Si aún eres de esas personas que ve las deudas como algo negativo y de lo cual hay que huir a toda costa, deberías tomarte un respiro y tratar de ver el otro lado de la moneda: de entrada, las deudas no son algo negativo, lo son si no sabes manejarlas. Si lo piensas un momento te darás cuenta que el patrimonio y la prosperidad muchas veces se construyen con deuda, así que básicamente hay “deuda buena” y” deuda mala”.
Una deuda o crédito es bueno cuando con él financias la compra de bienes duraderos que formen parte de tu patrimonio individual o familiar (según sea tu caso), por ejemplo, una hipoteca, un autofinanciamiento o un terreno, pero al mismo tiempo esa deuda que puede ser para adquirir algo bueno puede convertirse en negativa si la dejas salir de control.
Por otro lado, una deuda, crédito o financiamiento es negativo o “malo” si con él adquieres productos que no son duraderos o que se devalúan rápidamente, es decir artículos con poco número de usos o de corta vida útil, por ejemplo, alimentos, cigarros, alcohol, cosméticos, etcétera. En este sentido financiar el pago para la realización de una fiesta sería una deuda mala.
Entonces, antes de adquirir una deuda recapacita si vale la pena usarla para un bien que sea duradero o no, entonces te darás cuanta si es mejor pagarla a crédito o el contado.
Pero si usas el financiamiento o la deuda para generar riqueza entonces todo cambia. Financiar un nuevo negocio propio o el que ya tienes para mejorarlo es un excelente uso que le puedes dar al dinero prestado, pues como dice la sabiduría popular “el mejor dinero es el que genera dinero”.
En resumen, cuando uses tu dinero piensa en sacarle el mayor provecho, piensa en el mediano y largo plazo, deshecha de tu mente la inmediatez y aprende a tener paciencia porque muchas veces es necesario esperar a que las inversiones y los negocios maduren y si tienes una personalidad impaciente ello te hará tomar malas decisiones al utilizar tus recursos financieros.
