¿Ha pensado en adquirir un terreno o ropa virtual?¿Se imagina teletransportándose a un concierto o a una junta de trabajo desde la comodidad de su casa? Probablemente no, pero esta realidad un tanto «irreal» (todavía para muchos) ya se vive, se siente y se anticipa para ser, tal vez, la nueva realidad, ¿de qué se trata? Metaverso, es la respuesta.
El término “metaverse” no es nuevo, data de los años noventa, utilizándose por primera vez en la novela Snow Cash del escritor Neal Stephenson, aludiendo a un entorno urbano ficticio y digital construido a partir de un código binario, en el cual hay convergencias y compatibilidades con el mundo real. En nuestro idioma, «metaverso» es un neologismo, compuesto por el prefijo «meta» y la terminación «verso», entendiéndose como «más allá del universo».
Por lo tanto, al hablar de metaverso, hablamos de Realidad Virtual (RV) y Realidad Aumentada (RA). Pero, si tuviéramos que describirlo de pies a cabeza, ¿cómo es? De acuerdo con Matthew Ball, propietario del Ball Metaverse Index, éstos son algunos de sus principales atributos:
Persistente: opera de forma indefinida y sin pausas.
Sincronizado y en vivo: experiencias audiovisuales en tiempo real.
Sin límite real para los participantes concurrentes: provee sentido individual de presencia a cada participante.
Economía completamente funcional: las empresas y personas comercializan bienes y servicios.
Experiencia multifacética: vivencias homólogas, tanto en el mundo virtual como en el mundo real.
Interoperabilidad sin precedentes: comercialización sin barreras.
Amplia gama de contenido creado por el usuario: los participantes crearán su propia realidad.
Sin embargo, hoy en día, no existe precisión alguna del estado final del metaverso.
Según un informe realizado por Bloomberg Intelligence, se estima que el metaverso alcanzó una valoración de US$ 500B a mitades de 2021, pudiendo quintuplicarse en 2030 (Gráfica 1).
Indudablemente, las empresas del sector de tecnologías de la información son las principales protagonistas de esta hazaña, cosa que puede reafirmarse al revisar la composición actual de META, el primer Fondo Cotizado en Bolsa (ETF, por sus siglas en inglés) diseñado a nivel mundial para rastrear el rendimiento del “META INDEX” (formalmente, Ball Metaverse Index), mencionado anteriormente (Tabla 1).
No obstante, importantes jugadores de los sectores de consumo no discrecional y de consumo discrecional, de igual manera, se encuentran desarrollando proyectos relacionados al metaverso, desde gigantes como WMT, textilerías como ITX, minoristas de ropa como GPS, fabricantes y comercializadoras de calzado deportivo como ADS o NKE, grandes marcas de lujo como la francesa KER o la americana RL, e incluso una de las cuatro grandes, PwC.
Si bien aún es muy temprano hablar de metaverso y sus alcances o siquiera estimar cuándo será materializado, es un hecho que su origen nos hace rememorar al del Internet, cuando en 1945, el ingeniero Vannevar Bush presentó el Memex, precursor del hipertexto que se desarrolló dos décadas después, o más precisamente el del término «ciberespacio» que, igualmente, emergió de la literatura, en la obra de William Gibson titulada Neuromancer.
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