La idea que tuvo el presidente Enrique Peña sobre las nuevas Zonas Económicas Especiales (ZEE), para desarrollar Guerrero, Oaxaca y Chiapas, los estados más atrasados del país, es buena, pero el alcance es muy limitado y con riesgos. China ya hizo algo parecido, logró abrir y desarrollar su economía por reformas puestas en marcha en 1978. 36 años después, los chinos tienen la economía más grande del mundo.
Un proyecto como este podría funcionar, pero no garantiza éxito alguno, y menos aún si depende de una decisión u opinión gubernamental.
La iniciativa es buena pero existe el riesgo de que las ZEE se conviertan en grandes elefantes blancos. En lugar de dejar al mercado y agentes económicos decidir dónde se asentarán las inversiones viables, se trata de decir a éstos dónde tienen que ir, cosa muy distinta es que hagan caso. Si una empresa pretende instalarse en un lugar, el estado debe facilitar la infraestructura que demanda, pero si la empresa no ve motivos para instalarse en ese lugar, aunque esté libre de impuestos, no pondrá ni un peso en las ZEE. Si esto ocurre a gran escale, se habrá tirado todo el dinero destinado a incentivar estas áreas.
Todo parece indicar que esta propuesta, no está bien meditada, pues parece algo improvisado por el discurso presidencial, en el que se afirmó que hasta febrero no se presentará la iniciativa al congreso. Si la decisión hubiera sido meditada, ya tendrían hoy una iniciativa terminada. Creo que fue una ocurrencia surgida en el contexto del descontento, de los estados del sur, tras la tragedia de los normalistas de Ayotzinapa.
Este analista ha tenido la oportunidad de acceder a una iniciativa similar para expedir la “Ley de Zonas Económicas Estratégicas”, promovida por senadores del PRD, PAN y PVEM. Esta propuesta tiene mayor alcance que la del ejecutivo, pues permitiría tanto a entidades públicas como privadas, solicitar el establecimiento, operación y mantenimiento de estas Zonas en territorio nacional. Un municipio o grupo podría solicitar el unirse a estas zonas, si cumple determinados requisitos.
Arturo Damm resumió lo que México necesitaba “En vez de ZEE receptoras de privilegios, lo que necesitamos es un país económicamente especial”, totalmente de acuerdo. Si implantásemos ventajas como un Impuesto sobre la Renta de máximo 12% para personas físicas y del 16% para personas morales, se tendrían incentivaría a todo el país, no sólo un área.
Bajar los impuestos de esta manera, conllevaría recortar en gran medida el gasto del gobierno por otros lados. Aspecto que no llegan a entender nuestros políticos, ya que siguen teniendo fe en su gasto deficitario que “estimula” el crecimiento económico, y también les ayuda a ganar votos.
En definitiva, para catapultar a México, se debe de acumular gran capital nacional y atraer mucho externo. Nos debemos de convertir en un país capitalista auténtico para desarrollarnos como tal. Precisamos más empresarios y menos planificación gubernamental, evitemos que las buenas intenciones nos lleven a gastos demasiado altos, como ha pasado hasta ahora.