Las desavenencias financieras derivadas de los cambios económicos como el alza del tipo de cambio, aumento en la inflación o movimientos en las tasa de interés son temas que afectan directamente a nuestro bolsillo, todo esto se combina con importantes cambios en el sistema de pensiones, así como la existencia de nuevas tecnologías que provocan inquietudes entre los usuarios de servicios financieros. Todo lo mencionado anteriormente lo podemos usar a nuestro favor si tenemos conocimientos sobre estos temas… pero ¿Y si la educación financiera es limitada?.
El regreso a clases es buen momento para iniciar una correcta educación financiera
La carencia de los principios más básicos en materia financiera van de la mano con sobre-endeudamiento, ahorro limitado y en consecuencia nula inversión o planeación financiera. Es prioritario que la educación financiera forme parte de un programa integral de educación desde los niveles educativos más básicos.
De acuerdo al Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes 2015, los alumnos que charlan con sus padres sobre temas financieros y que tienen una cuenta bancaria suelen obtener mejores resultados en materia financiera. Es sencillo, lo que se ve se aprende, así como los malos hábitos suelen reproducirse, también los buenos hábitos, entre ellos el ahorro, el sano uso del crédito, la inversión diversificada suelen ser parte de una cultura que emana desde la familia.
El inicio del próximo ciclo escolar está cerca y es un buen momento para empezar a promover entre los niños el sano uso de las herramientas financieras, un buen inicio es que los más pequeños del hogar tengan una cuenta bancaria. Existen productos en diferentes instituciones bancarias, con características que les permitirán a los niños inducirse a los productos y servicios bancarios.
Es tan importante gestionar el dinero, como saber de dónde viene, esto no significa que promocionar el trabajo infantil o adjudicar un pago como parte de las obligaciones que los niños tienen en casa, pero existen mecanismos que permiten que los niños entiendan el significado de ganarse unos pesos, tal vez, ayudar a papá a cortar el pasto del jardín o a mamá a bañar a la mascota.
Cuando yo era niño el vehículo de ahorro consentido era una alcancía en forma de cochinito, era motivante, saber que se iba llenando, al paso de los meses la alcancía pesaba más y más hasta que se llenaba y para ese momento ya tenía un plan para el dinero, generalmente era un balón o videojuego. Esto me permitía tener una meta, ser constante en el ahorro, y en consecuencia, dedicarle empeño a mi objetivo, incluso me dedicaba a comparar los precios del juego e video que quería, aprendí que podía obtener mejores cosas a cambio de mi dinero si no tomaba decisiones apresuradas.
Se acerca el inicio a clases y una cuenta pendiente es que las autoridades y en casa formemos un mejor equipo para darle a los pequeñines más y mejores herramientas para formar ahorradores, inversionistas y consumidores más responsables.