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Recientemente se publicaron los resultados de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica 2023, realizada por el INEGI. La información que presenta tiene un impacto sobre aspectos económico muy relevantes como son el tema de pensiones y las necesidades de atención a la salud. 

Si bien México continúa siendo un país relativamente joven, con una edad promedio de 29 años, el bono poblacional que en algún momento existió se está terminando.  La pirámide poblacional se continúa modificando, reduciéndose su base y ensanchándose la cúspide, es decir, el porcentaje de población menor edad ha disminuido en tanto que la de los adultos mayores se incrementó. 

La proporción de la población entre 15 y 59 años, que representaría a la mayoría de la económicamente activa, muestra que durante los últimos diez años, de 2014 a 2023, se ha mantenido muy estable, alrededor del 62%.  Lo cual contrasta con el comportamiento de los que tienen menos de 15 años, que de haber representado el 27.5% de la población en 2014 se redujo a 22.7% en 2023, lo que muestra que la base de la pirámide se redujo. 

Por su parte, la participación de la población mayor de 60 años se incrementó, pasó de 10.9% en 2014 a 14.7% en 2023.  Esto tiene diversas consecuencias en términos económicos.  Uno de los impactos está en la pensión universal que los políticos han ofrecido establecer a este grupo.  Cada vez habrá más personas mayores de 60 años, tanto en términos absolutos como en proporción a la población, por lo que los recursos necesarios para financiar las pensiones implicarán una creciente carga para las finanzas públicas.  Sin una reforma fiscal será imposible cumplir con los programas de pensiones que se han establecido.  La otra presión se refleja en término de los servicios de salud.  En términos generales, la demanda de servicios de salud aumenta conforme avanza la edad de las personas, por lo que cada vez se requerirán más recursos para poder satisfacer las necesidades del grupo poblacional cuya participación en la población continúa creciendo. 

La tendencia del cambio demográfico se amplificará con el tiempo, porque a pesar de la reducción de esperanza de vida que provocó el Covid en el país, es un hecho que cada vez la población es más longeva. Adicionalmente, se nota un comportamiento a la baja en la tasa de natalidad, resultado de modificaciones en patrones de vida de la sociedad.  Por ejemplo, en 2018 la mayor proporción de hogares tenía 4 integrantes y para 2023 tenía solamente 2 integrantes, de donde se deduce que cada vez hay menos hijos por hogar. La Tasa Global de Fecundidad confirma dicha situación, en 2018 el número de hijos por mujer era de 2.07 y para 2023 disminuyó a 1.6, con marcadas diferencias regionales.  Los estados de Chiapas, Zacatecas, Guerrero, Michoacán y Durango tenían una tasa mayor a 2, en tanto que el Estado de México, Quintana Roo, Baja California Sur y Baja California tenían una tasa de 1.5, siendo la Ciudad de México la entidad con la menor tasa 0.96.

La inversión de la pirámide poblacional no es exclusiva de México, es un fenómeno que se presenta en todo el mundo, y es necesario establecer políticas públicas que permitan enfrentar los desafíos que ello implica. 
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