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La gestión de portafolios de inversión es uno de los temas obligados y de mayor trascendencia que se imparte en cualquier programa de finanzas.

Dentro de los tópicos que se estudian están propiamente la definición de portafolio, el perfil de inversionista, la selección de activos y, desde luego, el punto angular, la teoría moderna de portafolios del Dr. Harry Markowitz.

Al terminar el curso, el estudiante no sólo logra dominar conceptos financieros avanzados, sino también habilidad y destreza en el manejo de instrumental matemático y estadístico empleando hojas de cálculo y lenguajes de programación.

Si bien el conocimiento teórico cimenta las bases para la práctica, como todo, posee sus asegunes, pues la creación de un portafolio de inversión va más allá de una base cuantitativa, es todo un arte.

Dicho esto, en esta ocasión analizaremos las herramientas de gestión de portafolios más utilizadas en la práctica al momento de perfilar una cartera de inversión bajo un perfil de riesgo agresivo y conservador.


El portafolio de inversión está compuesto de cinco Fondos Cotizados en Bolsa (ETFS, por sus siglas en inglés) y Bitcoin, respetando una distribución equitativa.

Dada la estrategia a implementar, el criterio de selección de activos se basó mayoritariamente en un solo tipo de instrumento financiero, teniendo como preceptos principales un horizonte de inversión de largo plazo y una diversificación multivariada, teniendo así exposición al oro (ARCX: GLD); a los bonos de grado de inversión a mediano plazo del mercado americano (ARCX: AGG); a los mercados de renta variable de Estados Unidos de América (ARCX: SPY), Europa (ARCX: FEZ) y de economías emergentes situadas en el continente americano, europeo y asiático (ARCX: EEM), e incluso al Bitcoin (BTCUSD), siendo la función de este último fungir únicamente como el elemento especulativo de la cartera (Gráfica 1).


El factor riesgo es una de las variables más importantes que debemos analizar durante el proceso de creación de un portafolio de inversión. 

Una de las herramientas que se utiliza para ello es el «gráfico de dominancia», la cual representa a través de un plano cartesiano la relación riesgo – retorno de un determinado lapso de los activos que conforman el portafolio.

Para interpretar el gráfico de dominancia debemos ubicar en qué cuadrante del plano cartesiano están posicionados cada uno de los activos. Aquellos que se sitúan tanto en el cuadrante I como en el III tienen una relación proporcional, poseyendo un alto y bajo nivel de riesgo, al tiempo que ofrecen un alto y bajo retorno, respectivamente. Por su parte, los que se ubican en los cuadrantes II y IV tienen una relación inversa, poseyendo un alto y bajo nivel de riesgo, pero ofreciendo un bajo y alto retorno, a correspondencia.

Revisando el caso de nuestro ejemplo, podemos ver que, en el periodo de análisis, 3 años, en términos cuantitativos, cada uno de los activos cumplen al pie de la letra su naturaleza, comenzando con el BTCUSD en el cuadrante I y el AGG junto con el GLD en el cuadrante III, como variable especulativa y de protección, de forma respectiva, y, la posición del resto de los activos en el cuadrante II, como el factor seguridad, lo cual significa que, en términos de estrategia, la combinación podría brindarnos un buen equilibrio (Gráfica 2).


Una de las cuestiones más importantes al momento de construir un portafolio es procurar que el grado de relación lineal entre los activos esté lo más desligada posible, de lo contrario se estaría incumpliendo el principio de diversificación.

Revisando la matriz de correlación del portafolio, podemos confirmar que, si bien no existe una correlación negativa perfecta, los activos seleccionados no se mueven en tándem, por lo tanto, en términos estadísticos, la cartera está diversificada (Figura 1).


En la administración de portafolios de inversión, la correcta distribución de la cartera representa quizá el diferencial entre un excelente y pésimo servicio al cliente, y, el éxito o fracaso de una inversión, pues ésta deberá estar alineada con el perfil de inversionista del cliente.

Suponiendo un perfil conservador, en el cual se busca la minimización del riesgo, la distribución del portafolio quedaría de la siguiente manera (Gráfica 3):

  • AGG: 69.66%.

  • GLD: 13.88%.

  • SPY: 9.91%.

  • FEZ: 3.89%.

  • EEM: 2.75%.

  • BTCUSD: 0.41%.


Ahora bien, idealizando que el inversionista, en lugar de tener un perfil conservador tiene uno agresivo, entonces se buscaría la maximización del beneficio, quedando la distribución de la cartera de la siguiente forma (Gráfica 4):

  • SPY: 55.72%.

  • GLD: 28.47%.

  • BTCUSD: 10.09%.

  • FEZ: 5.71%.

  • AGG: 0%.

  • EEM: 0%.

Finalmente, el siguiente paso es la monitorización del comportamiento del portafolio de manera periódica, con el objeto de salvaguardar y acrecentar el patrimonio invertido.

¿Usted, ya armó su puzzle bursátil?

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