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¿Indexarse es solo comprar el S&P 500? No cometas este error

¿Indexarse es solo comprar el S&P 500? No cometas este error

Comprar el SP500 no es sinónimo de indexarse bien. En este artículo te explico por qué limitarse a ese índice puede ser un error estratégico y qué hacer mejor.
¿Qué significa realmente hacer una inversión indexada?


Muchos creen que indexarse significa simplemente comprar un ETF del S&P 500 y olvidarse del resto por años. La realidad es que esta visión, aunque común, es reduccionista y potencialmente peligrosa. El S&P 500 es, sin duda, un índice representativo y poderoso: incluye 500 de las mayores empresas estadounidenses y ha ofrecido un desempeño destacado durante varios periodos. Pero eso no lo convierte en una estrategia completa por sí mismo. 

Limitarse al SP500 puede exponer tu cartera a riesgos innecesarios, como la sobreconcentración geográfica, sectorial (tecnología en particular) o incluso de estilo (empresas de crecimiento con alta valoración). Pensar que con un solo ETF te resuelve todo es ignorar la complejidad del ciclo económico, la ciclicidad del mercado, la reversión a la media y la evidencia histórica.

¿Solo con el SP500 ya estoy indexado?

Esta creencia suele estar influenciada por un sesgo de disponibilidad: el SP500 ha tenido rendimientos sobresalientes desde 2009 hasta hoy, lo que genera la ilusión de que siempre ha sido así. Pero la historia demuestra lo contrario. Entre 2000 y 2010, el SP500 tuvo una década perdida, con rentabilidades reales negativas. Y en euros, hubo periodos aún peores para inversores europeos. Esto demuestra que una buena estrategia indexada no puede basarse en una única región o índice bursátil. Una verdadera cartera indexada debe construirse sobre principios como la diversificación entre activos (RF y RV), el rebalanceo periódico, y las aportaciones constantes, elementos que están ausentes en una estrategia basada únicamente en el SP500.

¿Qué riesgos hay al invertir solo en el SP500?

El S&P 500 agrupa a las 500 mayores empresas estadounidenses y es uno de los índices bursátiles más seguidos del mundo. Sin embargo, confundir exposición al SP500 con tener una estrategia de indexación completa es un error frecuente.

Solamente tener el SP500 no nos hubiera servido entre 1964 y 1984, donde tuvo un comportamiento lateral durante 20 años. No es que el índice haya fallado; simplemente, no era suficiente estar concentrado en una sola región para tener retornos positivos. La lección es clara: una cartera indexada debe tener una amplia diversificación geográfica dentro de la RV para no depender de lo que le suceda a un solo país, sector o moneda.

Periodo
Rentabilidad nominal (USD)
Eventos relevantes
¿Hubiera sido suficiente el SP500?
2000 – 2010
-9% (ajustada por inflación)
Crisis punto com, crisis subprime
Década perdida
1964 – 1984
~+4% anual (alta inflación)
Estancamiento, inflación, Vietnam
Rendimientos reales pobres
1985 – 1999
+17% anual aprox.
Auge tecnológico, crecimiento global
Muy buen desempeño
2009 – 2021
+13% anual aprox.
QE, recuperación post-2008, Big Tech
Período favorable (sesgo reciente)
2022 – 2023
Volatilidad + retrocesos
Subida de tasas, guerra, inflación
Alta incertidumbre
Japón 1989 – 2014*
-40% en 25 años
Burbuja inmobiliaria y bursátil
Ejemplo extremo de concentración


¿Una cartera indexada real incluye otros activos?

La creencia de que basta con comprar el SP500 para “estar indexado” es uno de los errores más comunes entre quienes recién se acercan a la inversión pasiva. Otro ejemplo, en el periodo 2000-2010 —conocido como la "década perdida"— el SP500 entregó rendimientos negativos en términos reales.

A esto se suma el llamado “riesgo de retornos subsecuente”, que alude a la incertidumbre respecto a qué periodo nos tocará vivir como inversores. No hay garantía de que los próximos 10 o 20 años sean tan favorables como los anteriores. La historia está llena de ejemplos donde un mercado dominante dejó de serlo o atravesó décadas de estancamiento, tal y como ocurrió con Japón. Limitarse al SP500 puede parecer cómodo, pero está muy lejos de lo que realmente significa estar diversificado y bien indexado. Ya que uno de los pilares de la filosofía indexada es primero fijarnos en sobrevivir los peores escenarios, ya que los buenos escenarios se cuidan solitos.

Muchos confunden el buen desempeño reciente del SP500 con una garantía de éxito futuro. Esto ha creado una narrativa peligrosa donde se asume que basta con comprar ese índice y mantenerlo. La indexación pasiva consiste en diversificar ampliamente, minimizar costes y maximizar consistencia en el largo plazo. Utilizar el SP500 como única exposición es un acto de fe, no de estrategia.

¿Por qué diversificar es obligatorio en la indexación?

Diversificar no es una recomendación secundaria: es la columna vertebral de toda cartera indexada sensata. No diversificamos con la esperanza de encontrar el activo estrella cada año, sino para evitar quedar atrapados en el que peor se comporta durante largos periodos. Esta lógica, que puede parecer contraintuitiva, se vuelve evidente cuando se observa el desempeño histórico de los mercados: ningún país, región o sector lidera de forma permanente. Incluso Estados Unidos, con toda su fuerza económica, ha atravesado décadas estancadas. Y mientras tanto, los mercados emergentes crecían a doble dígito anual compuesto. Diversificar por regiones no es solo deseable, es una forma de protegernos de escenarios inciertos.

Tener exposición solo a Estados Unidos, Europa o México puede parecer lógico según nuestro país de residencia o los titulares recientes, pero eso nos hace caer en el sesgo de familiaridad. Invertir únicamente donde vivimos o en lo que ha funcionado últimamente es una receta para perder oportunidades y asumir riesgos innecesarios. No sabemos si el futuro será como los últimos 10 años, o si viviremos algo más parecido a la crisis de los 70, la burbuja japonesa de los 80, o la Gran Depresión de los 30. Lo único cierto es que los mercados son cíclicos, y lo que hoy lidera, mañana puede rezagarse.

Una cartera diversificada aprovecha esta ciclicidad: mientras una región madura pierde impulso, otra puede estar despegando. Por eso es fundamental construir portafolios que combinen EE.UU., Europa, Asia, mercados emergentes, y también distintas clases de activos como renta variable y renta fija. Diversificar correctamente nos prepara para lo que sea que depare el futuro, nos permite dormir más tranquilos y evita que pongamos todos los huevos en la misma canasta sin darnos cuenta.

¿Qué tres pilares necesita una estrategia indexada sólida?

La inversión indexada pasiva no es una lista de ETFs, es una estrategia integral, y como toda estrategia, debe tener una arquitectura sólida, realista y alineada con tu perfil de riesgo, horizonte temporal, capacidad financiera y emocional. No basta con copiar una cartera genérica que viste en internet, ni seguir al SP500 porque últimamente ha subido mucho. Una cartera indexada bien construida tiene un propósito claro y se basa en tres pilares fundamentales: diversificación, aportaciones periódicas y rebalanceos. Estos tres elementos que yo llamo la “trinidad virtuosa”— son el núcleo de cualquier portafolio resistente.

Diversificación te permite aprovechar la ciclicidad del mercado: mientras unas regiones se estancan, otras prosperan. No diversificamos para encontrar el mayor retorno, sino para evitar el peor resultado posible.

El segundo pilar son las aportaciones periódicas, ya sea mediante DCA (Dollar Cost Averaging), Value Averaging u otra metodología sistemática. Invertir mes a mes tiene dos ventajas clave: la primera es que amortiguas la volatilidad comprando más participaciones cuando el mercado cae, y menos cuando sube; la segunda es que eliminas la necesidad de adivinar el mejor momento para entrar. Estudios y simulaciones demuestran que incluso durante periodos tan difíciles como las más de dos décadas perdidas de Japón (1989–2014), un inversor disciplinado que aportó regularmente perdió mucho menos —o incluso nada— en comparación con quien solo hizo una inversión inicial y esperó pasivamente.

El tercer pilar es el rebalanceo periódico, que consiste en devolver a su proporción original cada componente de tu cartera. Esto nos ayuda a mantener nuestro perfil y diminuir el impacto de euforias mientras aprovechamos los pánicos. Si la renta variable sube demasiado, se vende una parte para comprar más renta fija. Si cae, se vende renta fija para comprar renta variable. Es un mecanismo contracíclico y emocionalmente difícil, porque implica hacer lo contrario a lo que dicta el humor del mercado. Pero es precisamente en esos momentos donde el rebalanceo se convierte en una herramienta invaluable. A largo plazo, mejora el rendimiento ajustado al riesgo y previene que tu cartera se desvíe peligrosamente de su diseño original y que tomemos malas decisiones.

Sin estos tres componentes, cualquier intento de indexación se queda incompleto. Tener muchos ETFs no es garantía de estar diversificado. Hacer aportaciones sin rebalancear puede distorsionar tu asignación. Y rebalancear sin disciplina ni continuidad puede llevar a decisiones erráticas que cuestan tiempo y dinero. Pero cuando estas tres piezas trabajan juntas, crean un sistema que no depende de predecir el mercado, sino de esperar pacientemente. Aportaciones, rebalanceos y diversificación son los engranes que mantienen en movimiento una cartera pasiva con sentido estratégico.

¿Cómo preparar tu mente para invertir en indexados?

Sin embargo, falta una parte fundamental que casi nadie menciona: la preparación psicológica. Una estrategia, por buena que sea en el papel, falla si no puedes mantenerla en la práctica, sobre todo en esos peores momentos. Por eso es indispensable simular escenarios adversos antes de empezar a invertir. ¿Qué harías si tu cartera cae 30% en un año? ¿Qué sentirías si pasa una década sin ver rendimientos reales? ¿Aguantarías si el activo que más pesa en tu portafolio entra en una fase bajista prolongada? 

Estas no son preguntas teóricas; son escenarios reales que muchos ya han vivido. Simular estos contextos y ver cómo se comportaría tu portafolio bajo estrés te permite anticipar tu reacción emocional y ajustar el diseño de la cartera a algo que realmente puedas soportar en el tiempo sin abandonar el barco.

¿Qué papel juega la renta fija en una cartera indexada?

Mucha gente ignora el papel vital de la renta fija en una cartera indexada. No está ahí para maximizar retornos, sino para ofrecer estabilidad, amortiguación y liquidez en momentos de crisis. Es la herramienta que nos permite hacer rebalanceos sin tener que vender lo que está cayendo.

La renta fija también cumple un rol protector contra la volatilidad de la renta variable, y es crucial para quienes tienen horizontes más cortos o mayor aversión al riesgo.

Por tanto, no debemos ver la RF como un “estorbo” que rinde poco, sino como una palanca que mejora el comportamiento general de la cartera. De hecho está demostrado que carteras con RF tienen mejores retornos y se recuperan más rápido haciendo rebalanceos que aquellas que no la tienen.

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