De cara al 2026, una de las preguntas más recurrentes (y naturales) que surgen es si la Bolsa de Valores, que, representada mundialmente por el URTH al cierre de la sesión bursátil del 5 de diciembre de 2025 acumula una revalorización del orden de 19.99%, seguirá desenvolviéndose en una fase de crecimiento sostenido en el futuro previsible.
Ciertamente, la respuesta es más compleja de lo que se antojaría, aunado a que ésta dependerá del fundamento por el que opté basar su argumento el analista financiero en cuestión; sin embargo, concentrándonos únicamente en el contexto monetario mundial actual y estimado, en donde si bien con menor holgades prevalecerán las políticas laxas, es probable que la racha alcista prosiga.
En este punto, y remitiéndome brevemente a lo ya dicho, habrá quienes (con justa razón) cuestionen la «simpleza» de la que podría ser mi respuesta, pues en apariencia no estoy considerando variables como las valuaciones o las expectativas de crecimiento económico, pero, sin autogratificarme (por supuesto) y enfocándome en el tópico de esta entrada, indirectamente sí las estoy englobando en la que es el pilar de las finanzas, la teoría del interés.
Salvo los programas institucionales (formales) de finanzas o inversiones, en ningún «curso» o «taller» ofrecido por finfluencers he visto que sitúen este tema como uno de los principales o bien, como preliminar antes de comenzar a hablar de análisis fundamental o técnico, y es que, netamente, es imposible estudiar estos últimos sin haber analizado previamente el concepto financiero del dinero, que va más allá de ser un medio de cambio, siendo el núcleo del proceso de la intermediación financiera.
Dicho lo anterior, desestigmaticemos (en el sentido académico y práctico) paso a paso esta teoría.
La estructura básica de un mercado está compuesta por una parte oferente y otra demandante, que, en el caso puntual del mercado financiero, lo que hace coincidir a ambas partes es, precisamente, el recurso financiero, fungiendo éste (el mercado financiero) como un intermediario o conector.
Cada participante tiene un objetivo concreto, el ahorrador busca prestar su capital a cambio de su completo reintegro más un retorno, mientras que el deudor requiere obtener capital para concretar proyectos de corte empresarial o gubernamental ofreciendo (generalmente) una retribución (Figura 1).
Antes de continuar, es importante precisar que, a diferencia del mercado de dinero, en el cual el ahorrador obtiene un interés por la adquisición de deuda gubernamental o corporativa del deudor, no existe garantía alguna de contrapartida (ni siquiera del capital) en el mercado accionario.
Entendiendo el proceso de intermediación financiera, el cual se resume prácticamente en el uso y goce del dinero como un activo funcional, ya podemos hablar de la tasa de interés (Tabla 1):
I. Principalmente por ser la base del sistema bancario, es el significado universal mas no global. Efectivamente, como ya se vio, se coloca y canaliza dinero mediante contraprestación financiera, pero esta última no se define a discreción del ahorrador, sino de las condiciones del mercado y del deudor; justo de esas condiciones emerge el resto de la conceptualización.
II. La recompensa que se exige por el desprendimiento y consecuente estado de iliquidez del dinero (teoría keynesiana). En el sentido práctico, se espera que el ahorrador se concentre en aquella que esté por encima o iguale a la tasa libre de riesgo del país donde está invirtiendo y que, además supere a la inflación.
III. En términos meramente económicos, esta tasa es vista propiamente como un termómetro del estado de una economía (enfocándose en la inflación y en algunos casos, el empleo); no obstante, ésta también se alinea al nivel de solvencia y de gobernanza del país en cuestión.
En resumen, es un indicador.
Ahora bien, revisemos sus características desde una visión práctica que permita explicar la perspectiva que inicialmente le compartí (Tabla 2):
I. En épocas como la que impera, en el que los bancos centrales se encuentran implementando procesos de relajamiento monetario, por ejemplo, las tasas ofrecidas por los instrumentos financieros gubernamentales (que, comúnmente, son fijas) van reconfigurándose hacia la baja, perdiendo atractivo para los inversionistas, quienes buscan opciones, si bien más riesgosas, consiguientemente, más atractivas, como lo es la Bolsa.
II. Considerando únicamente los efectos directos que recae sobre los agentes económicos un entorno de tasas bajas (que, en el contexto presente, indirectamente podría fundamentarse en alguna proporción por la ralentización económica), es incentivar el consumo y la proliferación de proyectos productivos por medio de un endeudamiento más accesible, elevando el atractivo desde el enfoque de inversión.
III. Concentrándonos en el panorama mexicano, como hace algunas semanas se lo comenté, a partir del primer día de 2026 se verán reflejadas diversas actualizaciones impositivas, incluyendo, desde luego, en las inversiones. Así también no hay que olvidar las expectativas inflacionarias, las cuales, de acuerdo con las últimas cifras medianas de la Encuesta sobre las Expectativas de los Especialistas en Economía del Sector Privado, serían las más altas desde que comenzó a estimarse el ejercicio fiscal 2026, de 3.90%, por lo que habrá que prestar atención en los premios adicionales que ofrezcan los instrumentos tradicionales.
IV. En línea con el punto previo, considerando una tasa objetivo que se estima en 6.50% a finales del próximo año y la tasa inflacionaria en 3.90%, los inversionistas que participan en México mínimo podrían aceptar un retorno de 2.50%. A nivel bursátil, los analistas estiman que el S&P/BMV IPC se revalorice doble dígito.
Sintetizando, el andamiaje operativo, administrativo y de mercado pintan una lógica favorecedora para la renta variable.
Además de lo ya expuesto, y será tema para otra ocasión, habría que contemplar los efectos directos e indirectos que habrán de materializarse a causa de la celebración de la Copa Mundial de Fútbol de la FIFA en América del Norte, que, a partir de una perspectiva subjetiva, podrían evidenciar la relevancia de la interconexión comercial entre los 3 países vecinos y, con ello, abogar por una resolución positiva en la renegociación comercial.