Suelen ser técnicas habituales en los comercios, sobre todo, en grandes superficies. Yo ya me he acostumbrado a mirar si la etiqueta del producto coincide con la que pone en el precio rebajado porque también te ocurre que cambian de sitio el producto y acabas cogiendo el que no está rebajado. Es cuestión de dedicarle unos segundos para comprobar los códigos.