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Las dos caras de la moneda

¿En qué se diferencia el mercado de renta fija y el mercado de renta variable? En el nombre, permítame ser más específico. Desde antes de invertir en un instrumento de renta fija (un CETE, por ejemplo), sabemos con toda seguridad que recuperaremos nuestra inversión, además de la ganancia que obtendremos, pues el rendimiento es «fijo». Cuando compramos un instrumento de renta variable (una acción, por ejemplo), no existe garantía de recuperar nuestra inversión y/o de obtener una ganancia, debido a que el precio varía día con día, ya que el rendimiento es «variable».

¿De qué depende que se prefiera una de la otra? De la tasa de interés. Si bien la renta fija brinda certidumbre en torno a la recuperación del capital inicial y del premio que se retribuirá, hay episodios, como el que imperó durante los años 2020 y 2021, en donde dista de ser atractiva para los inversionistas, debido a que la tasa de interés nominal es inferior a la inflación, significando que el interés real es equivalente a cero o negativo. Por el contrario, ante un panorama de alza de tasas, como el que presenciaremos a lo largo de éste y el siguiente año, se esperaría un menor apetito por riesgo, y, por consiguiente, la predilección por activos libres de riesgo, como lo son precisamente los instrumentos de renta fija.

Dado el porvenir monetario, ¿qué podríamos esperar de la renta variable?


Al analizar los diferentes ciclos de endurecimiento monetario de los últimos 50 años en los Estados Unidos de América, encontramos datos muy interesantes en torno al comportamiento de la Bolsa:

  • Solamente en una ocasión presentó un desempeño negativo (1971-1974).
  • Obtuvo un retorno de doble dígito en 5 de los 8 periodos.
  • En conjunto, cuando la FED ha incrementado aproximadamente en 100 ocasiones su tasa de interés de referencia, el S&P 500 registró un retorno promedio de 22.80% (Tabla 1).

Si nos concentramos en las razones por las que la FED ha elevado sus tasas de interés, destacan desde episodios de sobrecalentamiento económico, especulación desmedida o descontrol inflacionario.


Ahora, revisemos de manera individual algunos de los episodios más importantes del mercado accionario desde 1970 (Gráfica 1):

  • El S&P 500 cayó 47.08% durante 1973 y 1974. 
  • En octubre de 1987 sucedió el famoso Lunes Negro, cuando el mercado descendió 34% en una semana. 
  • A principios de 1994, la Bolsa corrigió 8.5%, como respuesta a una sorpresiva subida de tasas.  
  • En el último quinquenio de la década de los 90’s, el S&P 500 registró su retorno más alto para un periodo similar en el horizonte temporal del análisis, de 87.40%, algo interesante si se considera el desencadenamiento del efecto tequila en México y las crisis del rublo en Europa y del baht tailandés en el sudeste asiático.
  • Durante los primeros tres años del siglo XXI, la Bolsa obtuvo un retorno de -10.03%, en línea con la crisis puntocom, el 11 de septiembre y al que ahora denominaríamos el penúltimo ciclo de relajamiento monetario.
  • Entre 2004 y 2006, el mercado redituó 25.61%, lo que sería su última subida hasta los próximos 7 años a raíz de la crisis inmobiliaria.
  • Finalmente, de 2014 a 2018, la Bolsa acumuló un retorno del orden de 33.38%.

Desde enero, los mercados financieros han comenzado a anticiparse al nuevo ciclo de endurecimiento monetario, destacando el ajuste del Nasdaq 100, que junto con sus otros pares se destaca por ser el que más ha caído, -10.72% en lo que va del año (Gráfica 2).

Esta vez, la subida de tasas tendrá como objetivo, en un primer plano, controlar la inflación, y, en segundo lugar, disminuir el exceso de liquidez de los agentes económicos, mediante la incentivación del ahorro. De acuerdo con Bank of America (NYSE: BAC) serán 7 alzas de 25 puntos base este año y una tasa de fondos máxima de 2.75% - 3.00%, comenzando en marzo.


Evaluando el desempeño acumulado anual de los 11 sectores de la Bolsa, vemos que solamente los sectores de energía (XLE) y financiero (XLF) son los únicos que muestran un retorno positivo (Gráfica 3).  

Con lo anterior, podríamos concluir que el panorama, en efecto, no es alentador para realizar una inversión en renta variable, pero no generalicemos. 

Hacia el corto plazo, los fuertes incrementos de los precios de los energéticos, como consecuencia de los conflictos geopolíticos entre Rusia y Ucrania, y, precisamente, la futura actuación de la FED, representarían una oportunidad interesante para los sectores anteriormente mencionados.

No olvidemos también que coexisten subsectores, particularmente del sector de consumo discrecional que siguen presentando una gran brecha frente al periodo prepandemia, como las actividades de ocio y recreación, por mencionar algunas, que se espera vayan recuperándose conforme disminuya el riesgo epidémico, significando entonces una estrategia de mediano plazo.

Ante todo, como diría Warren Buffett, no intentemos predecir el movimiento del mercado de valores, la economía, las tasas de interés ni las elecciones.

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  • Bolsa
  • inversión
  • Reserva Federal (FED)
  1. en respuesta a Esaú Gopar
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    Top 10
    #2
    15/02/22 14:21
    ¡Muchas gracias, @esau-gopar
  2. Nuevo
    #1
    09/02/22 17:13
    Gran información.

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