Josep Castells (Montmeló, 1962) es consejero delegado de InKemia, un grupo empresarial orientado al campo de la biotecnología y el conocimiento. De sus proyectos, muchos de los cuales asociados a investigaciones largas, nacen patentes como la que acaban de conseguir gracias a un nuevo biocombustible. El resultado llega en pleno cuestionamiento del diesel tras el escándalo por el trucaje de motores del grupo Volkswagen.
¿Cuál es la actividad principal de InKemia ya qué sectores se orienta?
Trabajamos en el campo del conocimiento, nuestro producto son los proyectos de innovación principalmente en tres sectores que son sinérgicos: el farmacéutico, el biotecnológico y el químico. Uno de los últimos proyectos culminados ha sido el de un nuevo biocarburante que reduce las emisiones contaminantes.
Como lo han conseguido?
Trabajamos desde hace quince años en este campo. Empezamos con el biodiesel y vimos que se generaba un subproducto en muchas toneladas que podía tener mucha relevancia: la glicerina. Tiene aplicaciones para la cosmética y otros sectores, pero tuvimos prever que si el diesel se extendía mucho, como ha ocurrido, habría un excedente importante de este subproducto. Por eso quisimos trabajar elementos que la utilizaran y empezamos en 2005 a explorar la biorefinería y una línea de nuevos productos a partir de la glicerina.
¿El biocarburante que han encontrado es aplicable a los vehículos actuales?
Sí. Todos los diesel de Europa llevan un porcentaje de biocarburante obligatorio, pero, además, la normativa europea ha fijado que se utilicen en pequeñas cantidades biocarburantes de segunda generación como el nuestro, que quiere decir que no interfieran en la cadena alimentaria , como sí ocurre con el aceite de freír y con la grasa de las vacas que se usa en biocarburantes. En 2020 todos los diesel deberán llevar biocarburantes de segunda generación al menos en una proporción del 0,5%. Esto son millones de toneladas que no se podrán cubrir sólo con los biocombustibles actuales. Por lo tanto, vemos demanda.
¿Qué ventajas tiene? Es más barato?
Funciona mucho mejor que cuando se hace el biodiesel clásico. Los costes de producción de nuestro producto son más bajos, de un 5% a un 10%.
Hasta cuando la han patentado?
Estamos cubiertos hasta el 2027, pero también tenemos patentes posteriores.
¿Y han probado el producto en motores reales?
Sí, en un motor Nissan.
¿Qué resultados han obtenido?
El biocarburante de InKemia puede ayudar a todo el sector a rebajar de manera generalizada la emisión de NOx, porque hace bajar en general las emisiones de muchos parámetros. Nosotros lo probamos mezclado con un 20%, que no es el que se utilizará, pero queríamos ver hasta qué cantidad admitía el diesel. Vimos que bajaban las emisiones de monóxido de carbono, que es el dióxido no quemado, el más perjudicial. También bajaba la emisión de hidrocarburos no quemados y, de manera espectacular, disminuían las emisiones de partículas en suspensión, que es uno de los grandes problemas de contaminación de los diesel. Una solución para estas partículas son los filtros, pero hay una cierta relación diabólica entre las partículas y el NOx: cuando configuran los motores para que bajen las partículas emitidas, suben los NOx, y cuando se configura el motor para que bajen los NOx, suben las partículas. Hay que encontrar un equilibrio, un compromiso.
Como consiguieron, pues, esta reducción de los NOx?
Observamos que conseguíamos una bajada del 40% de las partículas y que, en el caso del ciclo urbano del motor, los NOx también caían. Entonces pensamos que si hacíamos las pruebas configurando el motor para mantener partículas gracias a los filtros que ya se usan, entonces se lograría también reducir el NOx.
Y por qué no se hace?
Es un compromiso. A medida que quieres eliminar partículas lo que haces es aumentar el consumo, y así acabarías emitiendo más CO2.
Por lo tanto, ¿por el momento no se pueden reducir las dos emisiones a la vez?
Muy difícil si no cambias el combustible. Por eso una de las posibles soluciones, fuera de la ingeniería, que es lo que hacen los fabricantes, es el uso de nuevos combustibles como el nuestro.
¿La solución llegará antes por la vía de los combustibles o de la ingeniería y la renovación del parque?
Deben ser las dos cosas. La una sin la otra no funciona.
¿Por qué más rápido la solución?
Hay intereses por todos lados para frenar los biocarburantes. Para las petroleras no es la mejor cosa y los cambios en la configuración de los combustibles también generan revuelo en los fabricantes, que tienen que hacer modificaciones al motor.
Es un tema de intereses y presiones lo que hace que no se implemente ...
Lo que falta para que sea real es poner en marcha la inversión industrial.
Cuánto han invertido en este nuevo biocarburante?
Entre 8 y 10 millones de euros.
Y cuál es el siguiente paso?
Estamos trabajando con compañías internacionales para la fase de producción en serie.
Cuando estará en el mercado?
No lo sabría decir, pero hay compañías muy interesadas, sobre todo pensando en los cambios legislativos que vienen a Europa.
El escándalo Volkswagen les ayuda?
Es un factor más, pero ni favorece ni desfavorece, porque también hay voces que reaccionan a esto diciendo que hay que eliminar los diesel.
¿Usted ve el final del diesel por la crisis de Volkswagen?
Lo veo muy complicado. Hay mucha tecnología invertida, y Europa es puntera. Sí habrá una tendencia hacia el coche híbrido, pero es muy lento. Hay que hacer el diesel más sostenible y que se ajuste a las demandas sociales y ambientales, y esto es factible a través de los biocarburantes. ¿Qué alternativa hay? La gasolina? Crearíamos un problema de CO 2, porque el consumo se doblaría.
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