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¿Qué son los bonos convertibles en acciones y cómo funcionan?

¿Qué son los bonos convertibles en acciones y cómo funcionan?

Los bonos convertibles combinan lo mejor de la deuda y el capital. Aquí te explicamos cómo funcionan, qué tipos existen, un ejemplo claro y cuándo conviene convertirlos en acciones en México.
¿Qué son los convertibles?


Imagina que compras un bono, como cualquier otro instrumento de deuda, pero con una diferencia clave: puedes intercambiarlo por acciones de la empresa emisora en una fecha futura y bajo ciertas condiciones. Eso es, en pocas palabras, lo que define a los bonos convertibles

Estos títulos combinan lo mejor de dos mundos: por un lado, funcionan como cualquier otro bono —es decir, prestas dinero a una empresa y a cambio recibes intereses—, pero al mismo tiempo te dan la opción de convertir ese bono en acciones. Si decides ejercer ese derecho, dejas de ser acreedor para convertirte en accionista, lo que te abre la puerta a dividendos, a participar en asambleas de socios y a beneficiarte si las acciones suben de valor. 

¿El cambio es obligatorio o voluntario?

Depende del acuerdo original. Hay bonos convertibles en acciones donde el canje es opcional (el más común y preferido por los inversionistas), y otros donde es forzoso. Desde el punto de vista del ahorrador mexicano, lo más conveniente suele ser tener la libertad de decidir si conviene o no hacer la conversión, especialmente si las acciones de la empresa han subido. 

¿Qué se sacrifica al tener esta opción?

Como todo en finanzas, hay un equilibrio. Al ofrecer la opción de convertir, estos bonos suelen pagar un interés más bajo que otros bonos tradicionales. Pero claro, ese “costo” se compensa con la posibilidad de ganar más si las acciones suben. En pocas palabras, los bonos convertibles a acciones son una herramienta híbrida: empiezas con un activo de renta fija, y si todo va bien, puedes terminar con un activo de renta variable. Por eso, resultan tan atractivos para quienes buscan diversificar riesgos sin renunciar del todo al potencial de crecimiento.

¿Qué tipos de bonos convertibles existen?

Ya que tenemos claro qué son los bonos convertibles en acciones, ahora toca meternos más a fondo y ver qué tipos de bonos convertibles podemos encontrar en el mercado. No todos funcionan igual, y conocer sus diferencias te puede ayudar a elegir mejor según tu estrategia como inversionista en México. 

  • Bonos convertibles clásicos: Son los más comunes. En este caso, tú como tenedor tienes la opción de decidir si conviertes o no el bono en acciones, dependiendo de cómo veas el panorama. La empresa hace una oferta de conversión —generalmente con condiciones definidas desde el inicio— y tú decides si te conviene o no. Todo depende del vencimiento, del precio acordado para la conversión y de cómo se esté comportando la acción en ese momento.

  • Bonos convertibles contingentes (CoCo): Aquí las reglas cambian un poco. Aunque al principio puede parecer similar al clásico, el CoCo le da a la empresa la posibilidad de forzar la conversión a acciones en ciertas condiciones, sobre todo si su situación financiera se complica. Este tipo de bono se usa mucho en el sector bancario, ya que ayuda a reforzar el capital de la institución en momentos críticos.

    En otras palabras, si todo va bien, te pagan como si fuera un bono clásico. Pero si las cosas se tuercen, la empresa puede obligarte a convertirte en accionista, incluso si no te convence del todo. 

  • Bonos forzosamente convertibles: Como su nombre indica, aquí no hay opción para el inversionista: la conversión a acciones está asegurada desde el inicio. Es decir, cuando compras este bono, ya sabes que eventualmente dejarás de ser acreedor para volverte accionista. Estos bonos suelen ofrecer una tasa de interés más atractiva como compensación, pero hay que tener muy claro cuándo y cómo ocurrirá la conversión.

¿Cómo funciona un bono convertible? [Ejemplo práctico]

Para aterrizar todo lo anterior, vamos a ver un ejemplo sencillo que te ayude a entender cómo se usa un bono convertible en acciones en la práctica.

Supongamos que hoy compras un bono convertible clásico con un valor nominal de $20,000 pesos mexicanos. Este bono tiene:

  • Un plazo de 1 año (vence en 12 meses).
  • Un cupón anual de $1,000 pesos (es decir, un rendimiento del 5%).
  • Una opción de conversión a 200 acciones de la empresa, dentro de ese mismo año.
  • El precio actual de la acción es de $100 pesos.

Ahora bien, cuando llegue el vencimiento, tú decidirás si te conviene quedarte con los $20,000 más intereses o convertir el bono en acciones, dependiendo del precio al que estén cotizando esas acciones. Veamos los posibles escenarios: 

  • Si la acción sube por encima de $100: Supón que al final del año la acción vale $120 pesos. Si haces la conversión, obtendrás 200 acciones que ahora valen $24,000. Es decir, habrías ganado $4,000 extra más allá del cupón que podrías haber cobrado. En este caso, sí conviene convertir

  • Si la acción baja por debajo de $100: Ahora imagina que la acción cae a $80 pesos. Las 200 acciones valdrían apenas $16,000 pesos, muy por debajo del valor nominal del bono. Aquí lo mejor sería no convertir y quedarte con los $20,000 pesos más el cupón

  • Si la acción se mantiene en $100: En este escenario, tanto convertir como no hacerlo te deja igual. Pero hay un matiz: al convertir, estarías asumiendo más riesgo, ya que el precio de la acción puede variar. Por eso, muchos inversionistas prefieren quedarse con el bono en lugar de exponerse.

¿Qué riesgos tiene convertir un bono en acciones?

Al convertir un bono convertible en acciones, no solo cambias el tipo de inversión —pasas de renta fija a variable—, también estás participando en una operación que aumenta el número de acciones en circulación. Y eso puede tener efectos sobre el mercado.

Cuando se emiten nuevas acciones, aumenta la oferta. Y como sabes, si la demanda no crece al mismo ritmo, el precio de la acción podría bajar. Es una regla básica del mercado: a más oferta, menor precio, si la demanda se mantiene.

Por eso, si el precio actual de la acción es igual al precio de conversión pactado (por ejemplo, $100 pesos), no tendría sentido económico canjear el bono. No ganarías nada extra, y sí te expondrías a que el precio de la acción caiga justo después de la conversión. 

¿Y este riesgo es tan real en la práctica?

La verdad es que depende. Si estamos hablando de un bono que se convierte en 10 o 100 acciones, ese aumento de oferta tiene muy poco impacto en empresas grandes, como las que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores, donde hay millones de acciones en circulación. Pero si se trata de una empresa más pequeña, o si muchos bonos se convierten al mismo tiempo, sí puede haber una presión bajista sobre el precio.

En todo caso, es un punto que conviene tener en cuenta si estás considerando invertir en este tipo de instrumento. Convertir no siempre es lo más rentable, incluso si el bono está "en el dinero". 
  

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