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Una de las tantas preguntas que he recibido es: «¿en qué acción invierto?». Primero, si usted me la ha hecho en algún momento, quiero expresarle mi agradecimiento por su confianza e interés, pues significa que estoy cumpliendo mi misión; contribuir en la democratización financiera y bursátil. En segundo lugar, con el objeto de responder dicha interrogante e indirectamente una más (¿cómo analizar una empresa?), aprovecharé estas líneas para explicar el punto de partida de la selección de acciones.

Antes de entrar de lleno, es importante plantearse lo siguiente: ¿para qué compramos acciones? La lógica nos dice, «para ganar dinero», comprando barato y vendiendo caro, simple, ¿no? Pero lo cierto es que el acto va más allá que sólo ganar dinero. Cuando adquirimos títulos accionarios de una compañía (uno, diez o un lote), nos estamos convirtiendo en socios o dueños de ésta, haciéndonos acreedores, en automático, a derechos y obligaciones.

Como puede verse, la compra de acciones no es un asunto simple, sino todo lo contrario. Se requiere de tiempo, paciencia, gusto y un compromiso fortuito hacia nuestros análisis, estrategias y, lo más importante, hacia las empresas que, de un momento a otro, serán o dejarán de ser nuestras. Por lo que si lo que queremos es solamente ganar dinero, puedo asegurar que lo único que lograremos será perder dinero.

Una vez dicho lo anterior, ¿cuál es ese punto de partida del que hablo? El lenguaje de los negocios, la contabilidad.

La técnica contable es el proceso de registrar los movimientos financieros de una compañía, con la finalidad de resumirlos, analizarlos y reportarlos a los diferentes usuarios de la información financiera (estados financieros).


Iniciemos por la definición del término «estados financieros». Los estados financieros son documentos contables de carácter jurídico que presentan los resultados económicos de un ente empresarial. Son la base del análisis financiero, siendo utilizados tanto por analistas financieros e inversionistas para evaluar la salud financiera y el potencial de crecimiento de una compañía.

En su conjunto, los estados financieros, despliegan información como los activos, pasivos, ingresos, costos, gastos, flujos de efectivo operativos, de inversión, y financiación, y, la variación del patrimonio de los socios, permitiéndoles a los analistas financieros e inversionistas entender la operación de un negocio: cuáles son sus bienes, derechos, obligaciones y deudas; cuánto, cómo y a qué costo se generan ingresos, y, cómo es administrado su efectivo (Figura 1). En resumen, develan qué tan bien o qué tan mal se está gestionando una empresa.

Para el alcance de este artículo, nos enfocaremos únicamente en el Estado de Situación Financiera, el Estado de Resultado Integral y el Estado de Flujos de Efectivo.

¿Cómo se leen los estados financieros? Comencemos con el balance general.


El Estado de Situación Financiera se desagrega en 3 rubros: activo, pasivo y equity (capital contable). El activo refleja los derechos e inversiones (en qué se está invirtiendo), clasificándose por su disponibilidad o liquidez en dos agrupaciones de cuentas: activo circulante (vencimiento menor a un año) y activo no circulante (vencimiento mayor a un año) (Figura 2).


El pasivo, por su parte, revela obligaciones y financiamiento proveniente de terceros (de dónde provienen los recursos), siendo acomodados por el tiempo o plazo con el que se cuenta para ser saldados: pasivo a corto plazo (vencimiento menor a un año) y pasivo a largo plazo (vencimiento mayor a un año) (Figura 3).


El equity o capital contable representa la cantidad de dinero que se les devolvería a los accionistas una vez que el activo total se liquidara y fuesen amortizadas todas las deudas de la organización (Figura 4).


Ahora, veamos del Estado de Resultado Integral. Este informe financiero contiene 3 rubros: ingresos, costos y gastos. Los ingresos son las entradas de dinero que se perciben por el desarrollo del objeto social. Los costos son las erogaciones vinculadas a la actividad principal de la empresa. Los gastos son los desembolsos de efectivo destinados a cubrir las actividades secundarias.

La realización de un buen análisis e interpretación del Estado de Resultado Integral nos transmitirá información muy valiosa sobre datos clave del negocio, tales como la rentabilidad, los resultados financieros de las actividades comerciales, el comportamiento histórico de los ingresos y las ganancias (al compararlo con varios periodos contables), y, la manera en que son administrados los costos y gastos.  

Intencionalmente, clasifiqué en números romanos cada nivel del Estado de Resultado Integral de BIMBO, con la finalidad de describirlos individualmente (Figura 5):

  • I. Indica cuán rentable es el producto y qué tan viable es su producción.

  • II. Muestra qué tan rentable es la empresa.

  • III. Refleja qué tan positivo ha sido financiarse o no con deuda.

  • IV. Permite conocer la ganancia real de los accionistas.

El Estado de Flujos de Efectivo proporciona una visión general de los movimientos de efectivo (entradas y salidas), dividiéndolos en 3 grupos de actividades: actividades de operación, actividades de inversión y actividades de financiamiento. En conclusión, expone la cantidad de efectivo que se generó o perdió durante un periodo determinado.


Las actividades de operación refieren a las entradas y salidas de dinero que se generan por el objeto social. La entrada de efectivo es lo que ingresa por la venta del bien o servicio, mientras que los sueldos por pagar serían un ejemplo de salida de efectivo (Figura 6).


A su vez, las actividades de inversión abarcan los cambios en el efectivo por la compra – venta de Propiedad, Planta y Equipo (PPyE) o la rentabilización de inversiones de largo plazo. La venta del equipo de transporte sería una entrada de efectivo, en tanto, la modernización del equipo de cómputo consistiría en una salida de efectivo (Figura 7).


Finalmente, las actividades de financiamiento aluden a los movimientos en el efectivo relacionados a la emisión de deuda o de capital, recompras de acciones, préstamos, dividendos pagados o reembolsos; en resumen, la estructura de capital (Figura 8).

Hablando propiamente del análisis de estados financieros, existen diferentes técnicas, encontrándose el análisis vertical (comparación de los elementos de un estado financiero en relación entre sí), el análisis horizontal (comparación absoluta y relativa de datos históricos), y, más profundamente, el análisis fundamental y la valuación corporativa.

Resulta imprescindible que comencemos o, en su caso, reforcemos nuestra perspectiva en torno a la inversión en Bolsa (específicamente en acciones), ya que, como mencioné al inicio, no sólo se están comprando títulos de crédito o, en su definición más coloquial, papeles, se está comprando una parte alícuota del capital social de una empresa, por lo que, si verdaderamente deseamos acrecentar nuestro patrimonio, tendremos que analizar, razonar y entender los números de nuestra empresa.

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