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El anuncio esta semana de que la Comisión de Cambios (CdC) ‘instruyó’ al Banco de México (Banxico) para que implementara un programa de coberturas cambiarias liquidables en pesos, es un momento ideal para llamar la atención sobre el tema de su autonomía.

 

Para decirlo claro: no podremos tener un banco central de verdad autónomo mientras la política cambiaria continúe siendo manejada según el parecer del gobierno en turno.

 

Veamos. El Artículo 21 de la Ley del Banxico, señala que:

El Banco de México deberá actuar en materia cambiaria de acuerdo con las directrices que determine una Comisión de Cambios, que estará integrada por el Secretario y el Subsecretario de Hacienda y Crédito Público, otro subsecretario de dicha Dependencia que designe el Titular de ésta, el Gobernador del Banco y dos miembros de la Junta de Gobierno, que el propio Gobernador designe. Los integrantes de la Comisión no tendrán suplentes.

Las sesiones de la Comisión serán presididas por el Secretario de Hacienda y Crédito Público, en su ausencia, por el Gobernador y, en ausencia de ambos, por el subsecretario que designe el Titular de la citada Secretaría. Quien presida la sesión tendrá voto de calidad en caso de empate.

La Comisión podrá reunirse en todo tiempo a solicitud del Secretario de Hacienda y Crédito Público o del Gobernador; sus sesiones deberán celebrarse con la asistencia de por lo menos tres de sus miembros, siempre que tanto dicha Secretaría como el Banco de México se encuentren representados. Las resoluciones de la Comisión se tomarán por mayoría de votos, siendo necesario en todo caso el voto favorable de por lo menos uno de los representantes de la citada Secretaría.

El Gobernador informará a la Junta de Gobierno sobre dichas resoluciones.

El secretario de la Junta de Gobierno y su suplente lo serán también de la Comisión de Cambios.’

 

Como queda claro, quien lleva la voz de mando es el secretario de Hacienda (SHCP). Preside y tiene voto de calidad; luego, tienen que estar mínimo tres miembros de la CdC en sus sesiones, pero eso sí, al menos uno de SHCP y es indispensable su voto a favor.

 

En suma, ahí sólo pasa lo que el gobierno quiere.

Se trata pues del último rincón que le falta de autonomía –y es demasiado importante- al Instituto Central que bien gobierna Agustín Carstens. Esto tiene que corregirse.

 

Todo lo anterior explica la redacción del comunicado del martes en el que la CdC da a conocer las coberturas cambiarias.

 

Por ejemplo, se habla de que la ‘volatilidad’ del tipo de cambio ‘no es consistente con los fundamentos económicos del país’. O sea, que en opinión del gobierno –que como le digo es quien manda en la CdC-, el dólar está muy caro y hay que bajarlo interviniendo (manipulando) el mercado. Mala señal.

 

De los dos –gobierno y Banxico-, ya sabemos cuál es pésimo para el manejo del erario, cuál sigue gastando muy por encima de lo que se le autoriza en el Presupuesto de Egresos de la Federación cada año y cuál se resiste a reducir ese gasto.

 

Así que confiar en que la decisión de intervenir el mercado fue acertada, cuando quien la tomó realmente fue el reprobado en materia financiera, es una mala idea.

 

Banxico en cambio sí ha hecho su tarea. En anticipación a las muy fuertes presiones inflacionarias que tenemos encima, comenzó un ciclo alcista de su tasa de interés objetivo, y ha hecho reiterados llamados al gobierno federal a consolidar las finanzas públicas. Lo han ignorado.

 

El boletín de la CdC dejó en claro que además de las coberturas, ‘no descarta’ acciones adicionales ‘en caso de ser necesario’, mediante los otros instrumentos que ha utilizado en el pasado. Preocupa porque esa actitud de defender al peso (o a cualquier divisa) ‘como perro’, siempre acaba mal.

 

En vez de eso mejor confiemos en una institución como Banxico y otorguémosle la autonomía en lo último que le hace falta.

 

Le aseguro que la política cambiaria estará en mejores manos, que si seguimos como hasta ahora.

 

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