Perdona Inversius, entre el corrector del móvil y mi suegra presionando para no perderse la salida de los Domingos, no pude explicarme. Admiro, al igual que todos los que lo leemos con cierta asiduidad, la preparación, profesionalidad y generosidad de Tristán; tan sólo me estaba refiriendo al negocio concreto que según su confesión había sido su segunda perdida confesable en muchos lustros y pretendía utilizar su propio ejemplo para extrapolar la operativa y sacar conclusiones. Todos acertamos y erramos, y, esa es la clave del aprendizaje. Pretender no equivocarse nunca, es una falacia si lo que queremos es ganar dinero, pues la ecuación Riesgo/Beneficio hace siglos que funciona. Dicho esto, me gustaría animar tanto a los que se inician como a los más avezados a perder los miedos que paralizan nuestras neuronas e impiden aflorar lo mejor de nosotros mismos, capacidades que incluso nosotros desconocemos y aparecen cuando de verdad las necesitamos. Estaremos de acuerdo en que si 50.000.- Euros no es dinero para Tristán ¿a qué tanta prisa en deshacerse de un negocio con tanto potencial?. Creo que ahí sus miedos le han jugado una mala pasada precipitándole hacia el abismo de la venta y, muchas veces, tras el abismo lo que hay es un valle fértil capaz de transformar nuestros miedos en fortalezas. Lo de menos es el caso concreto que Tristán expone (que dicho sea de paso yo mismo hubiera doblado sin dudar un segundo), sino la operativa del miedo y el error. He cometido muchos errores comprando solares, zonas comunes, usufructos, indivisos, concursos de acreedores, cesiones de crédito, etc. y gracias a esos primeros errores (eso sí, ¡siempre a precios irrisorios!), aprendí algo importante que luego pude extrapolar. Primero; a estudiar la casuística y las alternativas de cada caso ( ¿por qué conformarnos con la A o la B si el abecedario tiene 28 letras?) y segundo y la más importante; a estudiar y desarrollar siempre la peor alternativa en el peor de los escenarios para comprobar que nunca es tan mala como a priori hubiera parecido. Tendemos a rehuir nuestros miedos y ello nos impide coger al toro por los cuernos limitándonos en la mayoría de los caso a pensar en los mejores escenarios. Ese casoplón cuya tasación supera los 5 MM de Euros tiene mucho recorrido y dudo que cualquier inversión que Tristán pueda realizar con esos 50.000.- Euros le pueda ganar en rentabilidad. Hace siete años compré un local de 1.000 m2 en un semisótano de un centro comercial que resultó ser las instalaciones de seguridad, incendios y climatización del mismo. Puedes imaginar mi cara y los sudores que padecí cuando tomé posesión del mismo; lo que fue un error en toda regla, hoy, tras siete años de pleitos, es una renta vitalicia de la que podríamos vivir yo y mis herederos. "Conclusiones": 1ª Asumir que el error forma parte de la ecuación y que sin él nuestras rentabilidades lo más que pueden aspirar es a igualar a la deuda pública. 2º Después del error hay vida y muchas veces es donde empieza cada nuevo aprendizaje, y 3º y quizás el más importante, ¡ DIVERSIFICAR!, es decir; asumir operaciones de riesgo que puedan suponer aprendizaje siempre y cuando la cuantía de su perdida no altere nuestras expectativas vitales. Como decía un famoso anuncio de relojes "VICEROY, no es lo que tengo es lo que soy". Nada me gustaría más que apuntarme a uno de sus cursos y compartir experiencias. Saludos.