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Beta y alfa: cómo medir riesgo y rendimiento en acciones

Descubre cómo calcular la beta de una acción, qué significa el alfa, cómo se relacionan con el riesgo y el rendimiento, y por qué son claves para tomar decisiones más acertadas en Bolsa.
¿Cómo calcular el Alfa y Beta de una acción o fondo?
¿Cómo calcular el Alfa y Beta de una acción o fondo?


Si alguna vez te preguntaste por qué algunas acciones suben más que el mercado y otras parecen ir por su cuenta, la respuesta suele estar en dos métricas: alfa y beta. Estas dos letras griegas, que suenan a jerga de analista, en realidad son herramientas muy útiles para evaluar cuánto riesgo estás asumiendo y si te están pagando lo suficiente por tomarlo. En este artículo, te explico cómo interpretar y calcular la beta de una acción —la más buscada por los inversionistas— y cómo usar el alfa para saber si realmente estás generando valor con tu portafolio.

¿Qué es la beta de una acción y para qué sirve?

Cuando hablamos de beta (β) en finanzas, nos referimos a una medida del riesgo sistemático de una acción frente al comportamiento general del mercado. Es decir, cuánto se mueve un título en comparación con un índice de referencia. En pocas palabras, la beta te dice qué tan sensible es una acción a los altibajos del mercado.

Este indicador es clave si quieres entender cuánta volatilidad estás asumiendo al invertir en una acción específica. No mide el riesgo total (porque no incluye eventos particulares de la empresa), sino únicamente el que no se puede diversificar: ese que arrastra todo el mercado. 

¿Cómo se interpreta el valor de la beta?

 
  • β = 1,0: la acción se mueve igual que el mercado. Si el índice sube 2 %, se espera que la acción también lo haga.
  • β > 1,0: más volátil que el mercado. Si β = 1,5, la acción podría subir (o bajar) un 50 % más que el índice.
  • β < 1,0: menos volátil. Una acción con β = 0,6 se moverá un 40 % menos que el mercado.
  • β negativa: muy poco común, indica que la acción tiende a moverse en sentido contrario al mercado (ej. algunas coberturas o activos anticíclicos).

¿Por qué es relevante en México?

En el contexto mexicano, la beta se suele calcular usando como referencia el índice S&P/BMV IPC, que agrupa a las 35 empresas más líquidas de la Bolsa Mexicana de Valores. Así que si quieres saber cómo se comporta una acción frente al entorno bursátil local, necesitas medir su beta respecto a este índice.

Por ejemplo, si estás evaluando acciones de Cemex o América Móvil, conocer su beta frente al IPC te puede dar pistas sobre cómo podrían reaccionar ante cambios económicos, elecciones, o movimientos en los mercados globales. 

¿En qué carteras tiene más peso la beta?

La beta es especialmente útil para: 

  • Carteras diversificadas, donde el riesgo específico ya se diluyó y queda solo el sistemático.
  • Fondos de inversión o ETFs que replican índices, ya que buscan ajustar el riesgo según la beta.
  • Inversores institucionales que siguen modelos como el CAPM o gestionan carteras con mandatos de riesgo claro.

En cambio, si tienes una cartera muy concentrada o basada en análisis cualitativo, la beta puede no ser tan decisiva, aunque siempre aporta contexto útil.

¿Cómo calcular la beta de una acción paso a paso?

Medir la beta no es tan complicado como suena. Aunque detrás hay algo de estadística, con una hoja de Excel bien armada puedes tenerla lista en minutos. Eso sí, necesitas datos históricos confiables tanto de la acción como del índice de referencia. 

Fórmula de la beta

La fórmula teórica es:

β = Cov(Ri, Rm) / Var(Rm) 

¿Y eso qué significa? 

  • Ri: son los rendimientos de la acción que estás analizando.
  • Rm: son los rendimientos del mercado, que suele ser el índice de referencia (en México, el S&P/BMV IPC).
  • Cov(Ri, Rm): covarianza entre los rendimientos de la acción y del mercado. Mide si tienden a moverse juntos.
  • Var(Rm): varianza del mercado, o qué tanto fluctúa por sí solo.

En resumen, la beta te dice qué tanto se mueve la acción en relación al mercado. Si ambos se mueven igual, la beta será cercana a 1. Si la acción se mueve más o menos, el número sube o baja respectivamente.
 
Ejemplo de fórmula para Beta


Cálculo práctico en Excel

Para evitar meterte en cálculos de varianza y covarianza, Excel te lo resuelve fácil con esta fórmula:

=SLOPE(arrayY, arrayX) 

  • arrayY: columna de rendimientos de la acción.
  • arrayX: columna de rendimientos del índice.

Ejemplo práctico con datos reales

Supón que quieres calcular la beta de Grupo Bimbo (BIMBOA.MX) comparada con el S&P/BMV IPC, usando datos diarios del último año.

  1. Descarga los precios de cierre ajustados de ambas series.
  2. Calcula los rendimientos diarios ([(Precio actual / Precio anterior) - 1]).
  3. Aplica la función en una celda:

=SLOPE(D2:D252, E2:E252)

Donde: 
  • D2:D252 contiene los rendimientos de BIMBO.
  • E2:E252 los del IPC.

El valor que obtienes es la beta. Si da, por ejemplo, 0.85, eso indica que Bimbo es menos volátil que el mercado mexicano. Un detalle importante: mientras más datos uses (idealmente 1 año o más de datos diarios), más confiable será la beta que calcules. 
 

¿Qué es el alfa y qué revela de una inversión?

Mientras que la beta mide cuánto se mueve una acción respecto al mercado, el alfa (α) se enfoca en otra cosa: qué tanto rendimiento generó por encima (o por debajo) de lo que se esperaba dadas sus condiciones de riesgo.

Dicho de forma sencilla, el alfa representa la “ganancia extra” atribuible al buen manejo, a la selección de activos o a decisiones acertadas del inversor o gestor del fondo

¿Cómo se interpreta el alfa?

 
  • Alfa positiva (α > 0): la inversión rindió más de lo que se esperaba según su beta. Es señal de buen desempeño.
  • Alfa negativa (α < 0): la rentabilidad fue menor a la prevista. Puede indicar errores en la gestión o condiciones adversas no previstas.
  • Alfa igual a cero: la inversión rindió exactamente lo que se esperaba de ella dado su nivel de riesgo sistemático.

Es importante notar que el alfa no mide el riesgo total, ni la volatilidad. Solo evalúa si, una vez descontado el efecto del mercado (beta), la inversión logró un rendimiento diferencial. 

¿Por qué importa el alfa en fondos activos?

En el mundo real, el alfa es el santo grial para los gestores activos. Si alguien cobra una comisión por administrar tu dinero, lo mínimo que esperarías es que genere alfa, ¿no? 

  • En fondos de inversión, un alfa positivo justifica las comisiones de gestión activa.
  • En cambio, si un fondo obtiene el mismo rendimiento que el índice pero cobra comisiones, su alfa es cero o negativo… y podrías haber invertido en un ETF más barato.

Por eso, comparar el alfa entre fondos o gestores es una forma directa de medir su habilidad para generar valor real más allá de replicar al mercado.

Fórmula del alfa: rendimiento real vs esperado

Calcular el alfa (α) no es complicado si ya conoces la beta de la acción o del fondo que estás analizando. La fórmula es:

α = Rendimiento real – [Rf + β × (Rm – Rf)] 

¿Y qué significa cada parte? 

  • α: es el alfa, el “plus” (o “castigo”) respecto al rendimiento esperado.
  • Rendimiento real: es el retorno total que efectivamente obtuvo la inversión en el periodo.
  • Rf: tasa libre de riesgo (en México, se suele usar el rendimiento de Cetes a 28 días o Bonos M).
  • β: beta del activo o fondo.
  • Rm: rendimiento del mercado en el mismo periodo (puede ser el índice S&P/BMV IPC).

La expresión entre corchetes [Rf + β × (Rm – Rf)] representa el rendimiento esperado según el modelo CAPM. Es decir, lo que una inversión debería haber rendido dada su exposición al mercado (beta) y el rendimiento del propio mercado. 

Ejemplo de fórmula Alfa


Ejemplo práctico con números simples

Supongamos que estás evaluando una acción mexicana o un fondo que, en el último año: 

  • Tuvo un rendimiento real del 16 %
  • El rendimiento del S&P/BMV IPC (Rm) fue de 12 %
  • La beta de la inversión es 1.3
  • La tasa libre de riesgo (Rf) es del 7 %

Ahora aplicamos la fórmula:

α = 16 % – [7 % + 1.3 × (12 % – 7 %)]
α = 16 % – [7 % + 6.5 %]
α = 16 % – 13.5 % = 2.5 %

➡️ Resultado: alfa positivo de 2.5 %

Esto quiere decir que la inversión superó su rendimiento esperado en 2.5 puntos porcentuales, lo que indica que generó valor más allá del riesgo sistemático que asumió. Un resultado así podría justificar decisiones del gestor, una estrategia exitosa o simplemente que el mercado subestimó su desempeño.

Diferencias clave entre alfa y beta

Aunque alfa y beta suelen analizarse juntos, no miden lo mismo ni sirven para lo mismo. De hecho, entender la diferencia entre ambos es fundamental para evaluar correctamente el rendimiento y riesgo de una inversión

¿Qué mide cada uno?

 
  • Beta (β): mide riesgo sistemático. Indica cuán sensible es una inversión a los movimientos del mercado. No importa si la acción sube o baja, sino cuánto lo hace en relación con el índice de referencia.
  • Alfa (α): mide rendimiento diferencial. Es la parte del rendimiento que no se explica por la beta. Sirve para juzgar si una inversión rindió más (o menos) de lo que se esperaba según su riesgo.

¿Cuál es más relevante según el enfoque del inversor?

 
  • Si eres un inversor pasivo que replica índices, probablemente te interese controlar la beta para mantenerte alineado con el mercado.
  • Si inviertes en fondos activos o seleccionas acciones por análisis propio, lo que te interesa es que esa elección genere alfa positivo.

Comparativa rápida: alfa vs beta

 
Característica
Beta (β)
Alfa (α)
¿Qué mide?
Riesgo sistemático
Rendimiento extra sobre lo esperado
¿Referencia?
Índice de mercado (ej. S&P/BMV IPC)
Modelo CAPM (con beta y Rf)
¿Qué indica?
Volatilidad respecto al mercado
Habilidad del gestor o del activo
¿Uso típico?
Control de riesgo
Evaluación de rendimiento real
¿Quién lo usa más?
Gestores pasivos, analistas de riesgo
Inversores activos, gestores de fondos
 

¿Se pueden usar juntos?

Sí, y de hecho funcionan mejor como binomio: mientras la beta te advierte sobre cuánto se moverá una inversión frente al mercado, el alfa te dice si valió la pena asumir ese movimiento. En resumen, una acción con alta beta pero buen alfa puede ser muy rentable si soportas la volatilidad. Una con baja beta y alfa negativo, por el contrario, puede ser “tranquila” pero poco eficiente. 
 

¿Por qué alfa y beta son tan usados en finanzas?

Tanto el alfa como la beta nacen del modelo de valoración de activos financieros (CAPM), un pilar en la teoría moderna de carteras. Este modelo busca responder una pregunta sencilla pero poderosa: ¿cuánto debería rendir una inversión dado su nivel de riesgo?

Y para eso, se apoya en dos variables centrales:

  • Beta, que representa el riesgo sistemático asumido.
  • Alfa, que mide si el rendimiento obtenido supera (o no) lo que se esperaría según esa beta.

CAPM: la fórmula base

El modelo CAPM se expresa así:

Rendimiento esperado = Rf + β × (Rm – Rf)

A partir de ahí, el alfa se define como la diferencia entre el rendimiento real y ese rendimiento esperado.

Este enfoque ha sido adoptado por gestores de fondos, analistas cuantitativos, asesores patrimoniales y plataformas de inversión en todo el mundo.

¿Por qué son tan relevantes en la práctica?


  • Permiten comparar inversiones distintas bajo una misma lógica de riesgo-retorno.
  • Son útiles tanto para acciones individuales como para evaluar fondos de inversión.
  • Sirven como base para estructurar portafolios balanceados, donde se decide cuánto riesgo asumir y a qué se le exige rendimiento adicional.

Aplicación real en la industria

En casas de bolsa, bancos y fondos de pensiones en México, el alfa y la beta son usados para:

  • Medir el desempeño de mandatos de inversión activos.
  • Ajustar las ponderaciones en portafolios según la volatilidad relativa.
  • Construir productos financieros ligados al desempeño ajustado por riesgo (ej. ETFs inteligentes o “smart beta”).

Por eso, incluso si operas por tu cuenta, entender estas métricas te da una ventaja a la hora de analizar opciones y tomar decisiones más fundamentadas.

Limitaciones al usar alfa y beta

Aunque alfa y beta son herramientas muy útiles para entender el desempeño y el riesgo de una inversión, no son infalibles ni aplican en todo contexto sin matices. De hecho, uno de los errores más comunes es tomarlas como verdades absolutas sin considerar sus limitaciones.

Tanto el alfa como la beta se calculan a partir de datos pasados. Por lo tanto, reflejan cómo se comportó la acción o el fondo en un periodo específico, pero no predicen cómo lo harán en el futuro.

  • Un fondo que tuvo un alfa positivo en el último año puede no repetirlo.
  • Una beta baja hoy podría dispararse si cambia el contexto económico.

Conclusión: no extrapoles sin revisar si las condiciones actuales siguen siendo comparables a las del periodo analizado.

No contemplan riesgos específicos (idiosincráticos)

Estas métricas se centran en el riesgo sistemático (el que afecta a todo el mercado), pero ignoran factores propios de la empresa o activo analizado.

Ejemplos de riesgos no cubiertos:

  • Problemas legales internos.
  • Cambios de directiva.
  • Modelos de negocio inestables.
  • Regulaciones locales inesperadas.

👉 Si una acción tiene buena beta y alfa, pero enfrenta una crisis reputacional o financiera interna, estos indicadores no lo reflejarán.

La beta no es estable: puede variar según el periodo

La beta no es un valor fijo, cambia según:

  • El rango de fechas elegido.
  • La frecuencia de datos (diaria, semanal, mensual).
  • El índice de referencia utilizado.

Por ejemplo:

  • Una acción puede tener una beta de 0.8 usando datos de los últimos 12 meses… y 1.2 si analizas los últimos 3 años.

Por eso es importante verificar cómo se calculó la beta antes de usarla en tus análisis o comparaciones.

Herramientas para obtener alfa y beta sin cálculos

Aunque puedes calcular alfa y beta manualmente con Excel o fórmulas estadísticas, si lo que quieres es agilidad y precisión, hay herramientas confiables que ya hacen ese trabajo por ti, sobre todo si estás analizando acciones o fondos que cotizan en México.

Plataformas que ofrecen alfa y beta ya calculados

  • Bloomberg: acceso profesional, muestra beta y alfa ajustados, junto con datos históricos y benchmarks personalizables.
  • Reuters / Refinitiv: útil para comparar fondos y acciones de manera gráfica y con contexto del mercado.
  • Morningstar México: ideal para evaluar fondos de inversión y ETFs. Muestra alfa, beta, R² y desviación estándar.
  • TradingView / Yahoo Finance: si buscas una alternativa gratuita, puedes consultar la beta precalculada para muchas acciones. Ojo: en algunos casos, el benchmark es el S&P500, no el IPC.

¿Y si quiero hacerlo yo?

Si prefieres calcularlo tú para entender mejor el proceso:

  1. Descarga precios históricos desde Yahoo Finance, BIVA o BMV.
  2. Usa Excel o Google Sheets para calcular rendimientos diarios.
  3. Aplica:

    • =SLOPE(RendimientoAcción, RendimientoÍndice) para la beta.
    • Fórmula CAPM para el rendimiento esperado y luego el alfa.

  4. Asegúrate de usar la misma frecuencia y periodo para ambos activos.

Un último consejo práctico

Si estás comparando fondos o acciones con fines de inversión real, verifica:

  • Que el benchmark usado sea el adecuado (ej. IPC o sectorial).
  • Que el periodo de análisis sea relevante para tus objetivos (no es lo mismo 6 meses que 3 años).
  • Que el alfa esté acompañado de un buen R², que indica si la beta explica bien los movimientos del activo.

Usa estas herramientas para ahorrar tiempo, pero nunca dejes de cuestionar el contexto detrás del dato.

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