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Criterios ESG (Environmental, Social, Governance): preliminares y ESG integration

Una de las particularidades de las finanzas corporativas es su capacidad de adaptación ante contextos desafiantes y, por ende, es una disciplina en constante cincelado. Aunque muchos de sus principios han permanecido inmutables, con una presencia de varias décadas atrás, y son la piedra angular en el análisis financiero contemporáneo, como el modelo Dupont[1], nuevos conceptos y visiones sobre el manejo eficiente de las finanzas han emergido y, sobre todo, han cobrado mayor relevancia, con el fin de empatarse con la realidad financiera reciente. Aunque los albores de esta disciplina se remontan a principios del siglo XX[2], su boom se ha dado a partir del periodo posguerra, que va de la mano con la evolución de los mercados financieros, las compañías, y las economías, en general. Por otro lado, cabe aclarar 
 
Concretamente, los periodos de crisis han propiciado cambios importantes en la manera de medir y analizar el desempeño financiero de las compañías. Como un ejemplo, la última crisis financiera, acaecida en 2008, trajo consigo un ajuste en las normas contables internacionales, con el fin de atender los problemas en la credibilidad de la información financiera y supervisión/validación: por consiguiente, el análisis en aspectos puntuales es distintos, caracterizado por un mayor escrutinio y profundidad. Aunado a esto, la disrupción de nuevas “economías”, y las subsecuentes necesidades generadas, han presionado a esta rama a introducir nuevos elementos dentro del análisis, ya que, indudablemente, impactan en los resultados financieros: verbigracia, la creciente participación de las compañías en los leases, o arrendamientos, en donde la compañía tiene derecho a usar un activo sin, necesariamente, ser propietario de éste. 
 
En este tenor, una nueva crisis, que muchos científicos han anticipado durante años previos, se avecina: las condiciones en torno al medio ambiente se han deteriorado sustancialmente y las consecuencias para las economías y las sociedades serían catastróficas. Esta situación ha obligado a repensar las cosas con base en un concepto clave, la sostenibilidad, que consiste en no comprometer el funcionamiento económico y la capacidad de satisfacción de necesidades futuras. Con base en esto, las compañías se enfrentan a los grandes retos de recombinar sus factores de producción, brindar productos/servicios “amigables” con el ambiente, y gestionar sus residuos – ya sea mediante su reducción o aprovechamiento- con el fin de limitar el impacto ambiental, generalmente expresado mediante la huella ecológica[3], y, ulteriormente, llegar a la susodicha sostenibilidad. Al respecto, cada vez más compañías se han subido a este “vagón” al adoptar diversas estrategias y compromisos que coadyuven a preservar las condiciones para las futuras generaciones.
 
A la par de esto, la disciplina de las finanzas corporativas ha ampliado su alcance y visión en los últimos tiempos, al integrar otros conceptos no financieros que inciden en el desempeño de las compañías: esta rama, indudablemente, ha evolucionado y se ha fortalecido gracias a la adopción de un enfoque multidisciplinario. El representativo Balanced Scorecard[4]introducido por Kaplan y Norton en la década de 1990, producto de un estudio hecho a diversas empresas norteamericanas, es una muestra de ello, al incorporar indicadores en cuatro rubros: clientes, procesos internos, crecimiento y aprendizaje. Por consiguiente, este enfoque engloba más factores, entre ellos la satisfacción de necesidades de la sociedad, la opinión de los clientes, la cadena de valor, el talento humano, la innovación y la tecnología. Si bien el análisis de la información financiera es crucial para los negocios, ya que les permite diseñar una estrategia en el corto plazo, la obtención de información no financiera les otorga una visión integral y les ayuda a diseñar estrategias para existir y ser rentables en el largo plazo. 
 
En los últimos años, una tercia de nuevos criterios no financieros ha emergido y cada vez más empresas los han incorporado a sus análisis: éstos se resumen en las siglas ESG. Este acrónimo contempla el medio ambiente, Environmental, el entorno social, Social, y el gobierno corporativo, Governance. De acuerdo con el informe “Sostenibilidad 101”, elaborado por Standard & Poors, cada uno de estos elementos poseen atributos particulares, que a continuación se enumeran[5]. Primero, el aspecto ambiental “se centra en informes medioambientales, en el impacto ambiental de las empresas, y la gestión de los recursos y residuos”. Segundo, el aspecto social “se refiere a la mentalidad en el lugar de trabajo y los vínculos establecidos con la comunidad” para mejorar sus condiciones. Tercero, el gobierno corporativo “abarca los derechos de los accionistas y la relación entre los accionistas y la administración de las compañías”. 
 
Ahora, ¿Cuáles son los motivos por los cuales las empresas se interesan en incorporar los factores ESG? 
 
  • Número uno, el creciente interés de los inversionistas institucionales en incorporar activos de estas características en sus inversiones. De hecho, es un ganar-ganar-ganar ya que 1) las empresas que apuestan al ESG en el largo plazo aumentan su valor en el mercado, tangible por el interés de adquirir activos de inversión de estas empresas e intangible por el carácter reputacional, 2) los inversionistas se ven beneficiados ya que, eventualmente, les otorgan las insignias de “inversiones responsables”, “inversiones sostenibles”, etc., que les da un mayor valor en el mercado, y 3) las mejoras en estos tres rubros. 
  • Número dos, la creciente preocupación por el futuro del mundo, y el riesgo de la insostenibilidad[6]: un planeta sin recursos suficientes, sin condiciones ambientales propicias, sin calidad de vida de sus habitantes, sin salud mental son algunos aspectos que no sólo ponen en peligro la rentabilidad sino también la existencia de los negocios. En un corto plazo, las empresas podrían incurrir en más gastos, principalmente en investigación y desarrollo (R&D), en gastos de capital (CAPEX), y en formación de capital humano; sin embargo, los negocios mantendrían e, incluso, mejorarían sus capacidades de producción en el largo plazo.  
  • Número tres, los beneficios potenciales a los que acceden las compañías al recombinar los factores de producción, mejorar prácticas ambientales/sociales y alinear intereses de los dueños y la administración: entre ellos, la satisfacción de los empleados que incrementa la productividad, la reputación de las marcas que incrementa sus ventas y refuerza la preferencia de los consumidores, y la mitigación del riesgo a raíz de la mejora en los estándares de gestión de las compañías y en la comunicación entre los dueños y administradores.
 
Propiamente, existen dos ópticas del ESG en finanzas: la primera corresponde al ESG investing[7], que consiste en la selección de activos financieros de compañías, considerando tres aspectos importantes: 1) el peso en los factores ESG, 2) la expectativa en el impacto en ESG, y 3) la expectativa de rentabilidad. Este tema queda fuera del análisis de este artículo ya que se ubica en otra rama de las finanzas. Por otro lado, la segunda alude al ESG integration[8], que conecta los tópicos de los ESG con los tres principales estados financieros. En este sentido, las compañías evalúan el impacto en los resultados financieros en el tiempo si implementa ciertas medidas, conocidas como iniciativas ESG: esto tiene que ver con las finanzas corporativas. Específicamente, el ESG integration identifica, analiza y evalúa el impacto de los factores ESG en las ventas, los márgenes, el flujo de efectivo y la rentabilidad. Esta integración conlleva a la actualización los pronósticos financieros en el largo plazo y a la eventual toma de decisiones, considerando la priorización entre nivel de impacto ESG y el contraste los resultados financieros deseados/obtenidos en el pronóstico: un proxy importante es la rentabilidad. Por tanto, el ESG integration es vital ya que representa el punto de partida para el ESG investing. 
 
Ahora, ¿cómo fluyen los criterios ESG en los tres estados financieros más representativos? Primero, las líneas de ingresos y costos son afectadas dentro del estado de perdidas y ganancias y, por consiguiente, también la rentabilidad reportada. Segundo, el resultado de la operación impacta en el estado de flujo de efectivo, específicamente en el rubro operativo, y, sumado a esto, el gasto en capital impacta en el rubro de inversiones. Finalmente, el balance general presenta afectaciones en el efectivo/caja y activo fijo (Property, Plant and Equipment).  El flujo general se observa en la figura 1. En términos generales, la valoración del impacto de las iniciativas ESG en las finanzas de la compañía depende de tres preguntas: 1) ¿Cuánto costará su implementación?, 2) ¿Cuánto ingreso generarán?, y 3) ¿Cuánta inversión requerirá? Y por parte de la valoración de las propias ESG, es imperativo contestar 1) ¿De cuánto sería su impacto en las métricas de ESG establecidas?, 2) ¿Se alcanzaría los objetivos planteados por la organización, con base en las expectativas de los dueños e inversionistas?
 
Figura 1. Flujo de las iniciativas ESG en los estados financieros. Fuente: Corporate Finance Institute.
Figura 1. Flujo de las iniciativas ESG en los estados financieros. Fuente: Corporate Finance Institute.
 
En la parte práctica, las iniciativas ESG se integran a los modelos financieros en un apartado propio, tomando en cuenta que los mejores modelos financieros presentan todos los rubros de manera sencilla y, a la vez, otorgan el detalle suficiente para la toma de decisiones. En este sentido, es recomendable incluir 1) métricas que cuantifiquen el impacto de las iniciativas ESG en el tiempo[9], y 2) el impacto en las cifras financieras de la compañía en el tiempo. Cualquier otro detalle a incluirse elevaría la complejidad del modelo. La figura 2 ejemplifica el armado de una iniciativa que corresponde al compromiso de reducir la emisión de gases invernadero y a la reducción en el pago de impuestos por estas emisiones.
 
Figura 2. Ejemplo de iniciativa ESG enfocada a la reducción de emisiones de gases invernadero. Fuente: Corporate Finance Institute.
Figura 2. Ejemplo de iniciativa ESG enfocada a la reducción de emisiones de gases invernadero. Fuente: Corporate Finance Institute.
 
Finalmente, el procedimiento para incorporar las iniciativas ESG en un modelo financiero elaborado en Excel es el siguiente:
 
  1. Crear un apartado (una hoja nueva en Excel) y preparar todas las iniciativas tomando en consideración el armado de métricas y el impacto financiero. Algunos ejemplos de iniciativas-métricas-impacto financiero para los tres renglones del ESG son: 1) Ambiente, uso eficiente de energía y energías renovables-consumo, producción megawatts-gasto de capital; 2) Social, clima laboral-productividad-gastos indirectos, ingresos por ventas, volumen de producción; 3) Gobierno Corporativo, denuncia de irregularidades y otras quejas-# de casos-gastos indirectos. 
  2. Conectar los impactos financieros de las iniciativas con los supuestos del modelo financiero, mediante el uso de fórmulas. Es importante señalar que la parte financiera de las iniciativas forman parte de los supuestos del modelo,
  3. Crear switches para “prender” y “apagar” algunas o todas las iniciativas con el comparar los resultados financieros con ellas vs sin ellas, mediante combo boxes. 
  4. Crear un apartado con el resumen de los principales indicadores financieros que se deseen evaluar. Por un lado, copiar y pegar en valores los resultados sin el impacto de iniciativas y, por el otro, crear el vinculo de los indicadores con el modelo financiero que ya está contemplando los cambios por iniciativas ESG.
 
Como en la mayoría de los modelos financieros, la parte más complicada es el armado y la definición de los supuestos del modelo, y no es la excepción con las iniciativas ESG ya que éstas deben estar bien sustentadas y basadas en opiniones de expertos en estos temas, para reforzar la credibilidad en el ejercicio del modelado financiero. Aquí concluye el recorrido de los criterios ESG y su conexión con las finanzas corporativas. En la siguiente publicación, se ahondará más en el ESG Investing, que forma parte de la rama de los mercados financieros. 
 
Referencias:
 

[1] Análisis financiero en tres componentes: margen neto, rotación de activos y apalancamiento.
[2] No hay un consenso si esta disciplina surgió a finales del siglo XIX o en las primeras décadas del siglo XX.
[3] De acuerdo con la CONABIO, la huella ecológica “es un indicador de impacto ambiental generado por la demanda de productos y los desperdicios producidos”.
[4] También conocido como el Cuadro de Mando Integral.
[5] S&P, Entendiendo las inversiones según criterios ESG. Página 2. Fuente: https://www.spglobal.com/spdji/es/documents/education/practice%20essentials-understanding-esg-investing-spa.pdf
[6] Algunos indicadores que indican un empeoramiento de las condiciones del medio ambiente: 149% más de emisiones de gases invernadero comparado con periodos preindustriales, temperatura del ambiente de hasta 1.3 grados centígrados más desde 1900, mayor número de sequias/inundaciones/huracanes en los últimos años, entre otros.
[7] Inversiones con criterios ESG, ubicado en el área de inversiones y mercados financieros.
[8] Integración de criterios ESG, ubicado en el área de finanzas corporativas.
[9] Si es posible contrastar el estado de la métrica con iniciativas vs sin iniciativas.
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