La Asociación Mexicana de Intermediarios Bursátiles (AMIB) es una institución sin ánimo de lucro cuyas funciones se centran en la autoregulación de las Casas de Bolsa para hacer más robusta la intermediación bursátil y el correcto desarrollo del mercado de valores.
Esta Asociación de Intermediarios Bursátiles nace en 1980 bajo la agrupación de Casas de Bolsas y no fue hasta el año 1993 que cambió su razón social. Actualmente agrupa 34 Casas de Bolsa en México, esta agrupación se compone de Casas de Bolsa que están autorizadas por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, así como por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.
Objetivos de la Asociación Mexicana de Intermediarios Bursátiles (AMIB)
La misión de la Asociación AMIB se centra en fortalecer la intermediación bursátil y el desarrollo del mercado de valores. Para ello sus objetivos consisten en defender los intereses de los participants del mercado de valores, actúa como institución autoregulatoria, coordinándose con instituciones regulatorias del mercado de valores y derivados.
A su vez certfica la capacidad técnica de promotores, operadores y asesores de la bolsa, coordina instrumentos, modalidades operativas, infraestructura y trata de mejorar el sistema de intermediación bursátil.
Las funciones con un aspecto más económico y de desarrollo constan en impulsar la promoción de un mercado eficiente, agilizando la inversión y financiación del sector productivo, por último y no menos importante, difunde la cultura financiera y bursátil en México.
¿Qué actividad realiza la Asociación Mexicana de Intermediarios Bursátiles (AMIB)?
La AMIB analiza, estudia y, a través de los comités técnicos de que dispone, promueve servicios de consultoría y asesoría. Entre otras instituciones se relaciona con la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros y la Asociación de Bancos de México con el fin de llevar a cabo la organización de actividades de representación empresarial.
Así pues, tiene como objetivo promover la ética y la profesionalización de sus miembros, a través de establecer estándares de autoregulación que son dirigidos por el Consejo Directivo y definidos en el Código de Ética Profesional de la Comunidad Bursátil Mexicana.