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Empresas Fuertes ante la CRISIS (México)

El tema de recaudación fiscal debe de prevalecer después de superar la crisis; sin embargo, en el mediano y largo plazo la estrategia debe cambiar

México está pasando por un período de cambio y no me refiero únicamente al cambio de gobierno llamado 4T, sino a un cambio económico nunca antes visto. Cualquiera que diga que tiene dominado el asunto se encuentra en un absurdo.

El contexto que debemos apreciar es el siguiente: la economía global ya estaba en desaceleración, pese a ello México se mantenía resiliente y mostrando confianza hacia el mundo, aunque la cancelación del Aeropuerto de Texcoco resultó aberrante para algunos inversionistas, lo que generó cuestionamientos sobre la administración actual.

Las calificadoras de riesgo han sido muy claras sobre lo positivo, que es el tema de recaudación fiscal, y lo negativo, que son las finanzas de Pemex. Ahora bien, todo lo anterior, al pasado 30 de marzo, debe de prevalecer después de superar la crisis; sin embargo, en el mediano y largo plazo la estrategia debe cambiar.

¿Por qué? Porque si bien es cierto que durante años algunas empresas han tomado como estandarte la ‘estrategia fiscal’, es decir, presentar doble tributación y a veces reportar pérdidas para no pagar impuestos, resulta claro para el Gobierno alinear a este tipo de negocios. Sin embargo, se enfrenta a un reto: el diferenciar a estas empresas de las que durante años han sido engranajes de la economía. Como dirían los ingenieros, a veces el engranaje más pequeño es el que se mueve más, el que sufre más desgaste y el que necesita mayor mantenimiento.

El 5 de abril, el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, dio a conocer un “plan emergente para el bienestar y el empleo” en el que, entre otras cosas, pretende crear en nueve meses cerca de dos millones de empleos.

En términos generales, en el discurso del Presidente no existe ningún tipo de apoyo para los empresarios que —regresando al parte aguas mencionado del día 30 de marzo, momento en el que inicia la cuarentena— tuvieron que cerrar como medida de prevención para mitigar el contagio de un virus que no sólo atañe a los mexicanos, sino al mundo entero.

Esto provoca que empresas con calidad y responsabilidad humana estén reteniendo a sus empleados con goce de sueldo. Mientras que en Estados Unidos, por ejemplo, la semana pasada las solicitudes de desempleo superaron cualquier máximo histórico en ese país con casi diez millones de desempleados.

Para los empresarios en México, miembros de este pequeño engranaje de la economía, el plan presentado no fue suficiente, ya que en ningún momento se atendieron sus peticiones, por ejemplo, el diferir el pago de impuestos de su declaración 2019.

El Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas señala que el país presenta una contracción del -0.15% en el PIB a tasa anual, así como una caída en la inversión del -4.9% y una desaceleración en el consumo privado del 0.6%, indicadores que son clave para definir el génesis de una crisis.[1]

El mismo 30 de marzo, Agustín Carstens, director general del Banco de Pagos Internacionales, comentaba: “Sea cual sea su tamaño, las empresas necesitan capital de trabajo, sobre todo cuando forman parte de una cadena de suministro. Los activos a corto plazo de una empresa, como los créditos a clientes, constituyen una parte sustancial de sus activos totales”. De esta manera, las cuentas por cobrar y las cuentas por pagar se entrelazan para formar el tejido que mantiene unidas a las empresas en una economía y, por supuesto, a las cadenas mundiales de suministro.[2]

Esta semana veremos, por parte de Hacienda, el apoyo a las PYME mediante créditos. También, recordemos que los bancos en estos momentos están reduciendo su toma de riesgos. Para esto, el esquema de garantías será una buena estrategia; sin embargo, una forma de otorgar un crédito avalado por el Estado podría ser por el importe de los impuestos pagados por la empresa el año anterior. Para conceder la devolución temporal de impuestos, los bancos sólo exigirían que se acrediten los impuestos pagados el año precedente.

Esto con el fin de no endeudarnos y no exponer al país a un riesgo superior al que todos los países del mundo sufrirán. Sin embargo, hay varios temas que quedan en la mesa y que exponen a México a una inminente recesión o crisis:

1.- El hecho de que existen PYME que no pagan estos impuestos.

2.- La falta de entendimiento que los corporativos mantienen sobre las cadenas de suministro y de ingreso para las PYME.

3.- El afán de invertir en proyectos que comprometen al medio ambiente y que ni en el corto ni mediano plazo generarán el impacto necesario, pensado en la sustentabilidad para no afectar las finanzas públicas (Tren Maya, Dos Bocas y sucursales del Banco del Bienestar).

En conclusión, la iniciativa privada, este pequeño engranaje fuerte, transparente y disciplinado que ha visto por México y los mexicanos por años, deberá de hacer lo imposible por afrontar el comprometido panorama de la ya mencionada crisis. Nuestra labor como ciudadanos deberá ser afrontar el problema con unidad, tal vez como dijo Darwin: “Sólo los más fuertes sobrevivirán”.

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