya ha admitido desconocer.
Lo que realmente hace es pensar, creer, suponer, tener fe (llámelo como quiera) que dichas cantidades no le perjudicarán. O piensa, cree, supone, tiene fe a que dicho ensayo existe (tal como dice, "Algo habrá por ahí").
Estoy de acuerdo con usted en que cada uno, individualmente y bajo su responsabilidad, decida: mantenerse alejado de un compuesto tóxico de efectos a largo plazo desconocidos (mi postura); o arriesgarse, tener fe y rezar para que no le pase nada (su postura). Dicho esto, no creo que el tema de más de sí.
Respondiendo a su pregunta: No existe, ni puede existir tal estudio porque apenas hace unas décadas que se ha introducido masivamente el fluoruro sódico en la pasta dental. De hecho, dicho ensayo se esta realizando en este mismo momento, el número de participantes es muy elevado: usted mismo y sus hijos (si tiene) forman parte de él.
Si se empiezan a acumular tullidos y cadáveres ya lo retirarán del mercado como ya ha pasado tantas veces: agua de radio, crema de torio, DDT, talidomida, benfluorex, ... Y mi favorito: pasta dental radioactiva Doramad.
¡Quién sabe! Quizá en un café de la época había un Señor y un Tino discutiendo si la pequeña cantidad de torio de dicha pasta dental podía ser o no nociva. Por supuesto, hoy en día no la encontrará en el supermercado por motivos obvios.