Toda economía atraviesa ciclos que combinan fases de expansión y contracción. La crisis representa el punto de inflexión donde el crecimiento se detiene y comienza el ajuste. En esta etapa se evidencian los desequilibrios que se acumularon durante los periodos de auge: exceso de producción, sobreendeudamiento o caída del consumo.
En México, estas fases pueden observarse en los periodos de recesión documentados por el INEGI o durante crisis históricas como la de 1994 o la de 2008, cuando la economía pasó de un crecimiento sostenido a una caída abrupta del PIB.
Mecanismo 1: el desequilibrio entre producción, salarios y demanda
Las crisis no aparecen de forma repentina: se gestan a través de tensiones internas del sistema productivo. El objetivo empresarial de maximizar beneficios impulsa la acumulación de capital, lo que a menudo se traduce en mayor inversión en maquinaria y tecnología, pero menor gasto en fuerza laboral.
- Acumulación de capital: las empresas buscan aumentar productividad y reducir costes laborales.
- Reducción del empleo o estancamiento salarial: la automatización y la eficiencia desplazan trabajadores.
- Caída del poder adquisitivo: los consumidores, con menor ingreso, compran menos bienes.
- Exceso de oferta: las empresas producen más de lo que el mercado puede absorber.
- Contracción: ante la sobreproducción, se detiene la inversión, aumentan los despidos y se desencadena la crisis.
Esta secuencia describe el “cómo” estructural: la búsqueda de rentabilidad debilita la demanda que sostiene al propio sistema. En México, este fenómeno puede observarse cuando la inflación reduce el poder de compra o cuando el crédito al consumo se contrae, afectando las ventas internas.
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Mecanismo 2: el detonante financiero y la especulación
En las últimas décadas, el capital financiero ha adquirido un papel central. Gran parte del ahorro e inversión global se canaliza hacia activos financieros —acciones, bonos o derivados— en lugar de proyectos productivos.
El proceso ocurre así:
El proceso ocurre así:
- Desvío de inversión hacia el sector financiero: los fondos buscan rentabilidad rápida en mercados bursátiles o de deuda.
- Formación de burbujas: el precio de los activos sube más allá de su valor real.
- Estallido: ante un evento inesperado (impago, subida de tasas o pánico), los inversores liquidan posiciones.
- Efecto dominó: la caída de los precios financieros afecta el crédito, el empleo y la producción.
Durante la crisis global de 2008, originada por los créditos hipotecarios subprime, México sufrió una caída del PIB cercana al 6%, ilustrando cómo un problema financiero externo puede paralizar la economía real nacional.
Mecanismo 3: propagación e impacto social
Una vez que la crisis estalla, los efectos se propagan en cadena:
- Las empresas reducen personal y salarios.
- El consumo cae.
- El Estado enfrenta menor recaudación fiscal y mayores gastos sociales.
- Se reduce la inversión y aumenta la incertidumbre.
En México, esto se traduce en pérdida de poder adquisitivo, aumento de la informalidad y mayor desigualdad. La recuperación suele depender de políticas contracíclicas del Banco de México y del gasto público, aunque el retorno al crecimiento puede tardar varios años.
Conclusión: la crisis como proceso correctivo
Las crisis económicas ocurren como resultado de un proceso acumulativo: desequilibrios entre capital y trabajo reducen la demanda, y los excesos financieros amplifican los choques. Lejos de ser un evento puntual, representan una corrección del sistema, donde se ajustan los excesos de inversión, crédito y producción.
¿Podría diseñarse un modelo económico capaz de evitar que la búsqueda de rentabilidad desemboque una y otra vez en destrucción de empleo y bienestar?
¿Podría diseñarse un modelo económico capaz de evitar que la búsqueda de rentabilidad desemboque una y otra vez en destrucción de empleo y bienestar?
Preguntas frecuentes
Es la fase descendente del ciclo, cuando se corrigen los excesos de inversión, crédito y producción.
Suele originarse por desequilibrios internos (endeudamiento, sobreproducción) o externos (caída de exportaciones, alza de tasas globales).
Pueden mitigarse mediante regulación financiera, políticas de distribución del ingreso y control del endeudamiento privado.