“Los mercados alcistas nacen del pesimismo, crecen en el escepticismo, maduran en el optimismo y mueren en la euforia.” .- John Templeton
Las emociones se encuentran dentro de cada uno de nosotros desde que nacemos, aunque tenemos más noción (y conflicto) con ellas en nuestra etapa de adolescencia. Posteriormente nos acompañan de manera vitalicia.
Así como nos acompañan en todos los eventos que vivimos, de la misma manera interfieren en los mismos, generándose en los seres humanos una conducta. Esta puede estar conformada tanto por el medio exterior (conductas observables; expresiones de júbilo) como del interior (pensamiento y emociones del inversionista). Conductas que se expresan día con día, evento tras evento, en dónde los mercados financieros no son la excepción.
Las finanzas per se no es una ciencia exacta, alude al uso exhaustivo de las matemáticas y con esto genera conocimiento cuantitativo, pero no es una ciencia infalible. Con base en esto podemos clarificar que no hay ningún adivino que pueda predecir los sucesos con exactitud, si bien muchas veces se pueden anticipar movimientos con estudio técnicos; muchas veces estos se verán mermados por inversores eufóricos.
Un ejemplo claro son las inversiones en criptomonedas, en específico del Bitcoin, dónde bien se vio reflejada la diferencia entre precio y valor intrínseco. Siendo para muchos especialistas una burbuja económica, ya que no reflejaba un valor real, simplemente se manejaba su precio de manera entusiasta con la ley de oferta y demanda. Mientras que, para otros osados es una oportunidad de inversión, debido a diferentes métricas del bitcoin que sortean al actual sistema financiero.
Como muestra, Daniel Lahoud en su libro: “Los principios de las finanzas y los mercados financieros” nos habla acerca de los Diez Principios Básicos de las Finanzas. En esta ocasión, me concentraré únicamente en los siguientes principios que aluden al comportamiento de los individuos:
- El Principio del Comportamiento Egoísta: Todo individuo per se actúa y procura un fin egoísta. Incluso aquellas actuaciones que no están en busca de una generación de riqueza (aumento de valor) tienden a involucrar actitudes egoístas. Lo anterior, hace referencia a que independiente de los medios, las acciones de los seres humanos tienden a ser egoístas; ya que buscan como fin el beneficio personal. Por tanto, tomarán actitudes egoístas en sus decisiones. Siendo este un comportamiento loable en el mercado financiero y que incluso forma parte de la conducta humana.
- Toda transacción es una posición.
- Los individuos tratan de ser racionales.
Con base en los puntos anteriores, entendemos de mejor manera la conducta que tomará un ser humano al tratar de ser racional (“obedeciendo a juicios del pensamiento y la razón”), egoísta (persiguiendo sus propios intereses) y todo esto para que concluya en una transacción ya sea en posiciones largas o cortas.
Desde otra perspectiva, en un estudio realizado por el National Bureau of Economic Research llamado Fear and Greed in Financial Markets: A Clinical Study of Day-Traders se procedió a la observación de 80 anónimos traders en un periodo de 5 semanas, tomando como base rasgos personales y estados de ánimo de cada individuo. Relacionando estas medidas con tomas de ganancias y pérdidas en un día normal.
El estudio arrojó que los traders con una reacción emocional más intensa al momento de generar ganancias o pérdidas, respectivamente. Tenían un peor rendimiento en cuanto al trading se refiere. Aunado a esto, el estudio mostró significativamente la posibilidad de que no existan habilidades innatas para el trading, y que cada tipo de personalidad pueda efectuar las funciones de igual manera después de una instrucción y práctica adecuada.
Asimismo, cuando se habla de compartimientos asemejados a animales en Wall Street, dos se nos vienen a la cabeza inmediatamente: toros y osos; analogías utilizadas desde el siglo XVIII.
La analogía se da con estos animales debido al tipo de conducta que toman los inversionistas al momento de invertir (valga la redundancia). Si bien se sabe el mercado de los toros; se suele dar cuando los inversores son positivos, la producción económica es fuerte, los empleos abundan y la inflación es baja. Por lo que se genera un mercado alcista; una demanda más fuerte. Cobijada de la codicia y la euforia de los participantes.
Mientras que un mercado bajista o el mercado de los osos, se distingue por la desaceleración del mismo. Los inversionistas ya no contemplan de la misma manera los títulos, la euforia se convierte en desesperación y la codicia en miedo. Los precios que reflejan se ven sumamente sobrevalorados y por lo tanto la venta de títulos incrementa.
Como muestra, tenemos que hace 3 días los mercados financieros presentaron un ajuste, a nivel mundial sufrieron pérdidas; principalmente en Estados Unidos. Tal es como el promedio Industrial Dow Jones y el S&P 500 que se vieron afectados.
“Hay que ser codicioso cuando los demás son miedosos y miedosos cuando los demás tienen los ojos inyectados de codicia”.- Warren Buffet