Acceder

Al pan, pan, y al vino, vino

Cada vez más, las finanzas bursátiles se posicionan como una de las actividades más accesibles que existen, pues prácticamente cualquier persona puede adentrarse a ellas, ya sea a través de la lectura de un blog (como éste), tomando un curso en búsqueda de aprender o reforzar su conocimiento en la materia o bien, aperturando una cuenta de corretaje.


¿Quiere datos? observemos el comportamiento que registra la apertura de cuentas de corretaje en el último trienio, el cual promedia un crecimiento anual del orden de 160% (Gráfica 1).

Si bien en términos generales el dato es positivo, ya que nos habla sobre el grado de profundización al que ha llegado la inclusión bursátil, debe tomarse con pinzas, debido a que una parte de ese gran desempeño se explicaría, entre otras cosas, por la asequibilidad de los requisitos de contratación de los servicios de intermediación bursátil, tales como los montos mínimos de inversión y las competitivas comisiones de operación.

Asimismo, la mayoría de las veces estos productos se venden bajo la etiqueta de «apto para todo público», cuando realmente las cuentas no discrecionales están enfocadas a un cierto perfil de inversionista y a una estrategia de inversión específica, el trading.


De acuerdo con la Securities and Exchange Commission (SEC), muchos traders nunca logran obtener ganancias, incurriendo en enormes pérdidas de dinero propio y de terceros (operaciones de margen o préstamos familiares). Dicho esto, resulta importante distinguir y entender las distinciones entre el trading y la inversión, que, si bien persiguen un mismo objetivo partiendo del mismo punto y estando expuestos a los mismos riesgos, y, aunado a que, en nuestra lengua, de forma equívoca, se utilizan indiscriminadamente, distan de ser sinónimos. Veamos las características del trading (Tabla 1):

  • I. Mientras que el inversionista compra activos financieros y/o no financieros con la finalidad de venderlos en el mediano o largo plazo, el trader espera hacerlo lo más pronto posible (a los pocos días de haber concretado las operaciones de compra o incluso, a las pocas horas).

  • II. Tanto el inversionista como el trader prestan atención a los niveles de sobrevaloración y subvaloración de los activos; sin embargo, su determinación se basa en diferentes premisas. Los primeros, en el valor intrínseco, el cual se obtiene de un modelo de valuación. Los segundos, en la cotización actual, evaluando si es cara o barata a partir de señales de compra o venta, no importando cuál sea su valor intrínseco.

  • III. El inversionista es consciente de las minusvalías (como parte de la fluctuación natural del mercado) que irá registrando hasta que el precio converja al valor intrínseco, hecho que puede durar desde algunos años hasta varias décadas, en tanto, el trader, dada su estrategia, procurará minimizar al máximo las minusvalías, operando solamente los movimientos cortoplacistas para generar ganancias.

  • IV. En línea con el punto previo, la mayoría de los inversionistas no se dedican profesionalmente a las finanzas, combinando su actividad profesional con sus inversiones, pasando estas últimas a segundo plano, por lo que buscan un monitoreo menos demandante, pero más eficiente, resumiéndose, generalmente, a los reportes trimestrales, la publicación de los datos económicos y los diarios. Por su parte, los traders (en especial los day traders) se dedican exclusivamente a la negociación bursátil, para lo cual deben monitorear de principio a fin la sesión bursátil, requiriendo hacer inversiones considerables en plataformas de trading, softwares y equipos de cómputo para tener a su disponibilidad las cotizaciones y noticias en tiempo real.

  • V. Sin subestimar al trader, la realidad es que su metodología, en comparación con la empleada por el inversionista, generalmente, no requiere de una preparación académica para ser ejecutada, siendo innecesario en la mayoría de las ocasiones un título profesional y una certificación, descansando en el uso de graficadores, las señales y los patrones técnicos.

El trading más que un enfoque de inversión es un estilo de vida, que, además de poseer un conocimiento sólido del mercado, es imprescindible tener una gran capacidad de análisis y, sobre todo, una inteligencia emocional desarrollada.

¿Usted, cómo se define?

¿Te ha gustado mi artículo?
Si quieres saber más y estar al día de mis reflexiones, suscríbete a mi blog y sé el primero en recibir las nuevas publicaciones en tu correo electrónico
  • Bolsa
  • Trading
  • finanzas personales
Accede a Rankia
¡Sé el primero en comentar!