¿Es el economista un ingeniero socioeconómico? Hubo un momento de mi vida en el que me empecé a preguntar por qué, si en las instituciones había burócratas tan inteligentes y tan bien preparados, ¿cómo es posible que los problemas económicos nunca dejan de aparecer?
En las universidades te enseñan modelos económicos que refuerzan esta idea de que el burócrata mediante políticas económicas puede influir muy positivamente en la economía y que debe recurrir a estos instrumentos constantemente para garantizar el buen funcionamiento del sistema económico de forma sostenida.
A esto lo llamo ingeniería socioeconómica, o de forma más técnica, keynesianismo. La gran mayor parte de economistas son pertenecientes a esta corriente de pensamiento económico. Con sus complejas fórmulas matemáticas se creen más listos que el mercado y de ahí surge su ferviente devoción hacia el Estado.
Así pues, la Escuela Austriaca de Economía, de donde provienen los economistas más capitalistas de todos los tiempos, tiene un enfoque económico más orientado a la esencia del ser humano en lugar de uno estrictamente matemático, a diferencia del keynesianismo.
A continuación, voy a explicar dos célebres teorías pertenecientes a esta Escuela que exponen por qué la ingeniería socioeconómica siempre va a resultar en fracaso.
Comencemos.
La acción humana
Como cabe intuir, esta teoría analiza el proceso de ejecución de una acción, desde su inicio hasta su fin y las motivaciones que han inducido a un ser humano a realizarla. Esto formalmente se llama praxeología.
La praxeología, ignorando la complejidad técnica del nombre, puede parecer sencilla y que describe un proceso bastante obvio e intuitivo. No obstante, es la base de la pirámide y por tanto, se podría decir que conceptualmente es el núcleo existencial del capitalismo. No puedes hacer ecuaciones si primero no aprendes a sumar, restar, multiplicar y dividir.
Por un lado, tenemos el componente económico, mediante el cual el individuo se percata de que está insatisfecho con su situación actual y, en consecuencia, tomará acciones que le llevarán a mejorar su situación.
Por otro lado, un componente psicológico individual que determina que somos diferentes y ello conlleva lo siguiente: tenemos preferencias, gustos y valores diferentes. Eso, en cierto sentido, justifica la existencia del mercado.
Voy a describir este proceso para los dos principales agentes económicos: por el lado de la oferta, un empresario/emprendedor; y por el lado de la demanda, un consumidor.
Los dos tendrán en común lo siguiente:
- Tienen un problema que les causa insatisfacción
- Trazan un plan para alcanzar la situación ideal
- Para cumplir con su plan deberán tomar acciones que requieren un esfuerzo constante y longevo y también de constante aprendizaje
La oferta: El emprendedor
Un individuo detecta una oportunidad de negocio que cree podrá generar valor añadido a la economía. Por ejemplo, Lidl genera valor añadido al ofrecer alimentos con buena relación calidad-precio.
El emprendedor sabe que tendrá que hacer frente a lo siguiente:
- Burocracia
- Probablemente muchos bancos e inversores se negarán a ofrecerle financiación
- Deberá encontrar socios comerciales fiables y competitivos
- Familiares, amigos y conocidos ejercerán presión para que desista en su proyecto
- Buscar buenos asesores
- Contratar empleados competentes y leales
- Pasará tanto estrés que le costará dormir por las noches
- Que aproximadamente el 90% de los negocios fracasan
- Deberá sacrificar gran parte de su vida social
- Muy probablemente tendrá pérdidas económicas durante los primeros años de emprendimiento
Y a pesar de la enorme incertidumbre que generan todos estos inconvenientes, el emprendedor inicia este proceso extremadamente tedioso porque es consciente de que detrás de este inmenso esfuerzo cabe la posibilidad de obtener una gran recompensa, principalmente de carácter económico, y/o en espiritual, es decir, que se cumplió el deseo con el que siempre había soñado independientemente del resultado económico.
Muchos emprendedores fracasaron en su primer emprendimiento, pero no desistieron. Con fuerza de voluntad, disponiendo de mayor experiencia y sabiduría, y aprendiendo de sus errores y corrigiéndolos, lograron el éxito en uno de sus emprendimientos posteriores. Ellos se hicieron ricos porque el consumidor estaba dispuesto a comprar su producto o servicio y éste les aportó una satisfacción emocional superior al coste del producto.
La demanda: El consumidor
El consumidor busca satisfacer una necesidad de consumo y para ello deberá interactuar con otro agente económico e intercambiar dinero por un servicio o producto. Así es como surge el la oferta y la demanda y por tanto, el mercado.
Al ser cada persona diferente, no tenemos las mismas necesidades. Compara una persona cualquiera con cualquier otra de cualquier parte del mundo. Aunque en ocasiones habrán coincidencias, muchas veces diferirán en gustos, preferencias y percepción del valor económico.
A uno le gusta el rojo y a otro el azul. Uno prefiere un coche BMW y el otro Ford, aunque si un Mercedes de repente tuviera un descuento sustancial, el que prefiere el Ford a lo mejor ahora quiere el Mercedes. El postre favorito de uno es la sandía y el del otro mousse de chocolate, y, además, al que le gusta el mousse de chocolate podría no gustarle la sandía y tal vez prefiera comprarlo en el barrio de al lado, porque no le gusta la marca que venden en el supermercado que tiene al lado de casa.
Hay quien es capaz de endeudarse para comprar un móvil de Apple que vale más de 1000 euros mientras que otros son incapaces de gastarse más de 300 euros en un móvil.
Por tanto, hay mercados en los que existen varias empresas que ofrecen el mismo servicio o producto, que, sin embargo, tienen diferentes atributos físicos, cualitativos y/o de precio. Así es como nacen las industrias o sectores con elevada competencia.
Entonces, el consumidor tendrá que elegir qué opción satisfará mejor su necesidad y a un precio de compra cuyo coste emocional sea inferior que la satisfacción emocional. Si esta última condición no se cumple y no es un mercado monopolístico, el consumidor probará otras alternativas hasta que encuentre la más adecuada.
La teoría de los ciclos económicos
Esta teoría sugiere que el causante de las crisis económicas son las políticas monetarias expansivas de los bancos centrales y no el capitalismo.
En primer lugar, cabe imaginar una supuesta tasa de interés de equilibrio, es decir, la que se daría en el mercado de forma natural si el banco central no estuviera manipulando la economía constantemente mediante sus políticas monetarias.
Los bancos centrales inundan la economía con ingentes cantidades de dinero provocando un recorte la tasa de interés por debajo de la que he denominado tasa de equilibrio y esto provoca una sensación de abundancia de dinero y euforia por parte de muchos agentes económicos.
Las empresas se endeudan masivamente, los bancos y los inversores son menos selectivos a la hora de elegir proyectos de inversión rentables y se da un periodo económico en el que las burbujas económicas son propensas a aparecer.
Cuando la burbuja revienta, muchas empresas quiebran y al irse tanta gente al paro se produce recesión.
Esto es lo que supuestamente habría pasado si la tasa de interés se hubiera mantenido en su nivel de equilibrio:
Las empresas improductivas e ineficientes habrían quebrado con mayor antelación al no poder refinanciarse con tipos más bajos, produciéndose así una reorientación de recursos económicos y humanos hacia las empresas cuyos proyectos están generando o van a generar mucho valor añadido en la economía de forma sostenible.
De esta forma, las recesiones económicas serían cada vez menos frecuentes, hasta el punto en el que las crisis globales tendrán un impacto menor en esta economía ‘sana’ que en la mayor parte del resto de economías.
Doctores en Economía, que no entienden de economía, ‘manipulando’ la economía
Casi todos los burócratas (incluidos profesores de universidad) son keynesianos, lo cual implica que creen que el Estado debe intervenir activamente en la economía mediante políticas fiscales, monetarias y regulatorias.
Ellos cogen a toda la sociedad e intentan predecir lo que económicamente es mejor para todos mediante fórmulas ignorando la Acción Humana. Intentan darnos un trato ‘colectivo’ y homogéneo cuando somos totalmente diferentes como pudisteis observar a lo largo del artículo.
Cuando reactivan la economía con deuda pública, les da igual la Acción Humana y tu opinión respecto a que te hagan deber dinero a los mercados financieros sin tu consentimiento, sólo les importa el multiplicador keynesiano.
Cuando reactivan la economía con políticas monetarias expansivas, les da igual también la teoría de los ciclos económicos, sólo les importa que la inflación llegue, en el caso del BCE, al 2%, a costa de lo que sea, porque ellos con sus expansiones monetarias mediante el uso de la fórmula de la curva de Philips creen que saben más lo que le conviene a la economía que el libre mercado a pesar de las consecuencias adversas de las políticas monetarias.
Paul Krugman, el ingeniero socioeconómico
Y para finalizar os voy a comentar quién es Paul Krugman. Él es Premio Nobel de Economía. No niego que haya hecho aportaciones bastante relevantes dentro del campo de la economía, no obstante, es keynesiano.
Como buen Keynesiano que es, él desprecia la austeridad y es amante del gasto público. Le encanta tanto el despilfarro que hasta defiende que, con tal de estimular la economía, de vez en cuando se produzca una burbuja, aunque la tenga que inflar el Estado con recursos públicos.
Menos mal que se hizo caso a los economistas que sugerían que se inflase la famosa burbuja inmobiliaria... Y todos ya conocen las desastrosas consecuencias.
Alan Greenspan (presidente de la Reserva Federal en ese momento) necesita crear una burbuja inmobiliaria que remplace la burbuja del Nasdaq
-Paul Krugman (2002)
Este economista, que será muy inteligente y sabrá mucho de matemáticas, que fue asesor de gobiernos, y además, es uno de los más reputados e influyentes del siglo 21, infravaloró internet
En 1998 dijo que el impacto que iba a tener internet sobre la economía para 2005 ¡iba a ser inferior que el del fax!
Imagínate que Paul Krugman hubiera sido tu asesor financiero a inicios del siglo 21. Jamás se te habría ocurrido invertir en empresas como Microsoft, Google y Amazon, y en consecuencia, muy probablemente lo lamentarías el resto de tu vida.
Si fuera por algunos keynesianos aún continuábamos en la Edad de Piedra, pero con estímulos económicos, que es lo único que les importa.
Conclusión
Los economistas no saben más de economía que los empresarios, por un lado, porque no han emprendido jamás y no han visto de primera mano las entrañas empresa y cómo funciona; y por otro lado, carecen de la habilidad del empresario para detectar las necesidades cada grupo de consumidores por separado.
Debido a todo ello, ningún economista o burócrata está legitimado para tomar decisiones que vayan a afectar a las empresas tanto en el plano legal como económico, por ello el socialismo siempre estará destinado a fracasar.
¡Hasta la próxima!