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Una de las prácticas dogmáticas más populares y heredadas de generación en generación en cuanto al dinero se refiere entre los mexicanos (y seguramente en la mayoría de los países de América Latina) es exponerse en monedas duras, algo que no es para menos, pues desde tiempos memoriales las monedas emergentes han ido cediendo terreno frente a éstas.


Analizando, primeramente, el desempeño de las monedas de las 5 economías más grandes de la región, en términos del Producto Interno Bruto (PIB) al término de 2023 (excluyendo Argentina) en lo que va del milenio frente al dólar estadounidense, encontramos que se han depreciado, en promedio y conjuntamente, en el orden de 87.22% (Gráfica 1).


Realizando el mismo análisis, pero con respecto al euro, visualizamos que el resultado no difiere mucho, pues se ha registrado una depreciación media de 96.06% (Gráfica 2).

Ahora bien, retomando el punto inicial, una de las formas más comunes de exposición y que se ha popularizado mucho en los últimos años es la monetización (ya sea en dólares estadounidenses, euros o cualquier otra divisa) desde el país donde se radica. Si bien cada situación es personal, veamos algunos 3 puntos generales a considerar.


Uno de los principales atractivos para monetizar en una moneda dura es que, en esencia, se podría cobrar más en ésta por un mismo trabajo que haciéndolo en moneda local, significando un crecimiento considerable los ingresos, y, por consiguiente, una mejora del poder adquisitivo familiar.

Más allá de lo anterior y sin intención de adentrarme a tópicos relacionados a las finanzas personales, hablando propiamente en términos económicos, la realidad es que, en diferentes horizontes temporales de los últimos 23 años y 4 meses, aquel que gana en dólares estadounidenses desde México ha logrado mantener medianamente su poderío de compra el 58.53% del tiempo, considerando la tasa inflacionaria anual (Tabla 1).


En esa misma línea, quien gana en euros ha podido preservar su poder adquisitivo, incluso marginalmente mejor que el caso dólar estadounidense, el 69.87% del tiempo (Tabla 2).


Aunque es algo lógico o que se da por sentado, es importante evaluar qué tan dispuesto se está y sobre todo qué tan conveniente es estar expuesto a la volatilidad natural del movimiento de la divisa en cuestión.

Analicemos dos ejemplos con las mismas monedas suponiendo un ingreso de 1.5K en cada caso.

En lo que se refiere al dólar estadounidense, del 29 de diciembre de 2023 al 17 de mayo de 2024, un monto de MXN$ 25,378.50 se convirtió en MXN$ 24,490.05; es decir, una diferencia de MXN$ 438.45 (-1.73%). Globalmente, en este periodo, ha tendido a registrar una variación promedio de MXN$ 377.90 (-1.47%), siendo la mínima de -MXN$ 796.50 y la máxima de MXN$ 366.45. Hablando del euro, del último día del año anterior a la fecha, el monto pasó de MXN$ 28,127.85 a MXN$ 27,077.85; tratándose de una diferencia de MXN$ 1,050.00 (-3.73%). Considerando todo el horizonte, la variación media ha sido de -MXN$ 471.60 (-1.70%), siendo la más pequeña de -MXN$ 209.40 y la más pronunciada de -MXN$ 830.25 (Tabla 3).

Como conclusión es importante mencionar que estimar el desempeño de una variable financiera, como lo es el tipo de cambio, en el contexto postpandémico resulta complicado, para lo cual es idóneo basarse en la historia reciente o identificar los puntos de quiebre (soporte y resistencia) a partir de un análisis técnico.

Dicho esto, tomando en cuenta el comportamiento de corto plazo de ambas divisas, tanto el dolarizado como el eurolizado podrían considerar un rango de variación -MXN$ 1,000 - MXN$ 500, considerando este último y cualquier otro monto que lo supere como un extra y no como parte de su ingreso corriente.

Y como tercer y último punto, pero no por eso menos importante, es vital cerciorarse de cuáles son las condiciones del contrato y del pago; en el sentido de si consistirá en un esquema de sueldos y salarios con beneficios o sólo una transferencia. Junto a ello, el aspecto tributario, los costos bancarios y de conversión de la moneda extranjera en moneda local y, por supuesto, la oferta económica (mínimo el doble en moneda local).  

¿Usted, está dolarizado y/o eurolizado?

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