
La inflación es mucho más que una cifra en las noticias: impacta directamente en lo que puedes comprar con tu dinero. Descubre los distintos tipos de inflación que existen y cómo se presentan en la economía mexicana.
¿Qué es la inflación y cómo se mide en México?
La inflación, de acuerdo con el Banco de México, es el aumento sostenido y generalizado de los precios de los bienes y servicios que consumen las familias mexicanas. No se trata de una subida puntual, sino de un fenómeno constante que reduce poco a poco tu poder adquisitivo.
Para medirla, se utiliza el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), que se calcula a partir de los precios de una canasta representativa de productos y servicios. Esta canasta refleja los hábitos de gasto promedio de los hogares, información que se obtiene a través de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH).
Cuando suben los precios de productos básicos como la tortilla, el huevo o el transporte público, y esta alza se mantiene en el tiempo, hablamos de inflación. Y lo más importante: tu dinero alcanza para menos.
Para medirla, se utiliza el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), que se calcula a partir de los precios de una canasta representativa de productos y servicios. Esta canasta refleja los hábitos de gasto promedio de los hogares, información que se obtiene a través de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH).
Cuando suben los precios de productos básicos como la tortilla, el huevo o el transporte público, y esta alza se mantiene en el tiempo, hablamos de inflación. Y lo más importante: tu dinero alcanza para menos.
¿Qué causa la Inflación?
Aunque solemos hablar de “la inflación” como un solo concepto, en realidad existen diferentes tipos de inflación, dependiendo de qué la origina. Aquí te explicamos los principales, con ejemplos pensados en la economía mexicana:
1. Inflación por demanda: cuando todos quieren lo mismo
Este tipo ocurre cuando la demanda de productos o servicios supera la capacidad de producción del país. En otras palabras, hay más gente queriendo comprar que empresas capaces de ofrecer.
Por ejemplo, si millones de personas buscan comprar vivienda al mismo tiempo y no hay suficientes casas disponibles, los precios suben. También puede pasar con productos importados si el tipo de cambio se vuelve desfavorable.
Por ejemplo, si millones de personas buscan comprar vivienda al mismo tiempo y no hay suficientes casas disponibles, los precios suben. También puede pasar con productos importados si el tipo de cambio se vuelve desfavorable.
2. Inflación por costos: cuando producir se vuelve más caro
Aquí, la causa principal es el aumento en los costos de producción. Si sube el precio del gas LP, de la gasolina o del maíz, muchas empresas trasladan ese aumento al consumidor final para no perder rentabilidad.
En México, esto se nota claramente en el precio del pan o de los productos empacados, que dependen de materias primas y energía para su elaboración y distribución.
En México, esto se nota claramente en el precio del pan o de los productos empacados, que dependen de materias primas y energía para su elaboración y distribución.
3. Inflación autoconstruida: el efecto “por si acaso”
Es una inflación anticipada. Ocurre cuando las empresas aumentan los precios esperando que todo suba en el futuro. Aunque todavía no hay aumentos reales en los costos, los precios se ajustan “por si las dudas”.
Este tipo de inflación genera incertidumbre y puede desatar aumentos en cadena, aunque los fundamentos económicos no lo justifiquen aún.
Este tipo de inflación genera incertidumbre y puede desatar aumentos en cadena, aunque los fundamentos económicos no lo justifiquen aún.
4. Inflación por expectativas: un ciclo que se retroalimenta
En economías donde la inflación ya es alta, como ha ocurrido en ciertos momentos en México, los trabajadores piden aumentos salariales para no perder poder adquisitivo. Eso eleva los costos de las empresas, que a su vez suben precios… y así el ciclo continúa.
Este fenómeno se conoce como inflación inercial, y es difícil de detener sin medidas de política monetaria estrictas.
Este fenómeno se conoce como inflación inercial, y es difícil de detener sin medidas de política monetaria estrictas.
Otros enfoques: inflación importada y estructural
Además de las anteriores, también existen:
- Inflación importada: provocada por el alza de precios internacionales (como el petróleo o el trigo), que impactan productos en México aunque no se produzcan aquí.
- Inflación estructural: relacionada con problemas de fondo en la economía, como baja productividad, monopolios o deficiencias en logística y distribución.
¿Cuáles son los tipos de inflación?
Además de la inflación tradicional que se mide con el INPC, existen otros términos clave que conviene conocer para entender cómo se comportan los precios en diferentes contextos. Algunos son menos comunes, pero igual de importantes para el análisis económico.
Deflación: cuando todo baja… y eso no es tan bueno
La deflación ocurre cuando hay una caída generalizada de precios. A primera vista puede parecer algo positivo (todo se abarata), pero en realidad puede frenar la economía. ¿Por qué? Porque la gente deja de comprar esperando que los precios sigan bajando. Esa pausa en el consumo afecta a las empresas, que venden menos, recortan su producción y eventualmente generan desempleo.
Aunque México no ha vivido episodios graves de deflación, sí ha tenido periodos de inflación muy baja que preocuparon al Banco de México por este mismo motivo.
Estanflación: inflación + recesión = problema doble
La estanflación combina dos cosas que normalmente no deberían ocurrir al mismo tiempo: precios altos y economía estancada. En este escenario, la inflación sigue creciendo, pero el país no genera empleos ni mejora su producción.
Este fenómeno es uno de los más complicados de manejar desde la política monetaria, y aunque no ha sido frecuente en México, sí se han observado señales parecidas en ciertos años donde el crecimiento fue débil pero los precios siguieron subiendo.
Hiperinflación: cuando el dinero pierde valor a una velocidad extrema
La hiperinflación es una situación crítica donde los precios suben descontroladamente, al punto que el dinero pierde valor de forma acelerada. Se considera hiperinflación cuando los niveles inflacionarios superan el 1,000% anual.
Países como Venezuela o Zimbabue han vivido este fenómeno. México, afortunadamente, no ha llegado a esos niveles desde la década de los 80, pero es una referencia útil para entender por qué controlar la inflación es prioritario para cualquier gobierno.
Desinflación: la inflación baja, pero los precios no
La desinflación no significa que los precios bajen, sino que aumentan a un ritmo menor. Es decir, sigue habiendo inflación, pero más controlada.
Por ejemplo: si en un trimestre el INPC crece 7% y en el siguiente crece 5%, estamos ante un proceso de desinflación. Esto suele ser una señal positiva para los bancos centrales, porque muestra que sus medidas están funcionando, sin necesidad de llevar a la economía a una recesión.
Inflación subyacente: sin alimentos ni energéticos
La inflación subyacente excluye del cálculo los precios de productos volátiles como energéticos (gasolina, gas LP) y alimentos sin procesar. La idea es medir la tendencia de fondo sin que factores estacionales o externos distorsionen el análisis.
Es un indicador clave para el Banco de México, que lo usa como referencia para tomar decisiones sobre la tasa de interés. Si esta inflación sigue alta, aunque el INPC general baje, es señal de que los precios estructurales no se están estabilizando.
Inflación galopante: cuando los precios se disparan mes a mes
La inflación galopante es menos extrema que la hiperinflación, pero igual de preocupante. Implica que los precios pueden duplicarse o triplicarse en un año, afectando directamente el salario real y la calidad de vida.
Este tipo de inflación no se ha presentado en México en décadas, pero es una referencia útil al hablar de riesgos macroeconómicos en países que enfrentan devaluaciones o crisis fiscales.
¿La inflación tiene algún efecto positivo?
Aunque la inflación suele tener connotaciones negativas, en ciertos contextos puede ser una herramienta útil para dinamizar la economía. Según la teoría económica keynesiana, una inflación moderada permite que los salarios reales se ajusten sin necesidad de bajarlos nominalmente, lo cual ayuda a corregir desequilibrios laborales sin generar conflictos sociales.
Además, en momentos donde los intereses reales (interés menos inflación) son bajos o negativos, se puede fomentar la inversión en actividades productivas en lugar de activos financieros, incentivando el crecimiento económico.
Eso sí: cuando la inflación es alta o se descontrola, los efectos negativos superan cualquier posible beneficio.
¿Cómo se controla la inflación en México?
En México, el principal responsable de mantener la inflación bajo control es el Banco de México (Banxico). Su herramienta más poderosa es el manejo de la tasa de interés de referencia.
Cuando la inflación sube, Banxico tiende a elevar las tasas de interés. Esto encarece los créditos (como tarjetas, hipotecas o préstamos personales), lo que desincentiva el consumo y enfría la economía. Así, se reduce la presión sobre los precios.
El problema es que esto también puede generar estancamiento económico si se prolonga demasiado: las empresas venden menos, bajan su producción y pueden terminar recortando empleos. Por eso, encontrar el equilibrio entre frenar la inflación y mantener el crecimiento económico es uno de los mayores retos para cualquier banco central.
¿Y cómo te afecta todo esto a ti?
Entender los distintos tipos de inflación no solo te sirve para seguir las noticias económicas con más claridad. También te ayuda a:
- Proteger tu dinero ante posibles alzas de precios
- Elegir inversiones más resistentes a la inflación
- Evaluar si es momento de gastar, ahorrar o refinanciar deudas
- Tener criterio al analizar anuncios de política monetaria