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Debido a la crisis generada por el SARS-CoV-2 (COVID 19) las perspectivas económicas y financieras para el mundo en general se han visto drásticamente impactadas, al ser considerada como la peor crisis económica desde la gran depresión se ha generado un shock que se ha prolongado para las economías, afectando tanto a la oferta como la demanda.

 

 

Crisis por COVID-19 lleva a mínimos históricos a la actividad económica  mundial

 

 

El confinamiento, la desaceleración económica y la incertidumbre están causando un gran impacto en los sectores más vinculados con el ciclo económico, siendo las industrias relacionadas con el turismo, los servicios y la manufactura las más perjudicadas al estar en el ojo del huracán.

 

 

A pesar de la fragilidad de la situación actual, las expectativas apuntan a una recuperación gradual de la economía mundial para inicios de 2021, aunque la velocidad de esta dependerá principalmente de dos factores: por un lado, de la evolución de segundas olas de la COVID-19 y de las medidas adoptadas por los países para su contención; por otro lado, del grado de homogeneidad en la recuperación entre países, cuyas diferentes velocidades podrían impedir una recuperación económica uniforme.

 

 

Aunado a ello, la propagación del coronavirus depende en gran medida de una vacuna que aún permanece fuera del alcance. La Organización Mundial de la Salud advierte que lo peor de la pandemia aún está por llegar, ya que los casos superan los 10 millones y las muertes han aumentado a más de 500.000. Incluso en países donde el virus parecía haberse contenido, los brotes recientes son frecuentes.

 

 

Por otro lado, el impacto en los mercados laborales ha sido peor de lo estimado inicialmente y será imposible de reparar en lo que resta de 2020, incluso en el escenario más optimista, según la Organización Internacional del Trabajo. De acuerdo con su estimación, se observó que las horas de trabajo al cierre del primer semestre fueron un 14% más bajas que antes del virus, lo que equivale a una pérdida de 400 millones de puestos a tiempo completo.

 

 

En este sentido, la actuación de los bancos centrales y gobiernos para mitigar el impacto del coronavirus en la economía ha sido rápida y contundente a ellos se unió la determinante reacción de muchos gobiernos a través del incremento del gasto público y del apoyo financiero al sector privado. Se espera que esta tendencia continúe en el futuro, aunque con menor intensidad, ya que muchos países habrán registrado un fuerte incremento de la deuda pública. Pero dado los límites de la política monetaria, con tasas de interés bajas, el impulso fiscal continuará siendo importante para la reconstrucción económica.

 

 

Finalmente, uno de los puntos que también requiere análisis es justamente el de la deuda, pues los gobiernos están lidiando con la forma de extender o terminar las costosas medidas a corto plazo para financiar los salarios y mantener a las empresas con vida, al mismo tiempo que se preparan para un estímulo a más largo plazo para impulsar una recuperación.

 

 

Será interesante analizar en los próximos meses hacia donde se dirige esta recuperación pues es demasiado pronto para concluir si toda la mezcla de medidas será suficiente para contrarrestar los efectos económicos adversos que actualmente estamos viviendo.

 

 

La recesión global por la crisis del coronavirus es “casi inevitable” - IESE

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