Donald Trump, inició su gobierno a trompicones y antes de cumplir sus primeros 100 días de gobierno, sus acciones han generado más incertidumbre de la que existía antes de que tomara posesión. Ha dicho y se ha desdicho en numerosas ocasiones y sobre diferentes temas, uno de ellos la agenda comercial que involucra a México. Durante los primeros 3 meses de la administración Trump la divisa mexicana se ha visto favorecida y llevó al peso a niveles de paridad con el dólar similares a los que existían antes de la elección presidencial norteamericana.
Pero no en todos los temas ha habido un viraje en el timón. Específicamente la agenda de cambio climático no muestra signos alentadores. El contexto de esta problemática global es grave no sólo para los países en desarrollados (como EEUU), sino que se acentúan más en los países en vías de desarrollo. Trump, es la cabeza del país que sólo después de China es el principal emisor de gases de tipo invernadero, y en su discurso de campaña y en el actual subestima este tema, llegando al punto de afirmar que el cambio climático ni siquiera existe, se ha desmarcado del tema “aventando la bolita” a los chinos, acusando al gigante asiático de inventar el concepto cambio climático para frenar la industria norteamericana.
Hace unas semanas el presidente de EEUU firmó decretos para meterle freno y reversa a las políticas que el el presidente Obama había estructurado en su gobierno. Entre otras, se rescindieron normas del Plan de Energía Limpia de la EPA (Agencia de Protección Ambiental de los EEUU), se cancelaron normas de control de emisiones de metano provocadas por la producción y distribución de hidrocarburos y además le metió un sablazo al uso regulatorio del costo social del carbono, que es un indicador que indujo la EPA para medir en términos económicos el daño que causa en el mundo la emisión de cada tonelada adicional de dióxido de carbono. El espíritu de la cancelación en un plumazo de toda la agenda ecológica de los Estados Unidos, es en palabras de Trump, para incentivar la creación de empleos.
La preocupación entre los especialistas es evidente y justificable. De acuerdo a la OCDE, si no se implementan y ejecutan políticas gubernamentales efectivas contra el cambio climático, las emisiones de gases invernadero se incrementarán a niveles de 70% para mediados de este siglo. El impacto es brutal, en términos caseros, la temperatura se elevará entre 4 y 6 grados en promedio alrededor del globo terráqueo. Una gran cantidad de lugares en el mundo, incluido México, tendrán temperaturas cercanas a los 50 grados centígrados.
Sin que existan políticas encaminadas a un progreso económico donde las emisiones bajas en carbono, los gobiernos estarán tejiéndose un nudo alrededor del cuello. Se ha demostrado que es posible generar economías verdes que pueden favorecer el crecimiento y el desarrollo en las sociedades y aunque los más involucrados son los países en vías de desarrollo, las principales industrias del mundo tienen el sello de los países más desarrollados.
Ser sustentable no es una opción, el punto de no retorno está cercano y las economías como la estadounidense tienen la obligación histórica de motivar el crecimiento en tecnologías amigable con la ecología. El planeta nos cobrará parejo la factura a todos.
