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La gran pregunta

De entre las muchas labores de los analistas económicos, la estimación del objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un día del Banco de México (Banxico) al cierre de 2023, ha y seguirá representando uno de sus principales retos y una de las razones por las que en las semanas venideras continuarán sin conciliar el sueño.


Del 21 de diciembre de 2021, fecha en que se le preguntó por primera vez al consenso de analistas su pronóstico para la tasa de referencia en la Encuesta Citibanamex de Expectativas, al 3 de abril de 2023, la mediana de las estimaciones ha registrado una variación de 438 puntos base, elevándose desde 7% a 11.38% (Gráfica 1).


Cuestión que no ha sido un hecho aislado, por el contrario, ha ido en sintonía con la trayectoria de los pronósticos del Banxico para las inflaciones general y subyacente, en los que, la convergencia hacia el rango objetivo de 3 porciento +/- un punto porcentual se ha ido aplazando al son de las reuniones de política monetaria. Poniéndolo en contexto, hacia septiembre de 2021 se estimaba que, durante los primeros tres meses de 2023, prácticamente, la inflación ya oscilaría dentro de su rango objetivo, situándose en 3.3%; sin embargo, al culminar dicho periodo, ésta es de 6.85%, doblando tal nivel (Tabla 1).


Pese a ello y a que la última lectura del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) sitúa al dato de la inflación general como el cuarto más alto para un mes similar desde principios de siglo y al correspondiente al componente subyacente como el segundo más alto, bajo la misma base comparativa, es un hecho que los niveles generales de precios parecen comenzar a marcar una clara tendencia a la baja, impulsados principalmente por la desaceleración de los subcomponentes de la inflación no subyacente (Gráfica 2).

A razón de lo anterior, los analistas han comenzado a vislumbrar una tasa terminal de 11.50%, y, por primera vez desde junio de 2021, una reversión del actual ciclo de endurecimiento monetario hacia el 4T23, con recortes de entre 25 puntos base o 75 puntos base.

No obstante, bajo una perspectiva meramente subjetiva, existen 3 elementos que nos obligan a ser mesurados en torno al desenvolvimiento futuro de la política monetaria.


Si bien el desplazamiento ascendente de la inflación general está comenzando a ceder, el componente servicios de la inflación subyacente prosigue acelerándose, ubicándose en 5.71% A/A en marzo de 2023, dejando en evidencia los efectos de los mayores costos laborales (Gráfica 3).  

Otro punto medular que podría reflejarse (para mal) en la lectura inflacionaria de abril es el concerniente al recorte de producción petrolera de más de 1 millón de barriles diarios anunciado por parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) a principios de mes.

Finalmente, y como tercer elemento, la opinión disidente de la subgobernadora Irene Espinosa en la Minuta número 99, señalando la importancia de mejorar el canal de comunicación del Banxico hacia el público, enfatizando que en esta última la guía futura se limitó en la próxima decisión y no en el horizonte que opera la política monetaria, omitiendo que, posiblemente, las condiciones restrictivas se mantengan hasta por los próximos 2 años con el objeto de asegurar que la inflación converja hacia su rango objetivo.

Considerando el calificativo inicial de «pasajero» que se le acuñó, tanto por expertos como inexpertos, al fenómeno inflacionario durante el 2021, y, con ello, el irresponsable actuar de las autoridades monetarias, así como a las causales y orígenes de éste, podría resultar arriesgado y demás inconveniente tratar de dilucidar cómo y en cuánto tiempo terminará, pues con el pasar de los meses cada vez nos es más claro cuánto nos hace falta aprender de la inflación.

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