El lugar se llama Bautzen, una pequeña ciudad alemana cerca de la frontera con Polonia y República Checa de techos color ocre que se pierden entre una campiña de altos y verdes arboles. Pero en marzo de este año, el idílico paisaje contrastaba con las llamas que subían por encima de un vetusto hotel en el centro de la ciudad que había sido habilitado para acoger refugiados. Mientras los poco más de 300 ciudadanos sirios corrían tratando de escapar de las llamas, a mitad de la calle un grupo de personas (incluidos niños) entre gritos y aplausos vitoreaban la dantesca escena.
Las autoridades alemanas, además de investigar la causa del siniestro, ofrecieron disculpas por el escarnio de lo sucedido. Esta culpa histórica que los alemanes asumieron desde el día en que firmaron su rendición en la Segunda Guerra Mundial, parece ser que los compromete por las causas de las minorías y desvalidos. ¿Pero hasta donde puede sostener la economía alemana esta cruda moral?
El contexto es importante. Una gran cantidad de voces empiezan a alzar una pregunta incomoda. ¿Cómo estaría la economía con Hitler?
Muchos ciudadanos alemanes empiezan sospechar que estaría mejor. Alemania no sería parte de la comunidad europea. Los ciudadanos alemanes no pagarían impuestos para financiar a naciones quebrantadas. Desde que varios países de la zona Euro ingresaron en una recesión la nación germana tuvo que entrar al rescate para mantener la viabilidad del área económica que ellos mismos impulsaron. Sólamente el ultimo rescate económico a Grecia de mediados del 2015 le costó a Alemania 16,900 millones de Euros. Muchos alemanes piensan que un patriarca nacional socialista ya les habría regalado un Volkswagen y la cerveza y el tabaco abundaría entre la población.
Antes de la segunda Guerra Mundial la hiperinflación en Alemania convirtió a su divisa en basura: existían billetes de 10 millones de marcos, y a mediados de los años 30 con lo necesario para comprar un huevo, 5 años antes se podían haber comprado 500 millones de blanquillos. Pero durante el gobierno Nacional Socialista, todo cambio. El milagro económico nazi, puede ser una pista para entender cómo fue posible que lo que parecía ser un gran estadista se haya convertido en el mayor genocida de la historia. Durante la década de 1930 el PIB alemán crecía a tasas del 50% (Durante el 2015 el PIB creció a un ritmo de 1.7%) y el desempleo bajo de 6 millones de personas sin ingresos a 800,000 desempleados en 5 años (la tasa de desempleo actual en Alemania ronda en 6.5%, es decir, hay 2.8 millones de personas sin trabajo). Durante los años previos a la 2ª Guerra Mundial, la reactivación de la industria militar fue el pilar de la economía teutona.
¿Quiénes sacan partido de esta historia? El partido Alternativa para Alemania, un partido político de ultra derecha, fue instituido en 2013 para luchar contra los rescates europeos y, por extensión, para defender la salida de Alemania del Euro, también rechaza el ecologismo, el pacifismo y el feminismo, por obviedad, también es una ramificación política de grupos xenófobos y homofóbicos. La fragilidad de la economía mundial ha sido una incubadora para que viejos fantasmas resurjan y están siendo capitalizados por grupos que buscan aprovecharse de la situación. Alternativa para Alemania en su programa electoral para las elecciones generales de 2017 ya cosecha entre un 10% y un 15% en las encuestas.
Del otro lado, están los grupos de radicales musulmanes que han encontrado el pretexto perfecto en la lamentable crisis de millones de ciudadanos sirios que buscan huir del horror de la guerra. Las partes más polarizadas del mundo árabe buscan encender una mecha que está muy corta; Las constantes agresiones en Alemania en contra de ciudadanos de origen musulmán son el caldo de cultivo para reavivar viejas rencillas. El choque de dos culturas muy diferentes con un maltrecho historial de rencores está siendo capitalizado por ambos bandos.
Mientras tanto los refugiados siguen quedando entre la espada y la pared. Durante 2015, llegaron 1.1 millones de migrantes a Alemania, y ese año fueron registrados 92 incendios criminales contra centros de acogida a refugiados, frente a los 6 incendios de 2014. Lo preocupante es que hasta hace un par de semanas ya se contabilizaban más de 45 incendios.
Con la llegada de los flujos migratorios, Alemania se ha visto inmersa en una inquietante espiral de violencia contra los refugiados, impulsada por la ascensión de los grupos de extrema derecha que ven en la historia una fuente de inspiración. El planeta se ha hecho más estrecho y es imperiosa la necesidad de encontrar similitudes y motivar la buena voluntad entre los ciudadanos de un mismo mundo con muchas formas de pensar diferentes.
Ninguna diferencia económica, política, religiosa, de raza o de preferencia sexual debe ser un pretexto para tropezarnos, una vez más, con las mismas piedras.
Twitter: @garoarenas