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¿Dueño o cliente?

La semana pasada se llevó a cabo el trigésimo segundo Evento de Apple, espacio en el que la empresa de la manzana mordida, Apple, Inc (NASDAQ: AAPL), exhibió un renovado Apple Watch, dos modelos de iPad y una nueva familia de teléfonos inteligentes, que incluyen, el iPhone 13, junto con las últimas versiones del mini, Pro y Pro Max.

Desde siempre, la compañía tecnológica se había estado enfocando en el mercado de gama alta; sin embargo, durante los últimos años ha estado ajustando su estrategia, logrando tener una oferta mucho más amplia, al mismo tiempo que mantiene los modelos anteriores a un precio reducido.


En la actualidad, Apple tiene un iPhone para casi todos los presupuestos, desde el iPhone SE con un valor de US$ 399 hasta el 1TB 13 Pro Max de US$ 1,599, en el mercado estadounidense (Gráfico 1).

A raíz de dicho evento, en las redes sociales hicieron eco una sarta de chistes y comentarios alusivos a los precios de la más reciente línea de smartphones. Entre todo ese argüende, no faltó quien afirmaba que era más prudente adquirir acciones de esta compañía que sus productos, haciendo alusión al iPhone.

¿Qué tan redituable ha sido una inversión en la empresa de la manzana mordida? Revisemos cómo ha sido su desempeño a través del tiempo.


Apple vendió por primera vez sus acciones al público inversionista el 12 de diciembre de 1980,  listando 4.6 millones de acciones a un precio de US$ 22 por título. Desde entonces, las acciones se han desdoblado cinco veces, que, en una base ajustada dividida, el precio de la acción en la Oferta Pública Inicial (OPI) fue de US$ 0.10. Al cierre de Bolsa del pasado 17 de septiembre del presente año, la acción se cotizaba en US$ 146.06, significando una revalorización del orden de 148,616%, retorno competitivo frente al ofrecido por otras compañías pertenecientes a la selecta clasificación del Club del billón de dólares (Gráfica 2).


Otro dato muy interesante es que AAPL es la única acción de los Gigantes Tecnológicos (FAANG) que paga dividendos a sus accionistas, lo que resulta muy interesante para una inversión de largo plazo (Gráfica 3).

Recuerde que los rendimientos pasados no garantizan rendimientos futuros, además que, antes de elegir un activo se debe realizar un análisis mucho más amplio, siendo éste una pequeña radiografía. Por otro lado, no olvide que el desempeño de las acciones podría ser afectado por diferentes factores, desde el modelo de negocio hasta variables ajenas al mercado.

Dicho lo anterior, hay una frase bastante apropiada de quien fuera y sigue siendo, de algún modo, el cerebro detrás de Apple; Steve Jobs:

«No puedes conectar los puntos viendo hacia adelante, sólo puedes conectarlos viendo hacia atrás. Así que tienes que confiar que de alguna manera se conectarán en un futuro. Debes confiar en algo, tu instinto, destino, vida, karma, lo que sea».

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