“Debes lograr controlar tu dinero o la falta de él te controlará para siempre” Dave Ramsey
La inflación es quizás el peor de los males económicos al que nos hemos acostumbrado. Para prácticamente todos ya es normal que los precios suban. Ni siquiera nos imaginamos un escenario realista en el que los bienes y servicios, bajen de precio o se estabilicen por un tiempo prolongado.
Si bien es cierto que ya estamos lejos de inflaciones de los años 70s, 80s y 90s del siglo pasado, la escasez de semiconductores y contenedores, las interrupciones en las cadenas de suministros y la política monetaria de impresión e inyección de dinero a causa de la pandemia del COVID ha hecho que hoy por hoy tengamos un problema de inflación que no se vivía en los últimos años a nivel mundial. La inflación en México al 15 de diciembre del 2021 alcanzaba un 7.45%, la más alta en 20 años. Y aunque muchos analistas, bancos centrales y funcionarios de gobierno decían que sería transitoria, la realidad es que podremos ver menores niveles hasta mediados del 2023.
Lo anterior, sin contar que la inflación no es igual para todos, por la razón obvia de que no compramos lo mismo, ni al mismo tiempo, tampoco en los mismos precios ni en iguales cantidades. Hoy en día, podemos ver claramente que los aumentos realmente rondan entre un 15% y un 20% en distintos productos y servicios, y sino vayan a hacer sus compras al supermercado y como dice el slogan de una famosa cadena “en tu cuenta te vas a dar cuenta”.
Por otro lado, el Banco de México, institución cuyo objetivo principal es el de preservar el poder adquisitivo del peso, ha tomado acciones por lo que en la última reunión de la junta de gobierno aumento 50 puntos base la tasa de referencia para quedar en un 5.50% la Tasa de Interés Interbancaria. Sin embargo, estas medidas de aumento de tasa de interés también desincentiva la inversión lo que ante en panorama que daba signos de recuperación después de los confinamientos, variantes como Omicrón ponen en peligro esta recuperación pudiendo llevar a un estancamiento y por lo tanto a una estanflación. Hemos visto que los cierres forzosos ocasionó grandes daños a la economía, pérdidas de empleos y cierres de empresas, por decreto es fácil destruir la actividad económica pero no así reactivarla.
En el caso de la Reserva federal de los Estados Unidos por ahora descarta algún anuncio de un incremento de tasas de interés, pero es un hecho que esta autoridad monetaria hará un ajuste y acelerará el paso del “tapering” (reducción) de los estímulos monetarios extraordinarios que lanzó tras la crisis por la pandemia.
A su vez la innovación avanza a pasos agigantados y los avances en el rubro tecnológico abre paso a grandes oportunidades, con grandes inversiones en miles de millones de dólares en distintas rondas de inversión, los ecosistemas alcanzan cifras record y para prueba tenemos que de los 17 unicornios latinoamericanos (empresas que alcanzan valuaciones más de mil millones) 9 fueron creados en 2021.
Los activos digitales por su parte se llevan los reflectores este año que pasó, incluso convirtiéndose Bitcoin moneda de curso legal en el Salvador. Los activos digitales como Bitcoin pudieron atraer más inversión en 2021 que todos los años anteriores juntos (más de 30 mil millones de dólares) por parte de los fondos de inversión y sin mencionar al sector minorista que invierte de manera individual, pero hay vida más allá de Bitcoin y para ejemplo tenemos los NFT’s, la infinidad de proyectos crypto y las ya sonadas finanzas descentralizadas. A pesar de la bonanza que existe en este rubro, existen aspectos pendientes como la regulación de criptoactivos en México. Hay avances, tan es así que el Banco de México anunció ya la creación de una moneda digital, que atención no es un criptomoneda, sino dinero fiat de manera digital.
¿Y qué podemos hacer ante este escenario? Respecto a la inflación, la mejor defensa es la auto defensa financiera, aumentar nuestros ingresos e invertir para maximizar nuestros rendimientos, sin duda alguna. Invertir ya no es un lujo, es una necesidad y a través de la educación y disciplina financiera podemos llegar a construir sociedades más prósperas. Además en los momentos de crisis e incertidumbre es cuando se dan las grandes oportunidades de inversión y emprendimiento, si bien debemos manejarnos con cautela no podemos caer en la inacción y en el miedo de no hacer nada más que ver como la inflación acaba con nuestro poder adquisitivo.
De manera personal, considero que es de suma importancia estar bien informados, pero no podemos consumir todo aquello que vemos en Internet, como son noticias sensacionalistas de todo tipo que solo nos harán crear un sesgo negativo y pensar que las cosas irán mal. Por el contrario, es importante crear una estrategia de largo plazo y destinar parte de nuestro ingresos a la inversión, empezando por el conocimiento, decía Benjamin Franklin “la inversión en conocimiento paga el mayor interés”. Existen hoy en día muchas plataformas que han ayudado a democratizar las inversiones para que podamos asumir el control directo de nuestro dinero y nuestras inversiones, comenzando a invertir con cantidades mínimas al alcance prácticamente de todos.
Recordemos que la definición de locura es hacer lo mismo y esperar resultados distintos. Comenzamos un nuevo año, y es el mejor momento para plantearnos y reflexionar a cerca de nuestros hábitos tanto personales como financieros, para poder hacer los ajustes necesarios. También es de suma importancia ver a largo plazo, solemos ser muy lineales y esperar resultados de manera inmediata, la realidad es que las cosas y los buenos resultados requieren de disciplina, constancia y paciencia. El efecto “compounding” (interés compuesto) tenemos que añadirlo no solo a nuestras inversiones, sino también a nuestra vida personal y agregar pequeños márgenes de ganancia que tal vez podrán parecer imperceptibles pero que al final de un tiempo podremos palpar los resultados. Para entender un poco más de la importancia de está práctica les recomiendo leer Atomic Habits de James Clear.
Así que el 2022 ya está aquí y como podemos ver nos presenta grandes retos pero a la vez grandes oportunidades, no procrastinemos y pongámonos de inmediato a trabajar en nuestros objetivos.
¡Feliz comienzo de año!