《El que va demasiado aprisa llega tan tarde como el que va muy despacio》, uno de los fragmentos más famosos de Romeo y Julieta (William Shakespeare, 1597), aconseja que por la vida no hay que ir ni rápido ni lento, sino con calma. En finanzas también aplica, hago alusión a una de las variables más importantes de la inversión, el tiempo.
Usted, apreciable lector, como su servidor, tenemos necesidades que satisfacer y compromisos que cumplir, siendo esencial discernir lo urgente de lo importante y viceversa, a la par que es definido el nivel de alcance de cada uno.
Toda persona debe tener claro quién es y hacia dónde se dirige. Sólo así contará con la capacidad de emplear con prudencia y certeza aquellas tácticas y técnicas que le permitirán llegar a su meta. No es lo mismo prepararse para las próximas vacaciones que para el retiro.
Previo a ahondar más respecto a las temporalidades, es vital que conozca los términos liquidez y solvencia. El primer término refiere a la capacidad para afrontar el corto plazo, mientras que el segundo mide el potencial con el que se cuenta para hacer frente el largo plazo.
Un buen inversionista debe basar su estrategia a partir de los horizontes temporales de sus objetivos, clasificándolos en corto; mediano, y largo plazo. Pongamos sobre la mesa aspectos que podrían ser contemplados en cada uno:
- Corto plazo: dada la cercanía de las metas, es imprescindible preservar la liquidez, lo cual es asequible mediante el uso de activos libres de riesgo, debido a que, en la mayoría de las ocasiones, sabemos de antemano cuál será el rendimiento, asimismo, se diferencian de otras clases de activos por su baja volatilidad, aunado a que tienen una amplísima variedad de plazos (enfocándonos en este caso a periodicidades menores a 1 año).
- Mediano plazo: contempla metas muy específicas, un ejemplo, la planeación de un viaje. Debe contarse con una eficiente administración y gestión del riesgo, jugando un papel dual, a través de la combinación de diferentes grados de riesgo y rentabilidad, respetando el binomio crecimiento y valor.
- Largo plazo: se resume en acrecentar el patrimonio. El punto medular está en la automatización de la inversión, mediante la distribución del capital en diferentes tipos de activos, y, por lo tanto, de riesgo. Un enfoque tradicional es concentrarse en industrias futuristas y economías avanzadas.
Este planteamiento, como ya se dio cuenta no sólo le brindará orden, sino también armonía en sus inversiones, pues no existe precipitación ni ralentización, simplemente hay sincronización a través del tiempo.