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Estrategias de inversión aplicadas a la vida

 
“En la vida como en las inversiones se gana o se aprende” 
 
Nos encontramos en el inicio de un nuevo año y es un buen momento para reflexionar, replantear y resignificar nuestras experiencias vividas de cara a al cumplimiento de nuestras metas y propósitos. En ese orden de ideas, algo por lo que el mundo de las inversiones se ha convertido además de apasionante también un estilo de vida para mí, es que los principios básicos bajo los cuales se rigen las inversiones aplican también para tener una vida más plena. 
 
Invertir es algo que generalmente asociamos con el ámbito financiero, pero al igual que en los mercados, donde el objetivo es maximizar ganancias y minimizar pérdidas, en la vida también podemos buscar optimizar nuestros recursos, hábitos, aprendizajes y experiencias para obtener el mejor rendimiento posible. Veamos algunas estrategias de inversión que podríamos aplicar a nuestra propia existencia. 
 
Largo plazo 
En el mundo financiero, las inversiones exitosas a menudo requieren una perspectiva a largo plazo. Lo mismo ocurre en la vida. Tener metas claras y un plan a largo plazo puede proporcionar dirección y propósito. Define tus objetivos personales y trabaja de manera constante hacia ellos, comprendiendo que los resultados significativos a menudo llevan tiempo. Desafortunadamente, muchos entran al mundo de inversiones esperando hacerse ricos de la noche a la mañana, comprando Bitcoin o algún instrumento financiero y que en unos días se dispare para obtener grandes ganancias, de igual manera en la vida hoy existe un sentido de inmediatez de querer resultados rápidos y sin mucho esfuerzo. Los buenos resultados requieren paciencia, disciplina y enfoque a lo que queremos lograr. 
En mi experiencia agregaría a esta visión de largo, el esfuerzo y la tenacidad porque al igual que en las inversiones habrá momentos de caídas, correcciones o bajas que harán que queramos salirnos del mercado con pérdidas, y será lo mismo en nuestra vida cuando nos enfrentemos a situaciones complicadas que nos haga querer renunciar y no continuar. 
 
Interés compuesto 
A Albert Einstein se le atribuye la frase “El interés compuesto es la fuerza más poderosa del universo” y es que este concepto viene en línea con la planificación a largo plazo, ya que éste llega cuando derivado de una inversión obtienes una ganancia, pero en lugar de tomar la ganancia o rendimiento decides reinvertir y así sucesivamente al paso del tiempo, entonces la base de cálculo será tu capital inicial más lo rendimientos que vayas agregando. Al paso de los años el resultado será exponencial como resultado de estas tres variables: capital, el interés ganado y el tiempo. El gran inversionista Warren Buffet, es el mejor ejemplo de haber creado riqueza a través del interés compuesto, teniendo en un algún punto del tiempo ganancias exponenciales. 
Ahora bien, en nuestra vida el interés compuesto son los hábitos, esas pequeñas cosas que nos ayudan a ser un 1% mejor cada día. Ser un 1% cada día nos lleva a ser un 37.78% mejor cada año. Nuestra identidad emerge de nuestros hábitos, cada acción es un voto por el tipo de persona en la que deseamos convertirnos. Como bien lo dice Naval Ravikant “Todos los beneficios en la vida vienen del interés compuesto – dinero, relaciones, hábitos – cualquier cosa importante” para entender más del poder de incorporar pequeñas acciones y su alcance les recomiendo el libro de “Hábitos atómicos” de James Clear. 
 
Inversión en conocimiento 
Warren Buffett, uno de los inversores más exitosos de todos los tiempos, ha dicho: "La mejor inversión que puedes hacer es en ti mismo". Aplicado a la vida, esto significa invertir en educación y desarrollo personal, ya sea adquiriendo nuevas habilidades, leyendo libros, asistiendo a cursos o buscando mentoría, cada esfuerzo invertido en tu propio crecimiento es como un dividendo que se acumula con el tiempo. 
Invertir en uno mismo no solo se refiere a adquirir conocimientos a través de la educación formal, sino también a buscar oportunidades de aprendizaje y crecimiento constantes en todas las áreas de la vida. Al invertir en uno mismo, se cultivan habilidades, se fomenta el autoconocimiento y se expanden los horizontes. 
Algo en lo que de manera personal he invertido tiempo además de estudiar como funcionan los mercados financieros, el mundo de las criptomonedas, las finanzas, negocios etc. Es invertir también en como funciona nuestra mente, entender su funcionamiento es fundamental para convertirnos en quienes queremos llegar a ser. 
 
Inteligencia emocional 
Los mejores y más exitosos inversionistas se destacan más por su fortaleza mental y emocional que por su conocimiento financiero y técnico. Ya que desarrollar una inteligencia emocional evita tomar decisiones emocionales en medio de situaciones volátiles o de incertidumbre, manejar el estrés de manera efectiva, evitando acciones impulsivas o reacciones exageradas. También ayuda a los inversionistas a recuperarse de las pérdidas, aprender de la experiencia y seguir adelante.
 Sin duda alguna, la capacidad de equilibrar las emociones con la lógica financiera es una fortaleza distintiva de los inversionistas exitosos, pero de igual manera también contribuye al bienestar general en todos los aspectos de nuestra existencia y a una vida más feliz y equilibrada. 
 
Por último, en los mercados financieros, las oportunidades a menudo se presentan en momentos inesperados e incluso de crisis. En la vida también hay momentos clave que pueden ser oportunidades para el crecimiento y el cambio positivo aunque el momento parezca complicado y arriesgado. Estar abierto a nuevas posibilidades y ser lo suficientemente flexible como para tomar riesgos y adaptarte a las circunstancias puede llevarte a experiencias gratificantes. 
 
La vida, al igual que los mercados, es dinámica y presenta constantes desafíos, riesgos y oportunidades. Al aplicar estrategias de inversión a nuestra vida cotidiana, podemos maximizar nuestras experiencias, aprender de los fracasos y cosechar los beneficios a largo plazo. Así que, la próxima vez que te encuentres enfrentando decisiones importantes, ¿por qué no considerarlas como inversiones en tu propio bienestar y felicidad? 
 
Recuerda, la vida es una cartera o portafolio que tú mismo gestionas y rebalanceas ¿Cómo la estás invirtiendo? 
 
Feliz y próspero 2024. 
 
 
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