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Tras cuatro semanas consecutivas de avances, el S&P 500 marcó su primer retroceso; cediendo 1.21%, para situarse en niveles cercanos a los 4,230 puntos.

Si bien esta pequeña minusvalía registrada por la Bolsa en el transcurso del 13 al 19 de agosto no opaca el avance de 9.46% de las penúltimas cuatro semanas, no podría ser subestimada, dado que en ningún punto del rebote comenzado el 16 de junio pasado ha logrado subir en la cuantía de 20%, y, por lo tanto, el bear market sigue vigente, aunado a que, los dichos y los hechos de los responsables de manejar la política monetaria americana discrepan entre sí, realzando las preocupaciones sobre si verdaderamente se comenzará a reducir el ritmo de alza de las tasas de interés.

¿El S&P 500 está en una fase de distribución? ¿Hemos llegado al final de un falso repunte? ¿Nos aproximamos a un nuevo mínimo? Analicémoslo.


Tomando como el último máximo del actual mercado bajista, la primera sesión bursátil de 2022, los sectores de tecnología (XLK), consumo discrecional (XLY), industrial (XLI) y servicios de comunicación (XLC) guardan el mayor grado de relación lineal con el movimiento del S&P 500. En cambio, los sectores de energía (XLE), servicios públicos (XLU), consumo básico (XLP) y bienes raíces (XLRE) han mostrado una menor correlación (Figura 1).


Enfocándonos en los 4 primeros, vemos que, con excepción del sector industrial, todos cayeron en bear market (considerando la definición teórica de una corrección de 20% desde su último máximo), registrando, en conjunto, un ajuste promedio del orden de -30.96%. A su vez y sin considerar al sector industrial, estos sectores han acumulado, desde su último mínimo más reciente, un avance promedio de 14.69% (Tabla 1).


Al analizar el gap existente entre los máximos históricos y los últimos niveles de los 11 sectores SPDR, que promedia -14.08%, los sectores con la mayor correlación respecto al S&P 500, en conjunto, promedian -20.92% (Tabla 2).  

Este dato junto al anterior muestra que, hacia delante, podría esperarse un avance (del S&P 500) con menor dinamismo, dado que, bajo esta métrica, la diferencia entre los sectores más y menos correlacionados con el mercado es de poco más del doble, lo que en entrelíneas significaría que el mercado ha estado y seguirá manteniéndose cauto.


En ese sentido, esta cuarteta de sectores, a nivel técnico, ha comenzado a enviar señales de ralentización que desde hace tiempo no se veían, reflejándose en la fuerza, la velocidad y el impulso de la tendencia actual, al tiempo que se han reencontrado con niveles de resistencia bastante sólidos (Gráfica 1).


Dicho esto, en las sesiones venideras, el S&P 500 deberá, en primer lugar, probar la solidez de su soporte, de 4,120 puntos, y, posteriormente, superar su actual resistencia, de 4,300 puntos, así como su promedio móvil de 200 días, reafirmándolos como un nuevo piso a través de un pull back, sólo así podrá contar con un amplio margen de retorno hacia su máximo de 4,796.56 puntos (Gráfica 2).

Los datos anteriormente vistos parecen coincidir en que la Bolsa está comenzando una fase de distribución; sin embargo, un bear market rally, a título personal, no podría descartarse. Todo dependerá de una y mil cosas más: la inflación, que, en el corto plazo, se irá de vacaciones a Jackson Hole.

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