
Invertir en ETFs temáticos se ha convertido en una de las estrategias más comentadas y con más crecimiento de activos bajo gestión de la última década. Con la narrativa de que representan una forma eficiente de alinearse con las fuerzas de transformación que redefinen industrias y economías, por ejemplo, inteligencia artificial, energías limpias, movilidad eléctrica, biotecnología, digitalización, etc.
¿Qué son los ETFs temáticos y por qué atraen tanto?
A diferencia de los ETFs sectoriales tradicionales, que se concentran en industrias clasificadas (como salud, energía, tecnología), los ETFs temáticos cruzan sectores y geografías para capturar la evolución hacia modelos de negocio nuevos o emergentes. El atractivo es fuerte: apostar por lo que creemos que será “el mañana”, no solo por lo que ya fue exitoso. Pero ese atractivo convive con riesgos que se amplifican: dispersiones extremas, retornos que dependen fuertemente de cuándo entramos y salimos, y el peligro de que la narrativa supere a los resultados financieros reales.
Para muchos inversores, el gran reto no es encontrar un buen tema, sino escoger cuándo y cómo entrar, y reconocer que los temas más seductores suelen llegar a precios que ya anticipan todo lo bueno que puede ocurrir. Por ello, un enfoque racional al seleccionar ETFs temáticos exige más que entusiasmo: disciplina, estrategia probada y realismo.
¿Cómo diferenciar entre modas pasajeras y megatendencias reales?
Un primer paso para entender cómo escogerlos es diferenciar entre moda y megatendencia. Una moda puede atraer capital en el corto plazo, pero carece de la amplitud para sostener retornos durante décadas. Una megatendencia, en cambio, permea múltiples sectores y transforma la economía de manera transversal, como lo hicieron en su momento la máquina de vapor, las telecomunicaciones o Internet
Este criterio ayuda a filtrar los cientos de ETFs que se lanzan cada año, muchos de los cuales terminan cerrando años después cuando el interés se desvanece. De hecho, en Estados Unidos se observa una oleada de lanzamientos y cierres que evidencia tanto la euforia como la fragilidad de este segmento

Cómo analizar el potencial real de un ETF temático
Analizar un ETF temático requiere aplicar tanto métricas financieras como modelos mentales que ayuden a evitar expectativas poco realistas. Un marco útil es el de TAM, SAM y SOM, que diferencia entre el mercado total que se podría tener en un horizonte de más de siete años (TAM), el mercado atendible en el mediano plazo (SAM) y el mercado real que puede capturarse en el corto plazo (SOM). Uno de los errores más comunes es asumir que una sola empresa o un grupo pequeño de compañías podrá quedarse con todo el TAM, inflando valuaciones de manera irracional. Se suele cometer la ilusión de que los beneficios esperados a 7 o 10 años llegarán en 1 o 3 años, lo que provoca decepción y correcciones bruscas de precios cuando las utilidades no aparecen.

En este sentido, es crucial recordar que muchas innovaciones que transforman nuestras vidas no necesariamente son buenas inversiones bursátiles. AT&T y Verizon lideraron cada generación de telecomunicaciones, pero entre 1985 y 2021 sus retornos anuales compuestos fueron de apenas 6,6% y 9%, frente al 11,5% del S&P 500 incluyendo dividendos. La explicación es que operaban en industrias de capital intensivo y bajo poder de fijación de precios, con márgenes reducidos. Lo mismo puede ocurrir con ciertas megatendencias actuales: aunque representen un cambio histórico, no siempre se traducen en retornos superiores a un índice amplio. Una buena idea que revolucionará nuestras vidas no necesariamente es una buena inversión, todo depende de quién se vaya a quedar con la mayor parte de los beneficios económicos.
La diferencia entre una narrativa convincente y una inversión rentable suele estar en la microeconomía de las empresas que componen el ETF. Factores como márgenes operativos, ROIC, intensidad de capital e I+D, economías de escala, capacidad de fijar precios y nivel de competencia son decisivos para determinar si la tendencia puede sostener retornos. Al analizar megatendencias con estas variables, algunas como inteligencia artificial, big data, machine learning e IoT aparecen mejor posicionadas, junto con ciberseguridad. En cambio, sectores como energías renovables, vehículos eléctricos o ciencia de materiales muestran métricas más débiles y con mayor riesgo de decepcionar.
Riesgos ocultos al invertir en ETFs temáticos
Esto conecta con otro riesgo particular de los ETFs temáticos: el de aleatoriedad y retornos subsecuentes. A diferencia de ETFs que siguen a índices amplios donde el rendimiento futuro tiende a estar más correlacionado con el crecimiento económico general, en los temáticos los resultados pueden ser altamente aleatorios. Un ETF puede tener un rendimiento excepcional en un periodo, pero esa racha no garantiza continuidad; de hecho, lo más común es que el rendimiento posterior sea mediocre o incluso negativo. Este fenómeno se debe a que las narrativas capturan mucho flujo en un momento concreto, elevan las valoraciones y luego dejan poco margen para ganancias adicionales. Cuando la narrativa pierde fuerza o los resultados empresariales no acompañan, el ajuste suele ser brusco.
Los riesgos no terminan ahí. También existe el riesgo de concentración excesiva: muchos ETFs temáticos están dominados por unas pocas compañías, lo que genera dependencia de casos individuales. Además, la falta de diversificación geográfica o sectorial amplifica la volatilidad. Otro factor crítico es la dependencia de políticas públicas y subsidios, especialmente en áreas como energías renovables o biotecnología, donde cambios regulatorios pueden transformar rápidamente las perspectivas. Y por último, está el riesgo de que el ETF en sí sea deslistado o liquidado, una posibilidad real en un segmento donde proliferan productos creados en pleno pico de entusiasmo.
Para escoger un ETF temático conviene seguir un checklist riguroso. Primero, revisar el índice subyacente y la metodología de selección de empresas. Segundo, analizar el costo (TER) y compararlo con pares. Tercero, estudiar la composición de la cartera y evaluar si las principales posiciones tienen realmente relación con la temática o si son simples “fachadas” con nombres atractivos. Cuarto, evaluar el tracking error y la liquidez, ya que algunos ETFs pequeños pueden sufrir spreads elevados. Y quinto, considerar si existe cobertura de divisa o si el riesgo cambiario añade volatilidad innecesaria.
Caso práctico: XAIX vs S&P 500
Los ejemplos actuales permiten ilustrar cómo se traduce este análisis en la práctica. El Xtrackers Artificial Intelligence & Big Data UCITS ETF (XAIX) busca replicar el índice Nasdaq Global Artificial Intelligence and Big Data, incluyendo empresas internacionales de inteligencia artificial, big data y ciberseguridad. Tiene réplica física, TER de 0,35%, está domiciliado en Irlanda y no ofrece cobertura de divisa. En tres años acumula un retorno de 132%

Estas cifras muestran que en momentos de fuerte entusiasmo las rentabilidades pueden ser muy atractivas. Pero también hay que considerar que el timing es determinante. La mayoría de ETFs temáticos se lanzan en pleno pico de la narrativa, cuando las expectativas ya están incorporadas en los precios. Esto implica que quienes entran tarde suelen enfrentarse a retornos mediocres o negativos en la mayoría de los casos.
¿Sirven realmente los ETFs temáticos a largo plazo?
Una herramienta útil para contrastar es analizar los rolling returns o retornos móviles. Allí se observa como algunas temáticas han tenido periodos brillantes, pero rara vez superan consistentemente al S&P 500 en horizontes largos. Esto refuerza la idea de que los ETFs temáticos deben usarse principalmente en estrategias tácticas de mediano plazo, como rotación o momentum, más que como pilar central de una cartera indexada de largo plazo.
En los ETFs temáticos, el mayor peligro es la aleatoriedad de los retornos: un periodo de altas ganancias no garantiza que el siguiente sea igual y, de hecho, suele venir acompañado de rendimientos mediocres o negativos. La dispersión es mucho más grande que en ETFs amplios porque dependen de narrativas que pueden agotarse rápido. Por eso, los resultados están fuertemente ligados al timing de entrada y salida; llegar temprano a la tendencia puede ser rentable, pero entrar tarde suele llevar a pérdidas.
También conviene observar el flujo de capital. Según datos de Bloomberg, en octubre de 2024 se produjo una salida significativa de dinero de ETFs temáticos en Estados Unidos, al mismo tiempo que los índices generales alcanzaban máximos históricos. Este contraste sugiere que los inversores institucionales tienden a reducir exposición a temáticas específicas cuando perciben sobrevaloración y prefieren volver a índices amplios más diversificados.
El sesgo emocional de invertir en narrativas
No obstante, el atractivo sigue ahí. La capacidad de invertir en narrativas que coinciden con nuestras convicciones personales hace que los ETFs temáticos tengan un componente psicológico muy poderoso. A nivel individual, generan un sentido de pertenencia y alineación con visiones del futuro, ya sea apostar por inteligencia artificial, energías limpias o consumo de lujo.
Pero este mismo sesgo puede llevar a decisiones irracionales, comprando más por afinidad ideológica que por análisis financiero riguroso. Reconocer este sesgo es esencial para evitar errores.
Pero este mismo sesgo puede llevar a decisiones irracionales, comprando más por afinidad ideológica que por análisis financiero riguroso. Reconocer este sesgo es esencial para evitar errores.
Recomendaciones prácticas para escoger un buen ETF temático
Para maximizar probabilidades de éxito y reducir exposición a riesgos extremos, conviene aplicar un enfoque disciplinado:
- Revisar el índice subyacente: evitar ETFs que usen criterios no claros, demasiado flexibles o que se basen en listas vagas.
- Evaluar el TER (expense ratio): aunque en temáticos los TER suelen ser más altos que en índices tradicionales, debe estar justificado por la estrategia.
- Analizar la composición de cartera: porcentaje de las mayores posiciones, cuántas empresas pequeñas o emergentes hay, cuánto peso en nombres con demasiado recorrido o sobrevaloración.
- Plazo mínimo y rol táctico: reconocer que el ETF temático no debe ser el núcleo central, sino una posición satélite con horizonte de mediano plazo.
- Punto de entrada / salida definido: tener una estrategia de cuándo entrar (por ejemplo, tras una corrección) y cuándo tomar ganancias o detener pérdidas reduce el riesgo de entrar justo al final de la burbuja narrativa.
- Analizar métricas de subyacentes: Ver la relación entre gasto en CAPEX e intensidad de capital Vs su ROIC.