Es cierto que con los impuestos se han hecho cosas buenas. Un riesgo es que una parte de ellos son robados o malgastados. Otro riesgo es que te pases la vida cotizando a la seguridad social para tener asistencia médica y cuando tengas 80 años pidas cita para el oculista y te citen para enero de 2014 (caso real, Servicio Canario de Salud).
No sé yo si en el mundo hay sistemas de salud mejores, sé que los hay peores, pero en el nuestro hay cosas que pasan de castaño oscuro.
Lo bueno sería que ningún contribuyente (ni parado ayudado, ni empresa subvencionada, ...) defraudara,
que las administraciones emplearan bien lo recaudado, y que los impuestos no fueran tan altos que asfixien al contribuyente.
Pero me temo que la realidad es muy diferente a la versión oficial o ideal.
Yo quiero contribuir, contribuyo, pero veo que hay contribuyentes más ricos que yo que se escaquean, que sus hijos obtienen unas becas de mucha mayor cuantía que los padres de otros alumnos en iguales condiciones familiares, pero con menos ingresos.
Leo la cantidad que el Gobierno de Canarias ha entregado a la Unión Deportiva Las Palmas por no sé que contrato de qué demonios de promoción: no me nace pagar impuestos para eso, los pago porque me lo imponen.
Y veo a quiénes son entregados los pisos de protección oficial: unos a gente que reúne los requisitos y otros a gente que finge reunirlos.Quiero que los impuestos sean, entre otras cosas, para ayudar a quiénes lo necesitan, pero que las administraciones no se dejen engañar por los pícaros de turno, a cambio de votos.
Quiero pagar impuestos para tener unas buenas carreteras, pero no quiero que inflen el presupuesto para dar el porcentaje correspondiente a ningún partido o fundación afín a este. Es más, no entiendo por qué me, nos, imponen pagar, vía subvenciones, a las fundaciones afines a los partidos. A lo mejor me lo explican y me convencen.
Cuando pago impuestos una parte de ellos va a servir para lo bueno, y otra para lo indeseable, para lo prescindible, para lo incomprensible.
Parece que nunca vamos a pagar impuestos suficientes para que lo necesario funcione bien, pero se sigue gastando en lo innecesario.
Si le entrego un dinero al yonki a lo mejor se compra un bocadillo, pero me arriesgo a que lo gaste en otros bienes o males, pero nadie me impone que se lo entregue.