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¿Nacen o se hacen?

A Pablo Picasso se le atribuye una de las frases más sabias y ciertas que existen en lo que refiere al desarrollo humano: “every child is an artist. The problem is how to remain an artist once he grows up”.

Analicemos el dicho. En la primera parte encontramos que lo que el artista quería expresar es que no existe persona en el mundo que carezca de alguna habilidad o talento. Ahora bien, enlazándola con la segunda parte, descubrimos una de las realidades más agridulces del crecimiento personal y profesional, que sin la guía o mentoría adecuada las personas son susceptibles a perderlas de vista, y, consecuentemente, a nunca explotarlas.

De entre ese conjunto de habilidades y talentos humanos, uno que reluce como un gran ejemplo práctico de lo antes mencionado es precisamente el liderazgo, pues, en esencia, no se enseña (en el aula) y tampoco se aprende (mas que en la práctica), resultando ser (irónicamente) el atributo más importante que debe tener todo aquel que aspire u ostente el título de mayor poderío y cotización del mundo empresarial; director general (CEO, por sus siglas en inglés).

La gran pregunta es: ¿qué se necesita para convertirse en CEO?


Claramente, no hay una receta secreta o una respuesta buena y única, pero sí coexisten una serie de factores que podrían considerarse al momento de pretender avanzar hacia una posición estratégica (Tabla 1):  

  • I. Pregúntese cuáles son sus principales motivantes que lo han situado a querer tomar la dirección de cierta compañía, ¿es para alimentar su ego o verdaderamente siente emoción y empatía para dirigir y escribir un nuevo capítulo en la historia de ésta? Si su motor descansa únicamente en el cumplimiento de un mérito personal, en la fama y el reconocimiento externo, muy difícilmente estará a la altura de los crecientes y constantes desafíos, pero si lo que le inspira es la pasión y la visión por ayudar a otros a llegar más lejos y más rápido hacia nuevos horizontes, es probable que concrete sus objetivos de forma exitosa. Recuerde que el buen líder es quien está comprometido a servir.

  • II. ¿Sabe usted cuáles son las principales dolencias o áreas de oportunidad que a la compañía le impiden arribar al siguiente nivel? Y lo más importante, ¿usted podría proveer las alternativas de solución a cada una de esas lagunas? Sin temor a equivocarme, todos somos conscientes sobre cuáles son nuestras fortalezas y nuestras debilidades, y, por consiguiente, cuáles son nuestros límites actuales; no obstante, la realidad es que nadie (retomando lo ya dicho) está preparado para tomar las riendas de una empresa (aunque sea la propia o la familiar), haciendo indispensable que los aspirantes se comprometan a preparar y desarrollar esos «músculos» y experiencia que jamás habían trabajado. En ese punto, es importante que al momento de realizar nuestro análisis retrospectivo no sólo se busque la opinión de su equipo de trabajo, sino también la de un consultor, con la finalidad de evitar una conclusión sesgada y recibir apoyo profesional para preparar nuestro programa de entrenamiento personal.

  • III. Uno de los pensamientos clave que deben dominar la mente y las actuaciones diarias de un CEO alude a la forma en la que les generará valor a los accionistas, para lo cual debe tener una perspectiva estratégica de las cosas, manteniendo una visión clara del futuro del sector y de la industria, un conocimiento integral de cada una de las áreas de la organización, sensibilidad hacia todas las partes interesadas y el coraje para asumir nuevos riesgos. La gestión de la empresa moderna ya no empata con el modelo tradicional de liderazgo cuyo enfoque era el de «mando y control unilateral», por lo que la actuación actual del CEO es la de un facilitador en jefe, requiriendo la oportuna y correcta canalización del talento a las tareas en los que éstos son los expertos.

  • IV. El CEO, además de actuar como el vínculo entre el interior de su compañía y el exterior, actúa como el vínculo entre su vida personal y el exterior. Independientemente del grado de inteligencia emocional que se debe tener al asumir un cargo como éstos (el cual ya podría darse por descontado), se debe considerar, en primera instancia, el impacto que el nuevo puesto tendrá en su familia, y, en ese sentido, al grado de escrutinio al cual tanto el aspirante como esta última se verán sometidos, asimismo en que, por el tiempo que permanezca en la posición, cada acción, por minúscula que sea, será permanentemente vinculada con la imagen de la empresa. Sea cuidadoso, consciente y coherente con su narrativa.

Satya Nadella, CEO de Microsoft Corporation (NASDAQ: MSFT), describe su trabajo como «24/7». Hay algunos exejecutivos aseguran que el mejor trabajo del mundo es aquel que está por debajo del de CEO. Pero, más allá de eso, lo cierto es que liderear un equipo es ya un privilegio, pero liderear una empresa (propia o ajena), es un honor, pues en nuestras manos se está depositando la confianza de hacer realidad un sueño.

¿Usted, anhela con dar ese último gran paso en su carrera?

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