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Durante la formación de los especialistas en economía se tocan temas como la competitividad en ciertos mercados y que es lo que conlleva la misma.

Una de las partes fundamentales de las competencias de mercado son las llamadas economías de escala, mismas que representan una barrera de entrada de nuevos competidores.

Lo anterior lo aplico a las microfinancieras y a su mercado, por lo que me permitiré citar lo siguiente:

“La existencia de las microfinanzas puede ser justificada desde dos perspectivas: la de mejorar la eficiencia y la de incrementar la equidad.

El tema de la eficiencia está inextricablemente ligado a las ya mencionadas fallas de mercado, es decir, al hecho de que éste no funciona en la práctica tan bien como en los modelos ideales de competencia perfecta.

Esto hace que el sistema bancario no satisfaga la demanda de crédito de una cantidad de personas que, de tener acceso al mismo, estarían en condiciones de generar suficiente riqueza como para devolver el capital prestado, con su costo de oportunidad, y de mejorar su condición de vida.

El que existan personas que potencialmente sean buenos prestatarios y que no reciban la oportunidad indica que estamos ante un problema de eficiencia: el mercado no provee los mecanismos adecuados para canalizar todas las transacciones que los agentes desearían.

El tema de la equidad está dentro de la función de preferencia de los ciudadanos junto con objetivos sociales diversos, tales como:

  • Reducir la cantidad de individuos que viven por debajo de la línea de la pobreza,
  • Dar trabajo a los desempleados, entre otros.

Dos alternativas se abren aquí:

En primer lugar, el desarrollo de emprendimientos privados espontáneos a partir de ciudadanos que se compenetran ideológicamente con estas causas y pueden llegar a constituir organizaciones no gubernamentales (ONGS).

En segundo lugar, que los objetivos señalados lleguen a ser considerarlos bienes públicos, es decir, bienes que benefician a toda la sociedad. Es aquí cuando la provisión de equidad y justicia social a través de microcréditos se transforma en una responsabilidad del Estado que debería ser implantada a través de sus propias instituciones”.

Es por ello que el intentar cubrir de forma total la demanda que existe con respecto al microfinanciamiento, representa una tarea complicada, dado que los organismos que poseen mayor participación del mercado forman barreras de entrada a nuevos competidores y esto provoca que los oferentes sean pocos y que no cubran la demanda.

Otro de los efectos de las barreras, sería que el capital no fluye de manera adecuada de los bancos a los microempresarios y es en ese momento donde se detectan fallas de mercado.

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