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Con poco más de 50 días del nuevo gobierno federal de México se han observado grandes cambios en el país, para algunos buenos y para otros malos, todo depende de la perspectiva, opinión, información y postura que se tenga. Uno de estos cambios que me gustaría discutir es la creación de la zona libre más extensa en el mundo, lo que puede traducirse a una nueva barrera social, en términos de un muro invisible que evitará o en su propósito disminuirá la emigración de los mexicanos, sobre todo hacia Estados Unidos.

¿Cómo lograrán hacer más atractiva la vida dentro del país donde muchos mexicanos se veían obligados a buscar oportunidades y mejores condiciones de vida fuera del mismo?

Como bien es sabido, las personas pertenecientes a la zona fronteriza, sobre todo norte, eran las más propensas a decidir salir del país para el llamado “sueño americano”, el gobierno ha tomado medidas para que esto deje de suceder, ofreciéndole a sus gobernados las oportunidades y condiciones que tanto buscan, con el fin de que lo encuentren dentro del país y no tengan que alejarse de sus familias y localidades. Dichas oportunidades se basan en estímulos fiscales a municipios y estados fronterizos, a lo largo de 3 mil 180 kilómetros.

Entre las cuales destacan la disminución del Impuesto Sobre la Renta al 20% y del IVA del 16% a un 8%, de igual forma gas, gasolina y electricidad disminuirán para competir con los precios del otro lado de la frontera y el salario mínimo aumenta al doble, esto constituye un “muro” de desarrollo para el país, en la zona norte, mientras que para el sur se destinará una gran oferta de empleos para el programa de un millón de hectáreas maderables y frutales, el tren Tren maya, con mil 500 kilómetros de vías férreas para el desarrollo de 5 estados del sureste y el desarrollo de la nueva refinería en Dos Bocas.

El objetivo del presidente es “ir reteniendo a los mexicanos en sus lugares de origen, que la migración sea optativa y no obligatoria”.

A pesar de que resultan atractivos estos incentivos fiscales, no cabe duda de que afectarán a la recaudación de impuestos pues de los 2.8 billones de pesos que percibió la Hacienda Pública por ingresos tributarios en 2017, la captación por IVA, ISR e IEPS de gasolinas y diésel constituyó 2.6 billones de pesos, según datos del Sistema de Administración Tributaria (SAT). Sin embargo, tiene un beneficio a futuro, con el aliciente de que esta región se vuelva atractiva para el establecimiento y traslado de nuevas empresas, no será pronto y tendrá grandes costos inmediatos, pero sin duda alguna lo que trae mejoras cuesta en un principio.

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